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Ya es oficial. Cubero cierra sus puertas y será un adiós definitivo. Un día más, surge una noticia sobre el cierre de un negocio, en este caso, uno que es una institución para Valladolid. Se trata de una de las confiterías más míticas de la ... capital, un negocio familiar y tradicional que siempre se ha caracterizado por elaborar recetas deliciosas, con productos artesanales de alta calidad y con una muy buena atención al cliente.
Son tiempos difíciles para los empresarios y la falta de relevo generacional ha provocado que los actuales dueños de la pastelería pongan punto y final a su negocio tras varias décadas de oficio en el mundo del dulce. Se trata de una decisión que ha afectado y mucho a los vallisoletanos, que siguen sorprendidos e impactados con la noticia. Otros, ni siquiera se habían enterado de que a partir de junio, no podrán disfrutar más de su gran variedad de dulces. «Cubero es parte de Valladolid, me sorprende la noticia y lo siento mucho» afirma Andrés Caballero, que se disponía a entrar a la pastelería para hacer un pedido.
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Caballero recordaba apenado algunos de los dulces que más le gustaba comprar, como los pastelillos o las almendras garrapiñadas que en su opinión, «son productos naturales, bien elaborados y de calidad». También sorprendimos a Ascensión Hernáez, clienta habitual que imaginaba que el negocio lo cogerían otros empresarios. «Es una pena porque los dulces eran maravillosos, era genial venir a tomar café» comentaba refiriéndose también a la cafetería que tenía la pastelería en su interior.
La fama de Cubero es tal que se acercan clientes de fuera de Valladolid. Luisa Sanz de Santiago de Compostela, siempre compraba «sus deliciosas nueces garrapiñadas» -así las define- argumentando que no conoce otro sitio donde las hagan mejor que en la pastelería vallisoletana.
Otros habitantes de la ciudad se sienten tristes ya no solo por no poder seguir disfrutando de sus productos, sino también porque supone una grave pérdida para la ciudad. «Cubero es una institución para Valladolid, no es de buen gusto que cierren estos negocios que llevan tantos años» explicaban Nunchi Laguna y Félix Herguedas, una pareja que también ha tenido un negocio y sabe lo difícil y duro que es mantenerlo durante tantos años y que no haya nadie que quiera heredarlo.
Además de tener gran fama por la gran calidad de sus productos, algunos clientes destacan por encima de todo la gran atención al cliente de los trabajadores de Cubero. Juan del Valle, un camarero que trabaja en el bar de al lado, siempre que puede intenta tomarse un descanso en la cafetería. «Me encanta ir aquí, siempre te atienden con una sonrisa y están de buen humor» explicaba al salir de la pastelería.
Cubero deja una huella imborrable en la ciudad de Valladolid y a sus clientes no les va a resultar fácil superar la pérdida de este emblemático negocio que cerrará sus puertas próximamente.
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