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Lo primero, el dato. La Memoria del Servicio del Juego de 2020 elaborado por la Junta recoge que Castilla y León cerró el año con 145 establecimientos de juego entre salones (127) y casas de apuestas (18). El triple que hace cinco años, cuando ... había 47 y 3, respectivamente. Ahora, para poner coto a esta proliferación, a modo de solución provisional mientras se modifica la actual normativa autonómica (aprobada en 1998), el Ejecutivo liderado por Fernández Mañueco ha movido ficha y ha decidido detener durante dos años la apertura de nuevos de estos locales. Una medida que el consejero de Presidencia, Ángel Ibáñez, defendió como «urgente» a fin de «evitar la especulación».
Algo que ha sido bien recibido en la Asociación de Jugadores Patológicos Rehabilitados de Valladolid (Ajupareva), pero que a efectos prácticos –dice su presidente, Ángel Aranzana– cambia poco o nada el tablero de juego. Porque cada vez son más los que recurren al mercado 'on-line', un proceso potenciado y acelerado por la pandemia. «Hicimos un estudio que decía que el confinamiento había elevado el número de jugadores diarios del 8% al 19%», comenta, al tiempo que desvela que «ya se está notando» la repercusión del coronavirus. Las consecuencias de casi cuatro meses encerrados en casa.
En lo que va de año, esta asociación ha atendido cuarenta nuevos casos de adicción al juego. «Más que el año pasado, menos que hace dos», matiza Aranzana. No obstante, de mantenerse el ritmo «llegaremos a los cien». «En 2019 tuvimos un pico muy alto, atendimos a 114 personas, la gran mayoría hombres, y de seguir así lo igualamos seguro. En 2020 ingresaron 69, hubo mucho menos por la pandemia, el miedo de la gente a acudir y la imposibilidad de juntarnos», justifica.
La otra cara de la moneda, los empresarios del sector, entienden la paralización de nuevas licencias como una «consecuencia lógica en todo proceso de modificación de una normativa, en este caso del juego». Aunque no quita que se sientan «señalados» y que crean que en torno a su figura se está levantando una «alarma social injustificada». Lo dice el secretario de la Asociación de Empresarios de Salas de Juego de Castilla y León (Sajucal), Luis González, pero sus palabras podrían promulgarlas los representantes de cualquiera de las 450 empresas del juego implantadas en la comunidad. O también las 2.000 personas que directamente viven de ello, según las estimaciones que maneja la propia agrupación. «Nos sentimos totalmente señalados, la gente en general está muy desinformada y entendemos que gozamos injustificadamente de una alarma social que no se puede sostener», lamenta.
Dice el presidente de la Asociación de Jugadores Patológicos Rehabilitados de Valladolid (Ajupareva), Ángel Aranzana, que la situación actual le recuerda a la crisis económica de 2008. El motivo –explica– es porque hay «mucha gente, sobre todo jóvenes», a quienes se les ofrece «gangas por el juego y cuando van a hacerlo, se dan cuenta de la cruda realidad, de que no es lo que les habían vendido».
Una adicción que arrastra a todo el núcleo familiar, pues cuando alguien acude a Ajupareva en busca de ayuda, también se ofrece rehabilitación al resto de miembros. «Es algo que se traspasa a la persona que tienes al lado, por lo que todo el núcleo tiene acceso a terapia tanto individuales como grupales para intentar recomponer todo lo que se ha roto», señala el representante.
Por otra parte, aboga por «regular al máximo» el acceso al mundo de las apuestas y el azar. «Si se prohibiese, las mafias se pondrían las botas con casinos y casas de apuestas ilegales, sería una catástrofe total y ahí sí tendríamos un grave problema», sentencia.
Pero el juego está al alcance de todos. A la vuelta de la esquina. De hecho, en Valladolid es hoy el doble de probable cruzarse con uno de estos establecimientos que hace cinco años. En 2015 había en la provincia 14 salones de juego y tan solo un local en el que apostar, mientras que a principios de este año la cifra era de 31 y seis, respectivamente.
Una tendencia creciente que se ha mantenido en el resto de la región. Segovia, por ejemplo, hace cinco años tenía 'solo' un salón de juego, mientras que el último informe de la Junta revela que acabó 2020 con seis locales de juego y uno donde se realizan apuestas. Palencia, por su parte, ha visto 'nacer' en ese mismo periodo hasta nueve salones de juego (en 2015 tenía contabilizados tres y hace seis meses, doce) y una casa de apuestas (ahora, dos). En Salamanca el aumento ha sido también exponencial, pasando de los siete salones de juego y casas de apuestas a los 23, nuevamente entre 2015 y 2020.
También está el juego a tan solo un 'clic'. Basta con introducir en el buscador las palabras «hacer» y «apuesta» para que aparezcan 130 millones de resultados tanto de operador de juegos de azar como de vídeos que explican cómo hacerlo. Una nueva 'modalidad' que el portavoz de Sajucal considera que está «descontrolada». Este mundo va más allá de casas de apuestas y salas. También abarca casinos, boleras, bares o restaurantes, entre otros. Por otra parte, cabe destacar que las autorizaciones concedidas cada año a los establecimientos del juego se han desplomado en los últimos años. Mientras que en 2015 se aprobaron 224 en la región (42 en Valladolid), en 2020 se hizo lo propio en 39 ocasiones (cinco en la provincia, de los que dos eran salones de juego).
Por otra parte, durante 2020 las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado levantaron en la comunidad 49 actas de infracción a la normativa en materia de juegos de suerte, envite o azar, de las que 31 eran muy graves y 18, graves. De ellas, once y nueve, respectivamente, se dieron en la provincia de Valladolid. Las leves no se recogen. Asimismo, en el conjunto de la región se iniciaron 101 expedientes sancionadores, de los cuales 50 fueron calificados como muy graves y 51 graves.
No es un juego. A día de hoy, la vida de al menos 216 familias en Valladolid, las que se acogen a los programas de Ajupareva, está hipotecada por esta lacra. Calificada por algunas voces como «la heroína del siglo XXI». Que atrapan a los más vulnerables. Los agentes implicados (administraciones, asociaciones que atienden a personas con ludopatías, empresas del sector y sindicatos) evidenciaron en la Mesa del Juego Responsable, con su decisión, que persiguen regularizarlo al máximo.
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