En Tábara casi nadie se mueve. Las llamas tiznan algunas naves, y el fuego avanza descontrolado junto a la carretera nacional en dirección a Zamora, pero también a escasos dos kilómetros del barrio de San Lorenzo o en la salida hacia Ferreruela.
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«Es ... un monstruo de 20 cabezas», aseguran por radio desde el helicóptero de emergencias que vuela desde la base de Villardeciervos desde primera hora de este lunes.
«Con este viento y con tantos focos, solo se puede tratar de evitar que no haya más pérdidas humanas y que las llamas no lleguen a zonas habitadas», describen desde la jefatura del dispositivo en un descampado a las afueras de Tábara, y que poco después de las 15:00 horas ha vivido hasta dos intentos de desalojo ante la cercanía del incendio de Losacio.
Las pérdidas humanas
Las órdenes llegan por un walkie a los representantes de Emergencias, a la Guardia Civil, a los agentes de la UME, a los bomberos forestales que avanzan y retroceden ante la mirada de vecinos que gritan desesperados al ver cómo el viento arrastra una lengua de fuego que arrasa las primeras casas. «Pero no os vayáis. No nos dejéis», imploran desde los aledaños del restaurante Galicia, cerrado «con servicio solo para voluntarios» ante la orden de desalojo de Tábara.
No ha habido respuesta de los vecinos. La mayoría -los de más edad- atrincherados en sus casas. Los más jóvenes luchan como pueden. «O lo hacemos nosotros o nos quedamos sin nada», defiende José Antonio Feijoó.
Junto al Galicia se viven los momentos más tensos de la jornada. Ángel Martín, del almacén de construcciones de la localidad, ante el avance del fuego, coge una máquina tractor para tratar de evitar su avance, pero en directo y ante la mirada de vecinos y amigos, termina engullido por el fuego.
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Las lágrimas se le escapan a los antiguos dueños del restaurante. A sus hijas. A sus amigos, mientras a Ángel se lo llevan en ambulancia a Zamora con pronóstico reservado.
«Otra desgracia», lamenta el alcalde de Tábara, Antonio Juárez, quien recuerda al pastor de Escober, fallecido en el incendio, o el brigadista de Ferreras de Abajo. «Esto no ha terminado y se ha reaccionado de nuevo tarde. Estamos solos», agrega de inmediato el regidor zamorano.
El drama humano está también en Getafe, donde otro bombero forestal permanece ingresado, junto con Eugenio Ratón, vecino de Sesnández, a quien el incendio sorprendió en la noche en la carretera hacia Tábara. Las llamas le atraparon a él y a su padre de 100 años, y calcinaron su vehículo. Milagrosamente, el vecino centenario sólo tuvo una quemadura en la parte del pecho al huir a tiempo.
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La Guardia Civil trata de evitar más accidentes y pide a los vecinos que se marchen, con casi 3.000 personas evacuadas. «Si nos vamos, nos quedamos sin casa, porque aquí no ha venido nadie… Ahora cuando ya está todo fatal aparecen los hidroaviones, los bomberos, la UME…», concluye Petri Vara, ante el asentimiento de otros quince vecinos que observan cómo un nuevo cambio de viento amenaza con traer de nuevo «una cabeza» del incendio a Tábara.
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