Ana García y Lucio Carbajo, con su perra Lía, en Tudela de Duero. Rodrigo Jiménez
Valladolid

De vuelta tras seis años de terremotos, pandemia e inestabilidad política en Sudamérica

Lucio Carbajo y Ana García regresan a Tudela después de aceptar el primero un puesto en las embajadas de Brasil y Perú como agregado del Ministerio de Agricultura

Álvaro Muñoz

Valladolid

Sábado, 10 de diciembre 2022, 19:31

En plena mudanza para instalarse en Tudela de Duero después de hacer, como ellos mismo dicen, las Américas. Lucio Carbajo Goñi, natural de Béjar, y Ana García Seco, oriunda de Valladolid, acaban de aterrizar en España después de vivir de todo en Brasil y ... Perú al estar destinado Lucio, veterinario del Ministerio de Agricultura, en las embajadas españolas de ambos países. Y han padecido de todo porque arrancaron su periplo en 2016 y hasta el 2022 han convivido con la pandemia, inestabilidad política, terremotos y hasta una amenaza. «Y nos quejamos de España», apuntan los protagonistas de una historia laboral que les ha llenado por dentro.

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Un nuevo proyecto de estatus de diplomático pero sin serlo para abrir nuevos negocios comerciales entre estas naciones con España llevaron a Lucio y a Ana, en su primer destino, a Brasil. Aparecieron como Paco Martínez Soria, pero sin gallinas, en el aeropuerto de Brasilia. «En Madrid estábamos muy bien. Me dedicaba fundamentalmente a cuestiones de sanidad animal, erradicación de enfermedades... pero llevaba más de diez años en ese puesto y Madrid nos podía», recalca el bejarano, con un pie y medio en la jubilación. Por su parte, Ana dejó su trabajo para vivir una experiencia diferente junto a su marido, aunque alejados de su hijo Manuel y de su perra Lía.

«Los cónyuges no suelen trabajar, pero aun así para allá que nos fuimos. La experiencia fue maravillosa. Tuvimos mucho contacto con españoles de la embajada, con el Instituto Cervantes; teníamos comidas, cenas, recepciones en las embajadas cada tres días... Llegas allí, no lo sabes, pero entras en la ronda esa», explica Ana en plena mudanza y recolocando todos los detalles que se han traído desde Brasil y Perú.

Inicios duros

Y a pesar de que la experiencia fue extraordinaria, los inicios no fueron fáciles. «En el trabajo, hasta que dimensionaba aquello, me costaba un montón, les hablabas de las explotaciones en España y era ridículo en comparación con Brasil (tiene ocho millones de kilómetros cuadrados de superficie), las diferencias en el país entre el norte, sur, la selva... pero les une que en todos los sitios son súper amables. Son gente de la que te puedes fiar y tienen un espíritu especial. En mi cabeza rondaba que todo lo aprendido y mi experiencia profesional no me iba a servir de nada para esas dimensiones de país. Les iba a parecer ridícula al venir de un país enano y me imaginaba eso de 'Lucio, no puedes comparar las dimensiones con las que tu has trabajado con lo nuestro, tú hablas de cinco millones de bovinos y nosotros de 240, tienes buena voluntad pero te quedas pequeño», rememora el veterinario.

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Pandemia

«Fuimos con seguro médico y nos mandaron un mensaje recalcando la importancia de no salir porque estaba todo saturado»

Una llegada a Brasilia, una ciudad nueva y administrativa, y que sirvió también para vivir los cambios políticos en el país sudamericano. Vivieron la salida de Dilma Rousseff, los dos años de Michel Temer (vicepresidente durante el mandato de Rousseff) y la aparición de Jair Bolsonaro. «Con Bolsonaro coincidimos muy poco porque nos trasladamos a Perú. En Sudamérica hay más inestabilidad política. Hubo muchas revueltas, pero en nuestro día a día, en nuestro trabajo no se reflejaban, aunque, por ejemplo, en Perú, en tres años, hubo ocho ministros de Agricultura diferentes», añaden.

Tras Brasilia, el nuevo destino fue Lima. Aparecieron a finales de 2019 por la capital peruana sin ser ya Paco Martínez Soria. Tocaba empezar de cero. Nuevas amistades, una ciudad diferente («en la que no llueve»), búsqueda de vivienda y nuevos hábitos. Pero apareció la covid y todo se paralizó. El matrimonio, recién llegados, tuvieron que aclimatarse a una situación desconocida para todos. «Fue muy duro, no conocíamos a nadie. Además, veíamos las necesidades de muchas personas. Porque salíamos de donde estábamos y contemplábamos realidades de gente sin frigorífico», agregan sobre su experiencia en Lima, a la par que inciden en que no pensaron en volverse a España. «Te preocupas por tu hijo que estaba en España, pero sabíamos que tenía más familiares. Fuimos con seguro médico y nos mandaron un mensaje recalcando la importancia de no salir porque estaba todo saturado. Por eso, una vez que estás fuera, se dimensiona todo. Cuando en España estaban poniendo las vacunas, en Perú ni se habían comprado. Menos mal que fueron un gran ejemplo a la hora de administrarlas», prosiguen.

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Un periplo en Sudamérica que se completó con varios sustos al moverse la tierra. Varios terremotos, dos de ellos especialmente fuertes, que asustaron a Lucio y a Ana. «En uno de ellos, ingenuo de mí, fui a sujetar la pared», bromean tras una gran experiencia que solo se empañó tras una amenaza. Era el momento de retomar la vida en Tudela.

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