Receta con historia
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Receta con historia
El dulce que la musa de Goya hacía servir al pintorFue una de las primeras mecenas del pintor español y hay quienes le atribuyeron un romance con el aragonés, quien la retrató en varios de sus cuadros. Los amoríos entre María Teresa Pilar Cayetana de Silva Álvarez de Toledo, duquesa de Alba desde 1776 hasta ... su muerte, y Francisco de Goya y Lucientes, parece que fueron solo una leyenda urbana sin ningún fundamento histórico; eso sí, indestructible. Lo que sí es completamente cierto es que la duquesa era amante de la buena mesa. «Eran frecuentes las cenas que doña María Teresa ofrecía a sus invitados, donde no faltaba la música y los exquisitos manjares. Estos ágapes se alargaban hasta el amanecer. Goya participó en muchas de ellas. Ambos disfrutaban de la buena mesa, del buen vino y de su mutua compañía», cuenta Eva Celada en su libro 'La cocina de la Casa de Alba'.
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Protegido en su juventud por la familia del padrastro y la madre de Teresa, fue a partir de 1795 cuando hubo una mayor conexión de los Alba con Goya, que pintó sus retratos. En 1797, la duquesa, aún de luto por la muerte de su marido el año anterior, estaba en Sanlúcar, y allí debió de pintar Goya su 'Retrato de la duquesa de Alba de negro', hoy en la Sociedad Hispánica de América de Nueva York. «Fueron numerosas las ocasiones en las que Goya y doña Cayetana compartieron mesa y mantel. Algunas de ellas fueron cenas privadas. Según algunos cronistas, la duquesa dispensaba al servicio hasta el día siguiente para no ser molestada», relata Celada en su obra en la que recoge algunos de los platos de aquellas cenas, entre ellos, las manzanas con yemas. «Se puede decir que los miembros de la Casa de Alba han sido siempre amantes de los dulces: los postres de fruta y las tartas siempre han tenido un papel importante en celebraciones y festejos».
Tiempo total
45 minutos
Comensales
4
Categorías
Postre
4 manzanas reineta
4 huevos
Medio vaso de azúcar
Un limón
Se pelan las manzanas, se quitan las semillas y se colocan en una cazuela pequeña con tapa junto con el medio vaso de azúcar (se reserva un poco para las claras a punto de nieve) y la corteza del limón. Se ponen a cocer a fuego muy lento, tapadas, y se van moviendo de vez en cuando con cuidado para que no se peguen ni se rompan. Cuando estén blandas, se sacan, se escurren y se colocan en una fuente. Se mantiene el almíbar en el cazo a fuego lento.
Se baten las yemas de los huevos en un cuenco y se añaden al cazo del almíbar, removiendo constantemente. Se vierte la mezcla con cuidado sobre las manzanas. Se baten las claras a punto de nieve con un poco de azúcar y se coloca en bolas junto a las manzanas. Se sirven de inmediato.
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