Las noticias más leídas del viernes 7 de febrero en El Norte de Castilla
El coro del IES Condesa Eylo, del que la joven formó parte, interpretó dos obras durante el homenaje. Alberto Mingueza

Valladolid vuelve a arropar a la familia de Teresa Rodríguez: «Nadie es dueño de la vida de nadie»

Un millar de personas rinden homenaje a la joven asesinada en Bruselas y recuerdan su alegría, generosidad y pasión por ayudar a los demás

Eva Esteban

Valladolid

Jueves, 10 de noviembre 2022, 21:36

Para saber quién era Teresa Rodríguez Llamazares solo hubo que poner un pie este jueves en la Plaza Mayor. Toda palabra se quedaba corta para definir a la joven enfermera de 23 años que murió en Bruselas acuchillada por su expareja, César A., el ... pasado 27 de octubre. Cerca de un millar de personas –según estimaron fuentes policiales– se concentraron en torno a la estatua del Conde Ansúrez para rendir un caluroso homenaje y recordar a la chica de la «sonrisa contagiosa», aquella capaz de convertir el «invierno en primavera» y con una devoción extrema por «ayudar a los demás», como la recordó una amiga íntima, Sara Polanco, que se erigió portavoz de la «tropa» –como se refirió a su grupo de amistades– y de los Scout Íberos, del que la joven fallecida formaba parte.

Publicidad

La Plaza Mayor de Valladolid se quedó este jueves por la tarde muda. Silencio. Rabia. Lágrimas imposibles de contener y abrazos interminables para arropar a sus padres, Blanca y Juan, y su hermano Francisco. «Es una pesadilla, pasado mañana mi hija seguirá muerta, y dentro de un año. Esto tiene que parar», se limitaba a decir, cabizbaja, la madre, instantes antes de comenzar el acto.

Un enorme lazo blanco iluminado por una veintena de velas presidía el homenaje. El reloj del Ayuntamiento anunció la hora en punto, las siete, y apenas un par de minutos después el coro del IES Condesa Eylo –del que también llegó a formar parte la joven–, a los pies de la escultura, abrió el homenaje. Compañeros, amigos, familiares, conocidos, funcionarios del Consistorio vallisoletano o, simplemente, vecinos de a pie, que no la conocían ni a ella ni a sus familiares, se concentraron para reclamar justicia y recordar a la joven.

«Creía en la libertad y el respeto; jamás podría haber imaginado que algo así la pudiera ocurrir», lamentó su madre, Blanca

«No es fácil hablar en un momento como este; es difícil ponerse en la piel de sus familiares, es muy duro», lamentó el alcalde, Óscar Puente, el primero en tomar la palabra. Lo fue más aún, si cabe, porque «soy padre de dos hijas». E insistió Puente en recordar que «cualquiera podíamos estar en el lugar de la familia de Teresa». «Ojalá nunca hubiéramos tenido que celebrar este acto; respetemos la libertad de las mujeres de elegir su vida», reivindicó el regidor, quien también aseguró sentir «orgullo de vivir en una sociedad como la vallisoletana, pacífica, cívica y que se solidariza con la familia» de la enfermera fallecida.

Publicidad

Deja Teresa Rodríguez una huella imborrable entre quienes tuvieron la fortuna de conocerla. No olvidarán 'sus' scouts esa sonrisa que la caracterizaba, que se intuía incluso bajo la mascarilla. Se niegan a hablar de ella en pasado, porque –dijo Polanco– «solo muere quien es olvidado». «Guía nuestro camino. Estarás brillando siempre en cada uno de nosotros; nos volveremos a ver, cuida de tu manada», concluyó, abatida, la joven amiga.

«No puede volver a pasar»

Fue su madre la última en intervenir. Lo hizo para agradecer el apoyo incondicional y las muestras de cariño recibidas en estas dos terribles semanas. Pero también para rememorar lo «generosa, alegre y valiente» que era su hija. «Creía en la libertad, en el respeto, en la igualdad, en la no violencia y el diálogo. Jamás podría haber imaginado que algo así la pudiera ocurrir», lamentaba su madre.

Publicidad

Aprovechó Blanca Llamazares para pedir a los allí presentes que eduquen a sus hijos en «el camino de la igualdad». «Recapacitemos y reflexionemos, la familia somos la principal fuente de transmisión de valores, es imprescindible que nuestros hijos vivan en su casa y desde la niñez una relación de igualdad, de respeto mutuo y de no violencia», aseveró. «Lo que le ha pasado a Teresa no puede volver a pasar, nadie es dueño de la vida de nadie, ni de su libertad, ni de su capacidad de decir qué hacer o qué no, con quién estar y con quién no. Ni una menos nunca más», sentenció entre aplausos.

Era Teresa sinónimo de libertad, valentía. Creía firmemente en la igualdad. Sus excompañeros del coro lo sabían. Y escogieron para recordarla para siempre y despedir el homenaje la canción 'Whatever' de Oasis: «Soy libre para ser cualquier cosa, cualquier cosa que elija [...] Soy libre para decir cualquier cosa, cualquier cosa que yo quiera. Si esta mal o bien, da igual [...] Eres libre para estar en cualquier parte, en cualquier sitio que te apetezca...», entonaron , bajo la dirección –al teclado y guitarra– de Iñaki Becoechea.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad