El pasado 27 de diciembre, Áureo López fue el primer castellano y leonés en recibir la primera dosis de Pfizer contra la covid-19. Siete meses después, y tras haber administrado casi tres millones de vacunas en Castilla y León, muchas personas se siguen preguntando lo mismo, ¿por qué me duele el brazo? Solo hace falta acercarse al Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid para ver cómo la mayoría de los recién vacunados salen frotándose la zona donde se ha producido la inoculación, preocupados ante una de las reacciones más comunes que producen las vacunas.
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Allí, Tamara Poza ha puesto incontables dosis desde que comenzaran los llamamientos masivos el pasado mes de abril. Ahora, también como responsable de vacunación, responde a la incógnita de por qué duele el brazo una vez recibida una vacuna contra la covid-19.
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Una de las razones más sonadas se centraba en la cantidad de líquido que se inyecta en la zona del deltoides, algo que poco o nada tiene que ver con esta reacción. «La cantidad es mínima, en torno a los 0,3 mililitros, es decir, ínfima» explica.
A la hora de proceder a la inyección se utilizan dos agujas. Una para aspirar la dosis y otra para inocularla, por lo que se puede decir que a la hora de pinchar esta está nueva y sin estrenar. «Cargamos con una de mayor calibre para que el líquido que entra sea más fácil de diluir y sufra menos». La aguja con la que se inyecta es, además, más fina, «más incluso que la utilizada para la gripe», puntualiza Poza.
La zona donde tiene lugar la inyección tampoco es un factor relevante. «Son vacunas intramusculares y se utiliza el deltoides porque es un músculo importante y tiene un acceso sencillo», explica. La velocidad de inoculación tampoco. «Como la cantidad inyectada es mínima, no tiene nada que ver; al final puedes hacerlo más rápido que tu compañero pero sería cuestión de milésimas de segundo», puntualiza.
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Poza comenta que los excipientes pueden producir un pequeño dolor, pero los componentes no están directamente relacionados. «Todas las vacunas tienen sus conservantes para que esté estable pero eso no afecta a que te duela más o menos el brazo», añade.
Más información sobre las vacunas
La verdad es que, muchas veces, todo depende de cómo reaccione el sistema inmune a la vacuna. Esto no solo se relaciona con ese síntoma tan general, sino con otros como la fiebre, el dolor de cabeza o la sensación de cansancio. «En los jóvenes, el sistema es más activo y esto produce que reaccionen más rápido y que los síntomas sean más potentes». En caso contrario, si el sistema es más lento la respuesta inmuitaria tarda más en producirse.
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La respuesta es bien sencilla y lo primero que debemos saber es que es una reacción «de lo más normal». «Esto quiere decir que nuestro sistema inmunitario está actuando y donde primero reaccione es donde nos están inoculando», explica. La reacción se produce en el proceso desde que se inocula la vacuna hasta que pasa el torrente sanguíneo, cuando los linfocitos empiezan actuar y reconocer la vacuna hasta que finalmente se absorbe. Poza finaliza dejando claro que la reacción «es normal en cualquier vacuna».
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