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El estadio Zorrilla, con el cerro de Parquesol al fondo, sin apenas árboles. Junto al recinto deportivo, solo aparecía «Continente», hoy Carrefour.

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El estadio Zorrilla, con el cerro de Parquesol al fondo, sin apenas árboles. Junto al recinto deportivo, solo aparecía «Continente», hoy Carrefour. Archivo Municipal de Valladolid

Así era Valladolid antes de ser verde

Imágenes del antes y el después de una ciudad que ha multiplicado por 11 sus espacios naturales en apenas cuatro décadas

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 22 de septiembre 2019, 08:06

La ciudad cambia tan despacio que resulta imperceptible. Parece inmutable, una postal fija que solo se mueve cuando, por circunstancias de la vida, uno la abandona para regresar al cabo de un cierto tiempo. Es entonces cuando se repara en ese comercio que ya no está, en esa calle que ahora es peatonal o en que la plaza tiene ahora unos columpios modernos, de los de suelo acolchado, que ya hubieran querido tus rodillas cuando eras chaval.

Y sin embargo, se mueve, que diría un heliocentrista.

Si no lo creen, miren ese estadio Zorrilla que preside la información, con la nada a su alrededor, y echen un vistazo a este frondoso entorno que lo acoge ahora, ni siquiera cuatro décadas después:

Zona arbolada junto al estadio y en las laderas de Parquesol. Ramón Gómez

Quizá piensen que toda esa zona es nueva, que así cualquiera. Pero que en realidad Valladolid siempre ha sido más o menos así. Seguro que muchos de los que hicieron la mili en Valladolid, que fueron miles, podrían contarles un recuerdo mucho más amargo, más en blanco y negro. Como ese Paseo de Zorrilla que parecía un despoblado:

Arriba, el Paseo de Zorrilla sin árboles a la altura de la Plaza de Toros. Abajo, paseo justo enfrente del coso y jardines de La Rubia. Archivo Municipal de Valladolid y Ramón Gómez.
Imagen principal - Arriba, el Paseo de Zorrilla sin árboles a la altura de la Plaza de Toros. Abajo, paseo justo enfrente del coso y jardines de La Rubia.
Imagen secundaria 1 - Arriba, el Paseo de Zorrilla sin árboles a la altura de la Plaza de Toros. Abajo, paseo justo enfrente del coso y jardines de La Rubia.
Imagen secundaria 2 - Arriba, el Paseo de Zorrilla sin árboles a la altura de la Plaza de Toros. Abajo, paseo justo enfrente del coso y jardines de La Rubia.

O cuando La Victoria, entre el Canal de Castilla y el río Pisuerga, apenas dejaba resquicio a algún arbolito suelto, mientras la Rondilla, al otro lado del cauce, parecía sedienta.

Abajo, el Canal de Castilla, frontera del barrio de La Victoria, con el Pisuerga por encima para dar paso a la Rondilla, sin apenas zonas verdes. Archivo Municipal de Valladolid.
Parque Ribera de Castilla, en la Rondilla. Alberto Mingueza

El contraste es mayor en aquellas zonas que han servido como ensanche de la ciudad cuando la población se ha incrementado. La foto en blanco y negro (esta, literalmente) de los terrenos del Jardín Botánico, en el año 1998, daba paso apenas diez años más tarde a una imagen mucho más bucólica.

Terrenos donde se ubicaría el Jardín Botánico, en 1998. Gabriel Villamil
La zona, ya acondicionada apenas una década más tarde. Gabriel Villamil

Valladolid apenas tenía 100.000 habitantes a mediados del siglo pasado. Los doscientos mil que ha crecido desde entonces, con vaivenes en el padrón, supusieron que se construyeran barrios enteros. Y eso que no se alcanzaron nunca las previsiones más optimistas del Plan General de 1984, que creía que se llegaría a 332.000 en el año 2001. Se quedó en 318.000. La Huerta del Rey quebró definitivamente el Pisuerga como frontera.

Por encima de la Plaza de Toros asoma el río, con los edificios de Reyes Católicos y Puente Colgante a su vera. Al otro lado, la Huerta del Rey, aún sin edificar. Debajo, Villa de Prado con las zonas arboladas. Archivo Municipal de Valladolid y Ramón Gómez
Imagen principal - Por encima de la Plaza de Toros asoma el río, con los edificios de Reyes Católicos y Puente Colgante a su vera. Al otro lado, la Huerta del Rey, aún sin edificar. Debajo, Villa de Prado con las zonas arboladas.
Imagen secundaria 1 - Por encima de la Plaza de Toros asoma el río, con los edificios de Reyes Católicos y Puente Colgante a su vera. Al otro lado, la Huerta del Rey, aún sin edificar. Debajo, Villa de Prado con las zonas arboladas.
Imagen secundaria 2 - Por encima de la Plaza de Toros asoma el río, con los edificios de Reyes Católicos y Puente Colgante a su vera. Al otro lado, la Huerta del Rey, aún sin edificar. Debajo, Villa de Prado con las zonas arboladas.

A veces no es necesario construir un barrio entero para 'verdear' un espacio urbano. Basta, simplemente, con eliminar el hormigón para colocar un poco de césped y algún árbol que conecte con el entorno natural más cercano. Un ejemplo de eso fue la conocida como Plaza del Milenio o, antaño, de Usos Múltiples.

Aparcamiento del Edificio de Usos Múltiples, hace unos años. El Norte
La misma plaza, ya denominada del Milenio, con la Cúpula y las zonas ajardinadas.

Pajarillos era otro de esos barrios obreros que reclamaron servicios necesarios para abastecer a toda la población que empezaba a ensanchar la ciudad a medida que esta se industrializaba. La actuación en Canterac, junto a otras que se han hecho posteriormente, han servido para paliar lo que en un primer momento era un déficit tremendo de zonas verdes y espacios de recreo.

Arriba, construcción del instituto Galileo en Pajarillos. Sobre estas líneas, parque de Canterac y zona arbolada junto al antiguo matadero. Archivo Municipal de Valladolid, Miriam Chacón y El Norte.
Imagen principal - Arriba, construcción del instituto Galileo en Pajarillos. Sobre estas líneas, parque de Canterac y zona arbolada junto al antiguo matadero.
Imagen secundaria 1 - Arriba, construcción del instituto Galileo en Pajarillos. Sobre estas líneas, parque de Canterac y zona arbolada junto al antiguo matadero.
Imagen secundaria 2 - Arriba, construcción del instituto Galileo en Pajarillos. Sobre estas líneas, parque de Canterac y zona arbolada junto al antiguo matadero.

El nuevo Plan General de la ciudad mira ahora hacia el alfoz. Hacia las localidades que acogen los ríos Duero y Esgueva, hacia ese anillo exterior natural que podría conformarse si todas las administraciones se pusieran de acuerdo. En Arroyo, el Parque del Socayo ya es una realidad al borde de Pisuerga. Y entronca con Arturo Eyries por la misma ribera y con la zona sur de Valladolid por la otra. Nada que ver con lo que ese lugar era antes de ayer, como quien dice.

Salida de la avenida de Salamanca hacia Arroyo. Archivo Municipal de Valladolid.
El puente de la Hispanidad, con las urbanizaciones al fondo. Ramón Gómez

Hoy, cuarenta años después de que Valladolid decidiera apostar por los espacios naturales, la estampa de aquella ciudad destinada a crecer se ha convertido en una realidad verde incontestable.

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