El Ayuntamiento limita el ruido de los bares de Coca, Poniente y Pasión

De manera que desde ya se considera el entorno de la plaza de Martí y Monsó (Coca) como una 'Zona Acústica Saturada' (ZAS), la primera en ser declarada como tal en la capital, lo que implica una batería de medidas y restricciones que pretenden compatibilizar el ocio nocturno y el descanso de los vecinos y que hace especial énfasis en los horarios tanto de los bares musicales en sí, más de setenta en este área, como de las terrazas.

La principal medida establecida en la denominada 'ZAS número 1 Coca', que así se ha bautizado legalmente y que afecta a 74 negocios de hostelería (63 de ellos son bares musicales), pasa por la imposibilidad de conceder nuevas licencias a actividades potencialmente ruidosas (léase bares musicales y discotecas) en locales situados en el área comprendida entre las plazas de Martí y Monsó, Poniente y Santa Ana; el paseo de Isabel la Católica, y las calles Molinos, Correos, Reina, Pasión, San Lorenzo y Pedro Niño. Esto supone que en adelante, a lo sumo, los negocios 'ruidosos' existentes solo podrán cambiar de manos o, en el mejor de los casos, modificar su uso (a cafetería, restaurante...) cuando este implique una disminución del ruido que pueda generar.

El segundo punto del 'ZAS' ahonda en las restricciones a futuro en el sentido de impedir la instalación de nuevas terrazas o la ampliación de las existentes, además de impedir los conciertos en la calle. El apartado 'b' de la normativa especifica, en este sentido, que «no se autorizarán amenizaciones con música en directo, de carácter privado (sí podrían hacerse con autorizaciones especiales durante las fiestas), en el exterior de los locales».

La vigilancia y control de los horarios también ocupa una parte importante de la regulación de esta zona de copas en torno a la plaza de Coca. Así, en cuanto a las terrazas, se establece que todas ellas deberán quedar «completamente recogidas» a la 1:00 horas de domingo a jueves y festivos y a las 2:00 (en punto) los viernes, sábados y vísperas de festivos y se concreta, incluso, el 'sistema de recogida', que «deberá hacerse con las medidas silenciosas adecuadas que sean necesarias y de manera que sea imposible su uso fuera de horarios». Esto último busca impedir, incluso, dejar la copa apoyada a las puertas del local de turno.

La normativa, por otro lado, intenta combatir «la proliferación de 'after'» en el entorno a través de la tradicional trampa (legal) de obtener la doble licencia de bar musical y cafetería. Con dicho permiso autonómica se podía, hasta ahora, cerrar un bar a su hora límite (de bar musical) y abrirlo solo dos horas después (como cafetería). A partir de hoy mismo esta margen horario se duplica hasta las cuatro horas, es decir, que los bares musicales tendrán su hora de cierre habitual los fines de semana (4:30 horas) y no podrán abrir de nuevo, ya como cafeterías, hasta pasadas esas cuatro horas (8:30). «Entendemos que esta media va a impedir las aglomeraciones en la calle de clientes que esperan la reapertura de los locales como 'after'», ha apuntado la concejala.

La declaración de la 'zona acústicamente saturada' incluye a su vez un refuerzo de los controles de los ruidos generados por los bares con una revisión de oficio de los limitadores y registradores de decibelios (el máximo se establece entre los 44 y los 66 en función de la ubicación del local) e incorpora la obligatoriedad, por parte de los negocios, de «programas los limitadores para que se produzca el corte de la música en todos los periodos en los que el establecimiento debe estar cerrado». Esto supondrá que la música debería apagarse de manera automática la hora de cierre.

El Ayuntamiento, a través de los policías locales, reforzará la vigilancia del cumplimiento de la nueva normativa en el 'ZAS número 1 Coca', en cuanto a horarios, ruidos..., y anticipa que «se podrá clausurar temporalmente la actividad si se computan dos expedientes sancionadores graves en un año (desde 601 y 12.000 euros)».

La declaración de 'ZAS' del entorno de la zona de copas de Coca comenzó a gestarse hace tres años, cuando el Consistorio instaló tres medidores de ruido, una suerte de cajas blancas con un micrófono incorporado, en distintos puntos del entorno de la plaza Martí y Monsó. Los resultados de sus mediciones, al comprobarse que se superaban con creces los 10 decibelios, sobre todo, los fines de semana en horario nocturno, han llevado a la entrada en vigor de la normativa, que fue aprobada inicialmente el 11 de octubre del año pasado y que recibió 52 alegaciones, en su mayoría de vecinos, salvo dos presentadas por hosteleros para solicitar la anulación de la declaración.