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A la venta el palacete que alberga el restaurante Caballo de TroyaEl archiconocido palacete renacentista de El Caballo de Troya está en venta. Por la sustanciosa cantidad de 3,6 millones de euros puede adquirirse éste ... mítico inmueble con amplio recorrido gastronómico en la capital vallisoletana. Y tiene en sí todos los ingredientes: histórico edificio, distribuido en su parte superior para posibilidades residenciales y turísticas así como de restauración en la zona baja, que incluye el recoleto patio de acceso al complejo palaciego.
Una oferta que espera comprador, opción preferencial, aunque sus propietarios tampoco cierran la posibilidad a un arrendatario por una cantidad de 10.000 euros. Todo negociable. «Una oportunidad histórica para un nuevo propietario que quiera hacer historia ante las múltiples posibilidades que el inmueble puede admitir», como explica el portavoz de la familia Soler, Manuel Soler, propietario del bloque, quien indica también que «la venta llevaba gestándose dos años por una cuestión de conveniencia familiar».
La antigua posada del siglo XIX construida sobre una casa palaciega del XVI es un edificio singular con cerca de 1.000 metros cuadrados de superficie útil sobre una parcela de 433 metros y, tal y como remarca la propiedad, en buen estado y pendiente del certificado de calificación energética situada en la calle Correos.
Con estos datos básicos y teniendo en cuenta que la actual disposición responde a una configuración de 1900 y una «ambiciosa» reforma en el año 1970, sin ocultar que depende del nuevo uso requeriría una nueva remodelación, sus dueños han hecho pública la venta o alquiler del inmueble iniciando así la operación urbanística «interesante», a su juicio, abiertos a un inversor privado e incluso público para instalar ahí, por ejemplo, declara el propio Soler, «una concejalía o consejería relacionada con el turismo ante el crecimiento de este sector en los últimos años en la capital y estando este inmueble en una ubicación tan céntrica y con posibilidades abiertas al público y también para oficinas».
El edificio destaca por su atractiva portada de su construcción primitiva definida por un arco de medio punto y decorada almohadillado que da acceso a un elegante patio con suelo de piedra, cocina, comedor además de una taberna y una oficina contigua. En la planta primera, según la descripción técnica de su comercialización por parte de A&M Servicios Inmobiliarios, se distribuyen oficinas y varios comedores.
El segundo piso, el más alto, es un espacio diáfano con la posibilidad de destinarlo a hospedería o restauración. Y todo en un espacio interior muy vallisoletano, es decir, un patio asoportalado con interesantes vestigios como columnas, arcadas e incluso un corredor además de llamativas fachadas y balcones.
Este palacete es conocido popularmente porque en sus dependencias funciona el Restaurante Santi, también conocido como El Caballo de Troya, albergando en sus modernizados comedores una cocina tradicional y de temporada que se caracterizan «por sus famosos menús de cuchara, buena bodega y excelente servicio».
Precisamente, los gestores del negocio son los hermanos Santi, Sara y Macarena Vielba quienes conocían antes de hacerse público la intención de la propiedad pero que todavía desconocen su futuro, fuera o dentro de esta ubicación, hasta el punto de que el propio Manuel Soler destaca la buena relación con ellos y su intención «de facilitarles las cosas e incluso que se pudieran quedar en negociaciones con un futuro propietario».
Pero todo está por llegar. Por lo pronto el Restaurante Santi tiene en vigor el contrato de alquiler y, aunque de momento prefieren no pronunciarse de la cuestión como han señalado a este periódico, lo cierto es que sí reconocen la buena relación con la familia Soler después de cuatro décadas con su negocio abierto aquí y que iniciase su padre, un clásico, «querido y apreciado» de la restauración vallisoletana que falleció hace tres años. La propiedad insiste en que la posibilidad de un uso hostelero y hotelero «es muy interesante», ante la diversidad de opciones que ofrece el complejo abriéndolo incluso a que los nuevos dueños pudieran destinarlo a la creación de apartamentos turísticos en la parte superior con el mantenimiento de la restauración en los locales con la terraza del patio.
«Es una pieza urbanística de la ciudad muy coqueta en pleno casco histórico», apunta Manuel Soler, al recordar que desde hace medio siglo, en la década de los setenta, él conoció los «exitosos negocios» de su padre y su tío en este palacio donde montaron, en las plantas altas, una tienda de venta de textil de señora y caballero junto con una galería de arte y, en la zona más accesible, una clásica taberna de la época. Es más, en esta línea recuerda que fueron «muy conocidas y reconocidas» en la ciudad las subastas de arte que se celebraron en el mismo patio «con un subastador muy conocido que venía desde Madrid, el señor Trancoso, de procedencia argentina, que tenía muchas dotes comerciales y convertía estas subastas en auténticos eventos por su poder de atracción».
Entre sus aspectos más técnicos cabe destacar que el edificio tiene un nivel de protección P3 dentro del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Valladolid con la obligatoriedad de mantener la configuración exterior incluyendo las fachadas del patio, además de la volumetría en general, la tipología y estructura originales. En cuanto a la fachada es de obligado cumplimiento mantener en su integridad os elementos de sillería, portada y blasones, así como su puerta de acceso.
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