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Isabel Rodríguez sacó a la ventana el megáfono que guarda por casa y, «después de los aplausos de las ocho», lanzó un mensaje a sus vecinos del bloque de Poniente (y a los que, por la parte de atrás, comunican con San Lorenzo y Pedro Niño). Les animó para, al día siguiente, a mediodía, salir al balcón con jarrita de cerveza, refresco, copa de vino y aperitivo en la mano para celebrar un vermú vecinal. Cada uno desde sus casas. Con el alféizar de la ventana convertido en barra de bar. «La idea era hacer un brindis por todas aquellas personas que nos hacen estos días la vida un poco mejor. Los sanitarios, los primeros. Pero también policías, quiosqueros, conductores de autobús...». Y junto a la tapita, la música de 'Resistiré' que un vecino puso con los altavoces 'bluetooth'.
A falta de calle, los balcones, los patios, las terrazas y ventanas se han convertido en la principal vía de escape durante estas jornadas de confinamiento. Y allí cabe de todo, desde clases de zumba retransmitidas 'on line' hasta sesiones 'dj' desde lo alto de un edificio en Parquesol.
«Mirar por la ventana y salir el balcón es lo que te mantiene en contacto con la calle. Todos nos asomamos en cuanto escuchas algo de jaleo fuera. Y como no hay otra cosa que hacer...», cuenta Javi, vecino de la calle San Lázaro, en La Victoria, quien coincide casi a diario con sus vecinos de bloque. «Salimos todos a aplaudir y es el momento del día en el que te ves», explica. No mucho más, porque tanto Javi como su mujer, Yoli, están de cuarentena. Por seguridad. «Antes de que se decretara la alarma, estuvimos en Suiza, para ver a una hermana de mi mujer, que vive allí. La sobrina tenía un poco de resfriado y parece que se lo ha pegado a mi mujer. Pero, por precaución, por si fuera algo más, no salimos de casa», indica Javi, sorprendido porque, pese a la reclusión, es habitual ver por la calle «a mucha gente, sobre todo personas mayores». «Entiendo que vayan a por el pan, pero no que luego se sienten en un banco a hacer tiempo», cuenta.
También Dana, vecina de Covaresa, está de cuarentena. Viajó hace casi tres semanas con su familia a Italia,«desde Nápoles hacia el sur». «Y nos sorprendió la falta de controles que había en el aeropuerto para volver. A algunos les tomaban temperatura, pero no a todos. Había muchos estudiantes españoles que desde Bolonia bajaban a Nápoles para coger el avión y regresar a España», explica. Desde entonces, no han tenido síntomas. Y ahora aprovechan como nunca un patio convertido en huerto. «Tengo plantados guisantes, tomates, grosellas, cebollinos, estragón. Y así me entretengo. También hemos sacado a la terraza la bici de rodillo. Y allí hacemos yoga, ejercicio... por estar entretenidos», cuenta Dana.
Preguntas y respuestas
Óscar Chamorro rodrigo parrado
Elena Martín López
El atleta Saúl Martínez ha montado su propio gimnasio en el balcón, en el Paseo de Extremadura, donde sale todas las mañanas para los ejercicios de fuerza, con cuerdas, mancuernas... «Es la forma de despejarte un poco, que te de algo el sol». En el salón, donde pasa la cuarentena con su hermano, tiene dos bicis y una cinta de carreras. «La pedí justo el día antes del estado de alarma, cuando vi que la cosa se empezaba a poner fea. Sé que hay compañeros que lo han intentado ahora, pero no les llega», indica Saúl, quien trabaja para revalidar su presencia en la selección española de atletismo, después de su participación el año pasado en Minsk. «Estoy a segundo y medio del tiempo para los Juegos Olímpicos (en 800 metros), pero tal y como está la situación, el aplazamiento...».
