«Los vecinos evacuados vienen ya con resignación y la carga emocional es bastante alta»

«Se va notando que la gente viene ya con resignación, pensando ya me tocó y se nota que la carga emocional es bastante alta». Son las palabras de Alejandro Hernández García, responsable del dispositivo desplegado por Cruz Roja en el recinto ferial Ifeza de Zamora, para describir el ánimo de los habitantes de los pueblos que han sido evacuados. Los incendios no dan tregua a la provincia de Zamora y esto va haciendo mella en el ánimo de los vecinos de los pueblos desalojados, que llegan a la capital con resignación después de que se hayan declarado tres incendios en los que ha sido necesario evacuar poblaciones.

En Ifeza han pasado la noche cuarenta habitantes de la zona por el incendio de Vegalatrave. Esta mañana han podido regresar a sus casas. El montaje de este último operativo ha sido más rápido, no solo porque han sido menos los pueblos desalojados que en los anteriores dos grandes incendios, el de Losacio y la Sierra de la Culebra, sino también por la experiencia acumulada. «Todos los equipos, para nuestra desgracia, estamos cogiendo bastante rodaje en todo el montaje y ya lo hacemos todo muchísimo más rodado y con mucha experiencia», ha señalado Alejandro Hernández.

Las estimaciones de Cruz Roja es que a los albergues llega solo un 10% de la población que se desaloja porque muchos optan por trasladarse a casas de familiares, a segundas residencias o aunque estén censados en el municipio, no se encuentran en el pueblo en ese momento.

A las nueve de la mañana eran pocos los vecinos que continuaban en el recinto ferial. Ya tenían el aviso de que el regreso a sus casas era cuestión de horas. Entre ellos se encontraban Manuel Barrigón y Domingo Vicente, que han explicado que el humo estaba muy cerca cuando decidieron salir de Losacio en su coche particular. «El fuego rodeó todo el pueblo, nos rodeó totalmente», recuerda Manuel Barrigón.

«Ahora sí que entró en el pueblo y nos rodeó porque el pueblo tiene muchos pinos y muchas escobas. Lo malo es tener que salir pitando», añade Domingo Vicente, para quien ha sido triste tener que dejar su casa y abandonar el pueblo en esta circunstancia y con lo puesto. «Pero nos han tratado bien», afirma sobre un aspecto en el que están de acuerdo todos los vecinos a los que se pregunta.

Es el caso de Pedro Gelado, de Marquiz de Alba, quien emocionado ha agradecido la atención recibida en Ifeza. «Fabulosos todos, ofreciendo su cariño lo primero». Junto a él, otra vecina de Marquiz, Isolina Rodíguez, explica que las llamas estuvieron muy próximas a las casas. «Lo he vivido temblando porque el fuego iba llegando al pueblo y creíamos que ardía todo, pero gracias a Dios se libró».

De Marquiz es también Feli Rodríguez. «Es triste tener que salir de casa, pero cualquiera aguanta lo que venía con el fuego que había. Lo bueno que tenemos es que es una maravilla como nos tratan. Yo creo que en un hotel no nos tratan como nos han tratado aquí. Estoy encantada con ellos. Lo que hace esta gente no es pagado con dinero». En su recuerdo, las instrucciones de la Guardia Civil para que salieran rápido de sus viviendas porque el fuego «viene a pasos agigantados, a pasos agigantados».

Horas después pudieron emprender el viaje de regreso a sus hogares. Antes ya les habían avisado por teléfono de que el paisaje era desolador. «Es lo que hay, no nos queda otro remedio que aguantar», lamentaba Feli Rodríguez antes de verlo con sus propios ojos.

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