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Ellos son Roberto Bedera, David Fernández y Ángel Fernández, tres vallisoletanos que están a punto de emprender la mayor aventura de sus vidas. Un viaje diferente a cualquier otro, donde conocerán decenas de países y culturas diferentes. Su objetivo, hacer la Ruta de la Seda ... o Ruta de Marco Polo, desde Estambul hasta Pekín, aunque con un pequeño detalle. Solo por medios terrestres. Nada de aviones ni trenes de alta velocidad. Únicamente un vuelo de ida para ir hasta Estambul, que cogerán el próximo 10 de abril, y otro de vuelta una vez hayan llegado hasta la enorme capital de China. El resto, como se suele decir coloquialmente, 'a pata', o en su defecto como explica Ángel Fernández, «cogiendo puntualmente algún taxi o usando incluso camellos« dice bromeando aunque no es ni mucho menos una idea que vayan a descartar, sobre todo cuando se encuentren en algunas zonas de mucho calor.
David Fernández, el más joven de los tres, acaba de terminar la carrera universitaria y quiere aprovechar para viajar ahora que aún no está trabajando. Desde luego, ahora lo va hacer durante un buen periodo de tiempo, pues la ruta son en total 20.000 kilómetros, lo que supone prácticamente dos meses seguidos sin parar de visitar nuevas ciudades y países. Roberto Bereda, amigo de Ángel Fernández -el padre de David-, son amigos desde hace ya muchos años. Ambos han conseguido «por fin» jubilarse, así que también disponen ahora de tiempo para emprender una aventura de este calibre.
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No existe un motivo concreto por el que vayan hacer este reto personal tan apasionante, sencillamente «era un sueño que teníamos pendiente de realizar desde hace mucho tiempo» explica Roberto Bereda, quien cuenta con mucha experiencia viajando, pues ha llegado a estar hasta en cuatro ocasiones en China. «Hemos viajado toda la vida y ahora queremos aprovechar más que nunca» afirma ilusionado Ángel Fernández, la voz cantante de este pequeño grupo que siempre ha residido en Valladolid.
Ángel Fernández
«En un principio, la idea era empezar en Pekín y terminar en Alejandría (situada al norte de Egipto)» indica Ángel, aunque de esta forma iban a tener que pasar por Israel, cuya situación actual es realmente complicada y muy peligrosa, razón por la que han cambiado la ruta. Finalmente, partirán de Estambul, y a partir de ahí comenzarán una viaje de 60 días. Pasarán por paísies como Kazajstán, Kirguistán o Uzbekistán, o ciudades como Urunchi o Lanzhou, antes de llegar a su objetivo final, Pekín.
A la hora de planificarse para dormir y tener suficiente ropa, Ángel Fernández explica que «al ser tanto tiempo fuera, irán comprando ropa cada cierto tiempo dependiendo del país». Esta será una de las grandes complicaciones que tendrán, pues de un día a otro «podemos pasar de estar a -10º a 35º» asegura Roberto Bereda, quien se ha encargado de comprobar los posibles cambios de clima que van a experimentar cada día según el lugar donde estén. Para hacer noches, todo dependerá también del lugar y la zona donde finalicen la ruta de ese día, aunque la idea es «cada cinco o seis noches, ir a un hotel para poder lavar la ropa y descansar en mejores condiciones».
Otro de los aspectos con los que tendrán que tener cuidado es a la hora de cruzar la frontera en Irán, que desde 2023 vive en una constante tensión conflictiva con Afganistán. De hecho, Bereda tiene claro que «si en la frontera de Irán nos ponen problemas, tendríamos que finalizar allí mismo el viaje y volver» lo que significa que de este país depende en gran parte que estos tres aventureros puedan cumplir con su objetivo.
Roberto Bereda
Y a pesar de que estos tres vallisoletanos comenzarán este emocionante viaje solos, su idea es terminar bien acompañados. Ángel Fernández explica que, una vez hayan llegado a Uzbekistán, quieren que su familia coja un vuelto para estar ahí todos juntos y que de esta forma, ellos también puedan disfrutar de alguna manera de esta aventura. De hecho, todos están de acuerdo en que sus amigos y familiares, lejos de estar preocupados por estar tanto tiempo fuera y en condiciones dispares e imprevisibles, sienten «un poco de envidia» por la tan grata experiencia que están apunto de vivir.
Tras muchos meses estudiando con detalle este viaje, pues todas las semanas quedan «una o dos veces» para planificar las rutas y tener en cuenta diferentes inconvenientes con los que pueden toparse por el camino, Daniel Fernández, Ángel Fernández y Roberto Bereda están ya ansiosos por comenzar una aventura que, por como tienen pensado que va a ser, desde luego será una experiencia que no podrán olvidar jamás.
La Ruta de la Seda era una red de rutas comerciales de la antigüedad, establecida oficialmente durante la dinastía Han de China en el año 130 a.C. Esta comunicaba las diferentes regiones de la antigüedad gracias al comercio diario que existió desde el 130 a.C hasta después del 1453 d.C. El personaje más famoso que utilizó de forma regular esta ruta, fue el explorador europeo Marco Polo (1254-1324), un mercader veneciano que viajó por estas rutas. Impresionado por todo lo que había visto durante sus años de viaje a través de los países de Oriente, duró casi un cuarto de siglo, se acabó convirtiendo en un investigador inquisitivo de terrenos desconocidos y que decidió escribir de manera minuciosa en su diario, un escrito que ha tenido un gran impacto en el desarrollo de la cultura mundial.
El mérito de Marco Polo se refleja en su obra, un libro sobre la variedad del mundo titulado 'La ruta de las maravillas' en el que describe varios países, ciudades y regiones de Asia, hasta aquel entonces casi desconocidas en el mundo occidental, junto con la vida y las costumbres de sus habitantes, incluyendo la vida del por aquel entonces emperador chino, Kublai Kan. Básicamente, este libro es un escrito realizado por el primer europeo que ha cruzado toda Asia Central.
La clausura de la Ruta de la Seda dio comienzo a la época de los descubrimientos, conocida históricamente como la Edad de la Exploración, (1453-1660) y que quedaría definida por los exploradores europeos que se echaron al mar, trazando nuevas rutas marítimas para sustituir a las que hubiera antes por tierra. Con el paso de los años, los negocios y el comercio se expandieron gracias a dicha ruta, y de esta manera, también aumentó considerablemente el contacto entre China y Occidente.
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