Vía libre para demoler las últimas gasolineras del centro de Valladolid

Este permiso para la desaparición total de estas gasolineras llega diez meses después de su clausura. La concesión municipal (con 25 años de vigor) venció el pasado 31 de agosto de 2023, por lo que ya en septiembre las mangueras dejaron de suministrar diésel y gasolina a los vehículos que paraban a repostar en tres puntos clave de la ciudad. Desde ese momento, estas estructuras ocuparon la vía pública como si fueran parte del mobiliario urbano, unas construcciones sin uso (con caseta incluida) que invaden aceras y espacios peatonales.

Con la concesión, este lunes, por parte del Ayuntamiento, de esta licencia de obras para su demolición, se certifica la desaparición total de estas gasolineras (de las estructuras tanto en superficie como soterradas), que ya en abril vieron cómo se empezaban a desmontar algunos de sus elementos decorativos y de suministro. Ahora, serán derruidas por completo para dejar libre el espacio urbano que han ocupado durante décadas y para ello será necesaria una especial vinculación con los servicios de abastecimiento y alumbrado público, para que no se vean afectados durante los trabajos.

En el caso de la gasolinera del Paseo de Zorrilla, se propone «la demolición de la marquesina, puntos de suministro, caseta y depósitos». Además, se ha determinado que «se restablecerá la superficie ocupada igualando las zonas verdes anterior y posterior existentes» y a «reparar, a su costa y cuantas veces sea necesario, todos los daños ocasionados a la vía pública (pavimentos, mobiliario, infraestructuras…)». El proyecto en este punto incluye también la eliminación de la dársena de aproximación a la estación, por lo que se prolongará la zona verde hasta el acceso al centro comercial (que se delimitará con un bordillo de granito). Se plantarán además cuatro plátanos, siguiendo la alineación existente y se conectarán los difusores y aspersores necesarios para garantizar el riego. Antes de que comiencen los trabajos en este surtidor próximo a Vallsur, el centro de conservación de la vía pública retirará la valla existente entre el carril bici y esta estación de servicio.

En la Circular está previsto mantener la dársena de aproximación, con la posterior alineación de los bordillos y se respetará el arbolado existente (si durante los trabajos hubiera que talar algún árbol, la empresa lo debería comunicar previamente al Servicio de Parques y Jardines). Habrá que reubicar además una farola, de un modelo descatalogado (por lo que lo suministrará el Centro de Alumbrado), en la entrada desde Circular hasta Nicolás Salmerón.

En Poniente sí que se eliminará esa dársena de acceso y se repondrá la acera, con un nuevo bordillo de granito que unirá las alineaciones existentes en los extremos. «A ambos lados de la estación se encuentran dos alcorques cegados que deberán ser preparados para recibir nuevamente un árbol», explica el expediente, que recuerda que también se deberá retirar la caseta ubicada dentro del parque para dar continuidad a la zona verde y al vallado actual. Habrá que colocar una farola más entre las existentes a ambos lados de la estación.

El 20 de noviembre de 2023, se llegó al acuerdo definitivo por el que se declaraba extinta la concesión y ya entonces el concesionario firmó que se vería obligado no solo a retirar las instalaciones, sino a «reponer, en su caso, el estado del dominio público afectado, así como a abonar los gastos que a este respecto se ocasionen».

Si los trabajos de demolición y desescombro obligaran a utilizar vehículos de gran tonelaje (de más de 15 toneladas) y los empresa así lo solicitara, el Ayuntamiento podría otorgar un permiso especial para que estos vehículos pesados puedan acceder a una zona que tienen vedada. Eso sí, deberán hacerlo «con sus ruedas y carrocerías limpias, de tal manera que no se puedan desprender productos procedentes de las excavaciones, restos de materiales o escombros procedentes de las obras», según recogen los expedientes con el visto bueno del concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona.

La última concesión en vigor (hasta finales de agosto del año pasado) se tramitó el 23 de julio de 1998, cuando la Comisión de Hacienda regularizó la ocupación de suelo público por parte de estas estaciones de suministros. Las dos más antiguas (los de la Circular y Poniente) estaban instaladas en suelo municipal desde hace casi un siglo y se regían por la normativa de aquella época (los años 20), que contemplaba el comercio de petróleo (entonces un monopolio de Campsa) como servicio público. En los años 80 se liberalizó el mercado, pero el Ayuntamiento no adaptó la normativa, por lo que la empresa petrolífera siguió usando el suelo público de forma gratuita. Esto fue hasta ese año 1998 en el que se fijó un canon inicial de 25 millones de pesetas (150.000 euros) por cada uno de los puestos, además del 0,7% de los beneficios que se obtuvieran por cada cien litros de combustible vendido. En el caso del Paseo de Zorrilla, la ocupación de dominio público llegó en junio de 1999.

Aunque estos tres surtidores históricos son los más emblemáticos, hay todavía puntos de recarga de combustible en la capital. En algunos casos, en emplazamientos destacados, como la avenida de Salamanca o la plaza del Carmen. Y además, las gasolineras 'low cost' se han establecido en avenidas ya insertas en el entramado urbano, como Daniel del Olmo (en el polígono de Argales). El PSOE criticó en marzo la «dejadez» del equipo de Gobierno a la hora de exigir a Repsol que desmontara estos puntos fantasma que ahora, diez meses después de estar ya sin uso, reciben vía libre para su desaparición total.