Escober de Tábara perdió mucho más que la vida de Victoriano Antón, el pastor al que devoraron las llamas. A los cientos de reses muertas, se suman nueve de los diez colmeneros de La Miel de Laura, el negocio de Laura Gago y Fernando Cañibano.
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«Hemos perdido unas 800 colmenas. Hay más de 2.000 kilos calcinados en el suelo», calcula Fernando mientras enseña las fotos de la desolación apícola.Cree que tendrá suerte si salva 2.000 de los 12.000 kilos de producción anual.
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«Ahora solo queda sacarlas de aquí y alimentarlas fuera. No tendrían dónde comer». La pareja empezó en 2016 y ya han logrado un par de premios mundiales como el Platinum de la Feria de Londres. «Apostamos por un pueblo y productos de calidad. Pero estamos vendidos de la mano de Dios. Ahora toca reinventarse. Tenemos 300.000 euros 'chamuscados' en los campos», se lamenta.
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