Parques infantiles para el ganado que huye del fuego

De madrugada, los García tomaron la decisión. «Hay que sacar al ganado, porque el fuego está bajando de la sierra». Fue el mensaje casi somnoliento del padre de Unai García, quien casi sin pegar ojo, -«como el resto del pueblo», interrumpe-, ayudó a su padre a evacuar a las trescientas ovejas y cabras con las que cuentan en una nave en la zona norte de Tábara.

«Hemos dividido a los animales, y hemos traído a muchos aquí donde están a salvo», explica Unai, quien aprovecha para recordar a Victoriano Antón, ganadero fallecido en el incendio, precisamente cuanto intentaba salvar a sus animales.

«Son nuestra vida, ¿qué vamos a hacer?», defiende el joven ganadero mientras observa cómo sus ovejas se protegen del calor debajo de un tobogán.

En Tábara, además del sonido cada vez más cercano del fuego, destaca el balido de las ovejas desde el parque infantil de la localidad, ahora ocupado por un rebaño «nervioso» ante los cambios. «Sienten el peligro», explica otro ganadero, que tiene caballos en la localidad y que teme por sus animales en una nave que no ha podido ser desalojada.

El fuego también se ha cebado con los animales, que ven como cada vez su hábitat natural se ve reducido, máxime cuando hace un mes, buena parte de la Sierra de la Culebra fue pasto de las llamas.

Los ciervos huyen desorientados ante hectáreas y hectáreas arrasadas.

A las llamas les preceden una oleada de saltamontes agitados que enmarañan todo a su paso, mientras que las abejas zumban y las colmenas arden.

Son solo algunos de los ejemplos de lo vivido en Tábara y sus aledaños, en los que los vecinos siguen empeñados en salvar naves con animales dentro.

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