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Emilia de Blas y Pilar Palmero son dos usuarias del Centro de Mayores La Victoria. Ambas son viudas y viven solas, por lo que ... ven el centro como el lugar en el que encuentran el contacto humano del que carecen en casa. Las dos creen que la compañía en su día a día es «fundamental», y por eso decidieron tomar una decisión, tal y como rememora Pilar. «Ella vivía sola en su casa y yo, sola en la mía. Entonces una hija nos dijo que, con la buena amistad que tenemos, podíamos pasar el confinamiento juntas. Así que se vino a vivir a a mi casa para no estar solas esos días» relata esta mujer de 78 años, que vivió con Emilia del 29 de marzo al 8 de junio. «Fue como un noviazgo», apunta Emilia con sorna.
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Ese 'noviazgo' terminó con el relajamiento de las medidas, pero ambas siguen teniendo la necesidad de socializar con otras personas, ahora que el centro de mayores está cerrado. Por eso son unas usuarias fijas de las actividades alternativas que se plantean en La Victoria. Van a marcha nórdica, en verano se apuntaron a gimnasia en el parque Ribera de Castilla y caminan mucho. «Echamos mucho de menos ir al centro de mayores. Por Internet no nos gusta hacer actividades. Somos de hacer cosas de manera presencial, pero tenemos claro que lo primero es la seguridad», explica Emilia poco antes de que Pilar indique que sus ganas de disfrutar de la vida son compatibles con la prevención. «Hacemos cosas para distraernos, pero todo en el exterior», sentencia.
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