Los hermanos Joel y Kevin Hernando han transformado el patio de su casa en una sala de baile deportivo. Todos los días proponen una sesión de zumba o tablas de actividades, se graban y suben el vídeo a Internet (a la cuenta de Instragtram @kevin_hernando_). «La idea de hacer vídeos bailando, de entrenamientos... surgió en gran medida de la nada. Mi hermano y yo tenemos la suerte de dedicarnos al mundo del deporte y disfrutamos mucho con ello. Y qué mejor manera de demostrarlo que haciendo disfrutar a los demás», afirma a Kevin. «Queremos entretener a la gente, hacerla disfrutar, que se mantenga activa y que, por unos minutos, se olviden de la amarga situación que estamos viviendo», añade.
También Ana Chamorro hace uso del patio durante estas jornadas de retiro forzoso en el hogar. «Yo no tengo balcón. Vivo en una casa baja de Girón y pensé que la gente no vería lo que hago dentro si no lo cuelgo en Internet». Por eso, se grabó un vídeo mientras pintaba un mural en una de las paredes de su patio, con un mensaje de apoyo en la lucha contra el coronavirus. «La idea surgió de mi sobrina, Emma, de 12 años, que se hizo una camiseta con un arcoíris. A mí siempre me han gustado las manualidades, así que me animé a hacer lo mismo, pero en la pared de mi patio. Tenía por casa pinturas, hice los diferentes colores y me puse a pintar». También, dice Ana, para sentirse más cerca de sus compañeros de Konecta. «Yo estoy de cuarentena, por exposición de gente cercana con el coronavirus, pero ellos tienen que seguir trabajando». El mural de Ana ha llegado hasta Brescia, ciudad en el castigado norte de Italia. «Mi hermana trabaja en Iveco –y estos días me deja la compra en la puerta, para no salir– y ha movido el vídeo por sus compañeros italianos», cuenta.
El pequeño Fran, cuatro años, se asoma a la ventana de su casa en Pilarica y mira con ganas de salir ese parque en el que ahora no puede jugar. Su imagen se ha convertido en la ganadora del concurso de fotos organizado a través de Whatsapp por la asociación de vecinos del barrio. Las ventanas de Internet y las redes se han convertido en otras forma de estar en contacto. «En el grupo estamos 68 personas, gente del barrio que compartimos lo que vemos desde la ventana, recetas, quedamos para tomar a la misma hora el vermú, cada uno desde su casa», dice Patricia Calvo, la madre de Fran. José Luis Alcalde, presidente del colectivo vecinal, avanza que habrá nuevas convocatorias para los próximos días, como concursos de relatos. Alfredo Mantecón, vecino del Barrio Belén, aprovecha su patio para dos de sus grandes pasiones, la cría de canarios y la jardinería. Y el cuidado de las plantas es también motivo de entretenimiento para Soledad, que presume de coloridos tiestos en la plaza de Tenerías.
Consejos y recomendaciones
Carmen Barreiro
La música la pone Gonzalo Martín Delgado, 36 años, locutor, técnico de sonido, dj. Es autónomo desde diciembre («vaya ojo tengo»). Montó la empresa de sonido Pécoton y cuenta con un estudio de grabación profesional en su casa de Parquesol. «Mi terraza da a toda la plaza de Marcos Fernández. Pedí permiso a mi comunidad de vecinos y empecé a poner música, justo después de los aplausos de las ocho. El segundo día, por la mañana, la gente me decía: '¿Hoy también pones música , no?' Me vine un poco arriba, monté un pequeño espectáculo de sonido (altavoces de mil vatios), luces, humo... Ahora lo anuncio en redes y hago minisesiones para recordar a toda esa gente anónima que curra estos días difíciles por nosotros».
Son espectáculos de media hora («incluso la gente a la que igual no le haga tanta gracia entiende el motivo y sabe que es un tiempo prudencial»), con todo tipo de música, desde canciones infantiles a piezas para los mayores. «La respuesta de los vecinos está siendo extraordinaria. La Policía ha pasado más de una vez; se han parado y, al ver a tanta gente en las ventanas, decide no hacer nada. Lo digo porque sí que tengo amigos que han puesto también música desde sus casas y los vecinos han llamado a la Policía». «Lo que saco de esta experiencia es la unidad y complicidad que se está creando. Llevo más de dos años aquí, y en estos días me conozco a media plaza. Es una sensación muy chula esta comunión y unidad ante la adversidad», concluye.
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