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A la mesa por el soterramiento, que congregó a agentes sociales y económicos para informar de una apuesta municipal por soterrar las vías que dependerá ... en última instancia del Gobierno, le ha seguido la mesa municipal por la automoción. Una reunión con bastante más músculo que la primera, porque a ella se sentaron representantes de las dos universidades, la UVA y la UEMC, empresas innovadoras como Cidaut y Cartif, Renault, Michelin, Iveco, Lingotes Especiales, Industrias Maxi y la CEOE, la Cámara de Comercio y los sindicatos CC OO y UGT.
Jesús Julio Carnero promueve este cónclave como respuesta a uno de sus compromisos electorales y en defensa de un sector preocupado por los ritmos que impone Europa. El sector industrial «con más peso en Valladolid, con casi 20.000 puestos de trabajo directos« lleva tiempo reclamando moratorias. Una, ya conseguida, para posponer la aplicación de la normativa Euro 7. Otra, para que no se prohíba la venta de coches que no sean exclusivamente eléctricos en 2035. Y también para que encuentren acomodo en las líneas de ayudas y en la »transición ordenada« hacia un futuro sin emisiones los vehículos híbridos. Un segmento que es, precisamente, uno de los puntos fuertes de la industria vallisoletana.
El Ayuntamiento pretende erigirse así en intermediario y facilitador. Por un lado, para aproximar a las empresas y a las universidades a través de la Agencia de Desarrollo Económico. Y por el otro, para albergar proyectos piloto relacionados con el vehículo conectado, por ejemplo, o para crear «un sandbox de movilidad». Es decir, un entorno limitado y controlado en el que poder poner a prueba soluciones de movilidad tecnológicas, como el coche autónomo. Una ayuda en la que Madrid ya dio el primer paso este mismo año aprobando una ordenanza para utilizar así el barrio de Villaverde. Entonces, a través de una nota, el Ayuntamiento de Madrid explicaba que solo hay dos zonas similares en todo el mundo, en Singapur y California. Por contextualizar, el 'sandbox' de Villaverde tendría 20 kilómetros cuadrados, un 10% del término municipal de Valladolid.
También se quiere crear una oficina del vehículo eléctrico y un servicio de apoyo a la captación de subvenciones, inversiones y proyectos, algo que empieza a ser una necesidad no solo para las empresas sino para los ayuntamientos pequeños. Es tal el aluvión de ayudas de todo tipo y de diferentes instancias (Europa, Gobierno nacional, Junta, Ayuntamiento, Diputación), que empresas pequeñas o municipios sin muchos recursos se ven desbordados y dejan escapar posibles subvenciones por la imposibilidad de gestionarlas.
Aún hay una tercera vertiente de esta relación Ayuntamiento-sector de la automoción: la de la protesta. En su «defensa de una transición ordenada de la industria de la automoción», el Ayuntamiento de Valladolid se compromete a plasmar su posición «en todas aquellas instancias institucionales en las que participa». Y, al ser una idea en línea con lo expresado por los partidos que conforman el Gobierno municipal, PP y Vox, es fácil suponer que esa protesta se haría extensible a las instancias nacionales y europeas, como de hecho ya ha sucedido.
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