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Todo empezó en el barrio vallisoletano de Las Flores. Allí creció, junto a sus hermanos, Roberto R. D., alias Pirri, y allí arrancó su historial delictivo para ser uno de los delincuentes «más peligrosos» de la provincia. El último golpe, para engrosar sus antecedentes, ocurrió ... en la madrugada de este miércoles, cuando acompañado de otras tres personas intentó asaltar varias viviendas del número 10 de la calle Muro de la capital vallisoletana. El robo no se perpetró y todo se quedó en una de las muchas detenciones que atesora.
Del humilde barrio vallisoletano en el que efectuaba sus primeros robos, con 16 años, se pasó a un equipo especializado capaz de asaltar diferentes negocios con un denominador común, un mazo. Nacía la banda que daba nombre al utensilio empleado para romper las cristaleras y hacerse con el botín. Era 2006 y Pirri se hacía un nombre en la ciudad y en la provincia con sus robos con escasa preparación durante cinco meses en gasolineras y negocios hosteleros. Casi medio año, en el que Pirri acumuló prácticamente 40 delitos hasta que la Guardia Civil, en diciembre de 2006, desarticuló la ya denominada banda del Mazo.
Parecía que la historia de este grupo organizado se acababa, sobre todo cuando ocurrieron los hechos del 30 de abril de 2008. En esa madrugada, Pirri, cuando apenas llevaba un mes en libertad después de cumplir una condena de dos años, raptó y tiroteó a un joven después de utilizarle como chófer en un alocado viaje de ida y vuelta hasta la desaparecida discoteca La Rosaleda con la intención de disparar al portero que le había echado del local.
La Audiencia Provincial condenaba a Pirri, de 25 años por aquel entonces, a cumplir 10 años y 6 meses de cárcel por los delitos de tentativa de homicidio (6), detención ilegal (2,5), amenazas (1) y tenencia ilícita de armas (1).
Esa noche, Pirri y un amigo tomaban unas copas en La Rosaleda cuando tuvieron un encontronazo con otro grupo de jóvenes. Uno de los porteros del local, un boxeador profesional, decidió echar a Pirri, que llegó a amenazarle con una navaja. Roberto R. D. se subió a su coche, salió a toda velocidad y sufrió un accidente al chocar contra un bordillo. Por eso se bajó y, al ver pasar a la víctima en su flamante BMW, le paró y le obligó a llevarle hasta su domicilio de Las Flores amenazándole con una navaja.
Pero el joven conductor logró convencer a su captor de que le permitiera marchar a cambio de dejarle su coche y aprovechó el instante en el que se bajó para acelerar e intentar huir. Pirri no se lo pensó y disparó su escopeta contra la luna trasera del turismo. «Apuntó a la cabeza», refleja de forma gráfica el fallo, y tanto fue así que seis perdigones alcanzaron al conductor en la mandíbula, el cuello y la espalda. La víctima, pese a todo, logró circular unos metros por la mediana hasta que impactó contra una farola.
Con Pirri en prisión, su hermano Pipi convirtió la banda del Mazo en un grupo que actuaba de forma más organizada. La perfeccionó al pasar de los violentos asaltos a unos más planificados. Cada robo perpetrado le daba más fuerza a Pipi, a pesar de que la banda cayó en 2012 acusada de 21 robos con fuerza. Volvió con una tercera versión de la banda del Mazo, la última con esa denominación, que fue desarticulada en mayo de 2013.
Dos años más tarde, el término BMW ya se escuchaba. Con Pirri aún en prisión, Pipi se encargó de liderar los inicios de la banda en 2015. Robaba coches de alta gama en escasos minutos, sustraía el material de grandes camiones y completaba alunizajes en comercios con productos de electrónica. Y, además, amplió sus fronteras delictivas a otras provincias de la región y hasta en Madrid, Cantabria o Aragón.
En 2017, la poderosa banda cayó. Pipi entró en prisión y la actividad dio una tregua. Hubo otras intentonas cada vez que Pipi salía de la cárcel, pero la banda del BMW volvió a la carga con la salida de Pirri de prisión, a finales de 2019 en una sexta versión. Duró poco en el exterior, la jueza de Vigilancia Penitenciaria revocó la libertad condicional de Pirri al estar investigado por una agresión y varios delitos contra la seguridad vial y le tocaba cumplir el año de presión que tenía pendiente de su condena de diez años y medio por raptar y tirotear a un joven en 2008 y una serie de robos previos.
El 25 de enero de 2021 salió definitivamente de la cárcel y el halo delictivo le volvió a rodear. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado se preparaban ante una nueva oleada de robos, aunque ninguno ya tan organizado como los acontecidos con las bandas del Mazo y BMW en sus tiempos jóvenes.
El penúltimo capítulo, antes de los ocurrido en la calle Muro este miércoles, fue su paso por el banquillo. Pirri fue condenado a dos años y ocho meses de cárcel por estampar un vaso en la cara al cliente de un bar.
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