Valladolid

La Vera Cruz se cerró 48 horas antes del derrumbe ante el mal estado de la cúpula

«Ha sido como una bomba, un ruido enorme que ha hecho temblar toda la tienda, al principio pensábamos que habían tirado algo grande al contenedor», relataban las empleadas de estudio de belleza Stiletto, situado en la calle Rúa Oscura, una impresión general en otros negocios del entorno. «Ha sacudido todo», corroboraba el propietario de un locutorio de Platerías. Lo que era una intervención valorada en 150.000 euros y financiada por la Junta con el objetivo de retejar y afianzar diferentes zonas de la cubierta, entre ellas la espadaña, para acabar con las humedades que filtraban al interior del edificio se ha convertido en una tragedia patrimonial de la que costará olvidarse, principalmente a los cofrades de la hermandad, desconsolados por un suceso que enseguida los congregó junto a la que consideran su segunda casa.

Eran las 13:30 horas cuando un grupo de un seis operarios de la empresa Rivero, encargada de esta intervención, trabajaban en el perímetro de la cúpula, después de que a finales de la semana pasada se alertara de un aspecto que no estaba en el plan de obra. Según explicaba Fernando de Bonrostro, el arquitecto que la dirige, mientras se actuaba en la cubierta se apreció el mal estado que presentaba este elemento. «Habíamos visto aperturas de grietas tanto longitudinales como transversales, las primeras no revisten especial trascendencia, pero las que van en anillo pueden generar problemas», apuntaba.

Fue entonces cuando se acordó reunir de urgencia al cabildo de la cofradía para explicarles la situación. Era necesario asegurar esta estructura, que contaba con una sujeciones de madera en todo su perímetro y que presentaban un estado lamentable, estaban prácticamente desechas. Se tomaba de inmediato la decisión de cerrar el templo ante esta intervención urgente e inesperada, algo que es común en este tipo de obras de rehabilitación, donde van surgiendo problemas a medida de que avanzan las labores. En la misa del domingo, se comunicaba a los fieles que por precaución el templo permanecería cerrado mientras se acometía esta sensible intervención.

Con el inicio de la semana comenzaba la operación. Hasta la cubierta se habían subido unas piezas de madera para sustituir a las viejas y reforzar tanto la cúpula como la linterna que se levanta sobre ella, el elemento que la corona y por donde entra la luz a la iglesia. Al iniciarse estos trabajos y estar ese elemento abovedado tan débil «ha colapsado» y se ha venido abajo junto con el pináculo que pone el broche en la parte de superior de la iglesia. Con la suerte de que ninguno de los operarios que en ese momento estaban en este punto se ha precipitado con este conjunto, que ha reventado hasta convertirse en escombros en la parte delantera del templo sin que el altar o las hornacinas que albergan las tallas hayan resultado afectadas. «Es como una tarta de piedras en medio de la iglesia», describían los que vieron el desastre de cerca.

Bonrostro ha explicado que en la linterna, que se encontraba «en bastante buen estado», ya se había actuado. «Se recuperó el brillo de la bola de remate, se repararon algunas piezas que estaban mal y se hizo un arreglo en la zona de vierteaguas de este elemento», explicó. El arquitecto acotaba que ambas partes estaban cubiertas originalmente por pizarra. Sin embargo, más tarde se sutituyó por cerámica plana. Al parecer esta decisión podría estar detrás, junto por la presencia de algún hongo, de la aparición de las humedades que han generado esas grietas y los daños en la madera de toda la estructura, lo que ha llevado a su desplome en el mismo momento en que se ha comenzado a trabajar en esta zona. Al retirar algunas de las viejas sujeciones, todo se ha desestabilizado y ha llegado el desastre.

Ahora un enorme hueco de doce metros se mantiene abierto en la cubierta de la iglesia. No hay intención de taparlo por el momento, pese a las lluvias que se anuncian para estos días. Asegura el arquitecto que el templo no sufrirá con el agua, que puede ayudar incluso a que el polvo de los escombros se asiente y sea más fácil retirarlo. Aun en estado de 'shock', las decisiones se tomarán en las próximas horas, una vez que los técnicos de Patrimonio del Ejecutivo regional realicen un diagnóstico de los daños. Su visita está prevista para este mismo miércoles. La primera intervención, una vez se retiren los cascotes y se asegure la parte superior, será realojar las imágenes en otros templos o en las instalaciones del Museo de Escultura.

El desescombro del templo será pues el primer paso antes de tomar nuevas determinaciones sobre las medidas a adoptar para la reconstrucción de la cúpula. Primero se deberán limpiar «algunos arranques» que quedan en pie tras la caída, un trabajo que se llevará a cabo de manera inminente para evitar nuevos desplomes. Respecto a la futura reconstrucción de los elementos que se han venido abajo en las condiciones artísticas y arquitectónicas que tenía hasta este momento, Bonrostro ha avanzado que «no es lo normal hacer una cosa exactamente igual a la que había». Podría tener el mismo componente estético, pero lógicamente tendrá que ser de nueva factura. Será la Cofradía Penitencial de la Vera Cruz en coordinación con los técnicos de Patrimonio y con la propia empresa contratista los que deberán decidir cómo afrontar el proyecto.

Según ha explicado la penitencial en un comunicado, la empresa constructora confirma que se habían adoptado todas las medidas de seguridad. Véase, protección de caída en altura en todo el perímetro y cuatro líneas de vida permanentes. Todos los operarios disponían de los equipos de protección individual. «Tanto la empresa constructora como la cofradía procederemos a dar parte del siniestro hoy mismo a nuestras aseguradoras, Mapfre y Umas, respectivamente», avanzan.

El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, que ha acudido al templo junto con el concejal de Urbanismo, José Ignacio Zarandona, ha querido dejar claro que el Ayuntamiento estará «a pie de obra» con la cofradía para colaborar en todo lo que sea necesario y se pueda abordar la recuperación del templo lo antes posible.

De momento, este martes los operarios que estaban trabajando en la iglesia la abandonaban con una lógica cara de preocupación y al mismo tiempo de alivio. Cualquiera de los seis que estaban en ese momento junto a los elementos desprendidos podría haberse ido con ellos al interior de la Vera Cruz y haber resultado gravemente herido o incluso algo peor. Pero, afortunadamente, no ha sucedido. Por lo demás, en la zona ha sido la presencia de los periodistas la que ha puesto en guardia a los peatones que pasaban por allí, ya que el estruendo ha durado apenas unas décimas de segundo. Algunos de los comerciantes de los locales aledaños han salido para ver lo que sucedía, pero únicamente han visto el polvo. Al caer la cúpula hacia el interior de la iglesia han pensado que se trataba de alguna operación dentro de la obra sin saber que los elementos que la coronan se habían derrumbado.

El templo de la Vera Cruz, construido en 1581, lleva en obras desde finales de mayo. En 2018 se realizó una primera intervención también para acabar con humedades y goteras por importe de 180.000 euros. Ahora se trataba de rematar esos primeros trabajos con una nueva fase para consolidar y retejar la cúpula, una de las partes que filtraba más agua hacia el interior de la iglesia. Este trabajo se iba a completar con el refuerzo de las espadañas, que presentan grietas complicadas que hay que reparar para evitar el desprendimiento de cascotes. Ahora estos planes han cambiado. Habrá que empezar prácticamente desde cero y con un coste infinitamente superior a esos 150.000 euros que conllevaba la actuación original.