Exterior del centro comercial tras el anuncio del cierre de la firma. A. Mingueza

El cierre de El Corte Inglés de Valladolid, «un mazazo total»

Vecinos y comerciantes coinciden en el importante «punto de atracción» que supone la firma en una zona que «cada vez se está desertizando más»

Sofía Fernández

Valladolid

Sábado, 19 de noviembre 2022

«Me he enterado por El Norte de Castilla y la verdad que el cierre de El Corte Inglés, pese a que era crónica de una muerte anunciada, nos va a afectar y mucho a todos», dice Alberto Recio. Lleva repartiendo dulces y prensa ... desde hace 25 años en su kiosco situado apenas a unos metros de la puerta del centro comercial de Constitución, el más antiguo de la ciudad.

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«Va a ser un mazazo total, un hachazo para los negocios del centro, principalmente los de esta calle. No hay duda de que es un punto de atracción de clientes y ahora... a ver qué pasa a partir de primavera, pero yo perderé una clientela fija, la de los trabajadores que compraban algo a la entrada o a la salida», lamenta Recio.

«Ya me he enterado de la noticia», le dice Mercedes García, una vecina de la zona que, como cada día, acude a su kiosco. También al supermercado de El Corte Inglés. «Ahora me tendré que buscar otro sitio, pero para eso todavía hay tiempo», dice. De lo que está segura Mercedes es de que «la zona centro se está desertizando cada vez más por el difícil acceso con el coche y porque los vecinos de la zona son cada vez más mayores, todo influye», señala.

A los vallisoletanos que transitan por los aledaños del centro comercial, el futuro proyecto, el de una zona reservada de comercio y otra a apartamentos turísticos no les convence del todo. Gerardo Guerra, ya jubilado, vive en Parquesol pero transita la zona centro con frecuencia y, al respecto de la decisión, contesta con recelo. «Lo que hace falta es promover el empleo, no suprimirlo pero las grandes fortunas son las que deciden».

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Guerra considera que «la gente está descubriendo Valladolid. Se ven muchos grupos encabezados por agentes turísticos que les enseñan la ciudad» y no ve mal el dedicar este espacio al turismo, aunque al igual que la mayoría de las personas que deciden contestar, «si pudiera elegir, prefería que se mantuviese el Corte Inglés».

Propietario del kiosko junto al Corte Inglés

Alberto Recio

«A ver qué pasa a partir de primavera, pero yo perderé una clientela fija, la de los trabajadores que compraban algo a la entrada o a la salida»

Vallisoletano que frecuenta la zona

Gerardo Guerra

«Lo que hace falta es promover el empleo, no suprimirlo, pero las grandes fortunas son las que deciden»

Vecino de la calle Constitución

José Luis Calabaza

«A los que vivimos aquí nos va a fectar además de que era un punto de atracción de clientes, el tema de las obras»

Lo mismo piensa José Luis Calabaza, un jubilado de la construcción que vive justo en frente del centro comercial. «Hay dos factores que nos van a perjudicar a los que vivimos aquí y a los que trabajan en la zona, porque el Corte Inglés era un punto de atracción de clientes. Además, el tema de las obras y la duración de los trabajos hasta que se haga todo... ya veremos», explica mientras sigue su camino con su pan y su periódico bajo el brazo.

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Más vida en la calle Santiago

Los comercios situados a escasos metros confirman que esta es «la peor de las noticias que se podían anunciar», así lo asegura Rebeca Lozano, dependienta de Claire's desde hace 14 años.

«Es el motor de los que estamos en esta zona. Aquí (dice por los comercios colindantes) va a haber caras de auténtico terror por este cierre». Ha notado en todos estos años «la pérdida de afluencia y de compradores». «Al final se ha confirmado algo que se llevaba años escuchando. El hecho de que los autobuses no paren en la Plaza Mayor nos influye de lleno. La falta de alternativas para llegar al centro no lo pone fácil y aunque anuncien que a los trabajadores les van a reubicar a todos, tengo mis reservas con eso», dice Lozano, que conoce a gente que trabajó para el centro comercial. «A ver luego las condiciones, la conciliación, los salarios... Ojalá que lo mantengan, pero lo veo complicado», añade.

Y coincide en perspectiva con Isabel Aguado, 'vecina' de comercio. Aguado lleva 16 años atendiendo en Misako y, al igual que Lozano habla de un movimiento de la zona comercial hacia la calle Santiago. «Lo que sucederá es que muchos de los negocios se trasladarán allí, aunque el tema del alquiler es otro cantar», explica tras el mostrador de la tienda. «Al final, con la apertura de los chinos en la calle Menéndez Pelayo, el cierre de El Corte Inglés y las tiendas de comida rápida que van cada vez a más se está perdiendo completamente la esencia del centro», lamenta la trabajadora.

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