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Aquí se venden camisetas como si fueran cacahuetes, naranjas, chóped, gominolas. Todo al peso. Cien gramos de sudadera, cuarto y mitad de cazadora, medio kilo de pantalón. El hotel Sercotel, en la calle Puerto Rico (junto a El Palero) acoge durante este fin de semana ... una cita inédita en Valladolid. Es la primera vez que visita la ciudad Rethink Vintage, un mercado de ropa de segunda mano en el que el precio final lo marca la báscula. Un kilo, 35 euros. Hay que pesarlo, claro, sin la percha.
Y perchas hay unas cuantas. Las suficientes para sujetar y exhibir los cinco toneladas de ropa que, organizadas en 70 categorías, han llegado hasta Valladolid. Pantalones chinos y vaqueros. Sudaderas con y sin capucha. Bañadores y bermudas. Ordenados por colores y no por tallas.
«El tallaje cambia muchísimo en el mundo 'vintage'. Es ropa de diversas épocas (entre los años 70 y 2000) y que procede de varios países, por lo que no siempre coinciden las tallas con las de hoy en día», asegura Clara Malo, coordinadora de la cita. Cuenta que compran la ropa al por mayor en Italia, Holanda, Estados Unidos. Y aquí en España se vende en «eventos efímeros» como el que este fin de semana ha recalado por primera vez en Valladolid. Vienen de Madrid. De aquí se marcharán a Valencia.
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Laura Negro
«Es una manera de democratizar la ropa de segunda mano y los excedentes de tienda. Hasta hace no mucho, este tipo de prendas eran vistas con reticencia, incluso con asco. Pero es una forma de hallar ropa exclusiva, que se aleja de lo estándar que encontramos en las tiendas y franquicias», cuenta Malo.
«Es verdad que lo que llevamos no lo sueles encontrar en otros lados», aseguran Luna Muñoz y Lucía Lott, dos jóvenes amigas que han llegado a la cita con ganas de cargar. En sus cestas negras hay pantalones, sudaderas y dos jerséis «chulísimos» que es «casi imposible ver en las tiendas». «En Valladolid no hay ferias de este tipo y nos apetecía venir», aseguran, convencidas de que hay que trastear entre las perchas y tener buen ojo para llevarse una buena oportunidad.
Estefanía y sus amigas, estudiantes sorianas en Valladolid, conocieron este tipo de mercados en Irlanda. «Lo vi y me quedé con las ganas de ir. Así que cuando me enteré por redes sociales de que lo hacían en Valladolid, se lo comenté y pensamos que podía ser un buen plan de sábado». Suelen comprar ropa de segunda mano a través de aplicaciones (como Vinted), «pero siempre es mejor probársela». «Además, hay veces en las que parece que tiene buen precio, pero luego con los gastos de envío se te dispara».
También aquí hay que andar con pies de plomo. Porque tal vez un abrigo después de pasar por la báscula no es tan económico como parece. Cada gramo cuenta. «Lo mejor es pesarlo pieza a pieza, porque así sabes si te compensa o no». La cita cuenta con espejos y probadores. Pero, después de ver si cuadra la talla, hay que comprobar que también lo hace el precio. A falta de etiqueta, hay que ver lo que marca el peso. Y después, se decide.
«Yo pensé que iba a haber ropa de otras temporadas, de mejor calidad y es un mercadillo más», dice Montse Misiego, quien acostumbra a comprar ropa 'vintage' en las tiendas solidarias de Cáritas y ha venido aquí, esté sábado, acompañada de su hija Andrea, su sobrina Ana y dos amigas, Bea yEsther.
Justo al lado, revisan perchas Álvaro Vaquero y Álvaro Jiménez, quienes se han acercado en busca de camisetas de fútbol retro y se llevan camisas de marca y pantalones de chándal. «Lo mejor de este tipo de iniciativas es que se consigue reutilizar ropa que está como nueva y no se usa. Sirve para darle una nueva vida», afirman Julia de la Peña y Gisela Alonso. El mercado abre de nuevo hoy, de 11:00 a 18.00 horas y es necesaria reserva de entrada previa.
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