La odisea de traer en furgoneta a Burgos a seis refugiados ucranianos

Con él vienen tres mujeres, una de ellas embarazada, y otros tres niños, además de algunos familiares como su primo de Bilbao, con el que se ha turnado al volante para hacer 'del tirón' este viaje infinito. Y si bien no es sencillo, la vuelta está resultado realmente una odisea, en palabras del propio Nacho, pues han tenido una avería en la furgoneta y han tenido que cambiar de vehículo.

Ocurrió este sábado en territorio polaco. La furgoneta, alquilada, se estropeó y les exigían 3.000 euros para alquilar otros dos coches con los que continuar el viaje. «La empresa española sí que lo peleó», asegura, pero el problema vino con el servicio polaco y las autoridades del país. Es «muy indignante», se lamenta. Al final, «después de horas de espera» y de quedarse tirados en la calle, les dieron una solución.

La empresa de alquiler española ha asumido el coste de nuevo alquiler, pese a que la «avería está perfectamente cubierta en el contrato», se lamenta el burgalés. Aunque la experiencia en Polonia «ha sido una locura», afortunadamente, han podido continuar camino. La noche la han pasado en Dresde, Alemania, y Nacho reconoce que los refugiados están «muy, muy cansados».

José Ignacio Alonso es solo un ejemplo, notable eso sí, de la gran solidaridad de los burgaleses, que se han volcado con Ucrania. Este sábado salía el segundo cargamento de ayuda humanitaria recabada en la parroquia de Fuentecillas, mientras se preparaba el tercero, con la intención de enviarlo este domingo. Ayer salieron 40 toneladas de productos y la iglesia se ha visto desbordada.

Eso sí, las autoridades siguen insistiendo en que la mejor forma de organizar esta ayuda es canalizarla a través de ONGs y entidades sociales que trabajan sobre el terreno para garantizar que llega, se reparte y es útil. También recuerdan que los ucranianos van a necesitar nuestra ayuda, no solo ahora, de manera inmediata, sino en las próximas semanas, así que hay que dosificar la solidaridad.