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«La Virgen de la Vera Cruz existe», asegura el alcalde, Jesús Julio Carnero, a las puertas de la iglesia de la calle Platerías. Acaba de salir del interior del templo, todo lleno de escombros y polvo, después de que, poco después de las 13:30 horas, cayera «a plomo» parte de la cúpula del templo, durante la sobras de rehabilitación. «La Virgen de la Vera Cruz existe y la expresión de que existe es lo que ha acontecido en el día de hoy», afirma Carnero, para añadir que «ante esta catástrofe y este derrumbe de la cúpula, la Virgen ha decidido que no hubiera ninguna víctima ni ningún daño personal».
El regidor, acompañado por el concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, han acompañado a los arquitectos, técnicos y a los responsables de la cofradía en la primera valoración de los daños provocados por el derrumbe de la cúpula, ocurrido mientras se llevaban a cabo obras de rehabilitación en el tejado.
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La caída de la estructura no ha provocado daños personales ni tampoco ha afectado a las tallas que alberga el templo, entre ellas, muchos de los pasos más valiosos y venerados de la Semana Santa vallisoletana. «La Virgen ha decidido asimismo que ningún compañero de viaje, ninguna imagen de las que aquí se cobijan, haya sufrido ningún daño y ha decidido también que ella no haya sufrido tampoco daño», añadió Carnero, quien mandó «a todos los hermanos y hermanas de la Vera Cruz un abrazo fuerte y sincero».
El alcalde subrayó que el Ayuntamiento, a través de la concejalía de Urbanismo, estará «a pie de obra apoyando y ayudando en lo que sea menester para que, cuanto antes, la Vera Cruz retome su quehacer diario, que pueda recibir muchísimos visitantes, fieles, devotos y amantes del arte».
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