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Los números no mienten. De las 36 casas de apuestas que se ubican en Valladolid ciudad, nueve se sitúan en barrios con rentas medias anuales inferiores a 19.000 euros: Delicias, Pajarillos y Arca Real y el distrito que abarca Rondilla, Santa Clara y ... Barrio España concentran el 25% de los locales de juego de Valladolid. Uno de cada cuatro de estos espacios se sitúan, pues, estratégicamente en los barrios más humildes de la provincia, si atendemos a los datos manejados por la agencia tributaria con declaraciones del IRPF de 2016.
Esta cantidad de locales de juego prácticamente dobla a los cinco que se pueden encontrar en la zona centro (correspondiente al código postal 1), que abarca Isabel la Católica y Plaza España y en la que se encuentran hasta cinco de estos recintos que han ido desplazando la adicción de las clásicas máquinas tragaperras por apuestas deportivas, ruletas electrónicas y, más al margen, las agresivas campañas mediáticas y publicitarias que se sirven de destacadas personalidades del fútbol, el cine o la televisión para invitar, cuando no incitar, al juego 'on-line'. Un nuevo reto al que mirar tras los esfuerzos volcados por la Asociación de Jugadores Patológicos Rehabilitados de Valladolid, Ajupareva, que este año habilitó en su sitio web un mapa interactivo para localizar las diferentes casas de juego a lo largo y a lo ancho de la ciudad.
«Forma parte de su estrategia», opina Ángel Aranzana, presidente de la asociación: «Cuentan con psicólogos, expertos en marketing y todo tipo de profesionales y se ubican atendiendo a factores como las rentas de los barrios o el nivel de juventud que hay en ellos». Sí que asume que, en esta lid, es su palabra frente a las de las casas.
«Ellos afirmarán que se basan en el precio del suelo y que irán a los lugares donde este les sea más barato». Así lo corroboran las palabras de Alejandro Landaluce, director general de la patronal Consejo Empresarial del Juego (CeJuego, en la que se integra, entre otras, Codere), recogidas por el digital Eldiario.es: para Landaluce, todo depende «del precio del metro cuadrado», y afirma que no le consta que haya responsable alguno que «utilice el criterio de la renta para establecerse en determinada ubicación».
«Es como cualquier otro 'retail', de muchas ventas de poco», prosigue el representante de la patronal en el texto firmado por el periodista Jesús Travieso: «Interesa agruparse para facilitar un efecto llamada, como ocurre con las tiendas de ropa o los cines. Principalmente, en zonas en las que exista un tránsito suficiente. Si ves cuatro pizzerías juntas, no te alarma». Aranzana, conocedor a fondo de este argumentario, no lo ve tan claro: «Nosotros estamos convencidos de que siempre hay algo más: no tiene sentido abrirlas en los lugares donde, por no haber, no hay ni dinero para apostarlo».
Y es que son hasta cuarenta los recintos de apuesta que se ubican en la provincia (a los 36 arriba consignados en la ciudad cabe sumar dos más en Laguna de Duero y uno tanto en Tordesillas como en Medina del Campo), de los cuales el 7 de la suerte y del premio de la tragaperras coincide con las siete casas que se aglutinan, lo han adivinado, en las calles del 47007, en torno a los alrededores del Paseo Zorrilla: dos en el Camino de la Esperanza, una en la calle Florida, en Hípica, Toreros, Álvarez Taladriz y San José. Le sigue el barrio Delicias, con cinco espacios recreativos: dos en Embajadores y el resto repartidos entre Canterac, Avenida de Segovia y la calle Carmelo.
Finalmente, la zona centro, aquella con rentas anuales superiores a 30.000 euros, corona el podio con otras cinco casas repartidas entre la calle Mantilla, María de Molina, Ferrari y dos en Plaza España. Precisamente el mapa de Ajupareva alerta además de la proximidad de centros educativos con respecto a estos locales de juego, y uno de estos dos últimos casos son escandalosamente ejemplares: 75 metros separan el Luckia esquinado en Plaza España del colegio público Antonio García Quintana.
No es el único: apenas 42 metros, poco menos de un minuto a buen paso, se pueden medir entre la casa de apuestas del número 10 de San Blas con el colegio Santa Teresa de Jesús de la calle Felipe II. Institutos como el IES Ribera de Castilla o el colegio Amor de Dios, entre muchos otros, pueden mirar con cierta inquietud a la distancia, poca, de los locales de juego a sus centros, que permiten una escapada rápida a cualquier alumno en horario de recreo con notable facilidad: «Esta cercanía es una de nuestras grandes preocupaciones», afirma Aranzana; «junto a la petición expresa que hacemos para que se soliciten los carnets antes de la entrada a cada casa, y no cuando la persona se disponga a jugar».
Pocos sentimientos de soledad tan intensos se respiran como cuando se cruza una de estas puertas y se entra en los grandes recintos rojos. Salones recreativos, los llaman, pero toda recreación que allí se lleva suele darse, salvo excepciones, en silencio y, la mayor parte de las veces, en absoluta soledad. Jugar, jugar, jugar y, se gane o se pierda, seguir jugando. Por eso resultan clave en Ajupareva las sesiones grupales de rehabilitación, donde cada ludópata comparte sus avances, verbaliza sus testimonios y se sincera en sus errores, a fin de seguir evolucionando en su recuperación y de que otros se nutran, a su vez, de estos beneficios. El grupo frente a la soledad. Lo colectivo frente a lo individual.
«Hoy he tenido una semana chunga», comienza 'Benito' (nombre ficticio), que se abre sobre la muerte de su tío, el segundo en lo que va de año, y cómo en este duelo ha sentido más lejanas las ganas de jugar que en el anterior. «A veces se empieza apostando con la familia al julepe en Nochebuena o Navidad, de mentirijillas, y cuando te quieres dar cuenta eres un ludópata», aporta 'Juanjo'.
En la sesión, eminentemente masculina, callan los más jóvenes, con frecuencia deudores en apuestas deportivas, mientras escuchan a quienes llevaron al límite a su entorno y a sus seres queridos, que mintieron a sus parejas y robaron a sus padres y a sus hijos, que perdieron el trabajo y ganaron deudas, y que, pese a todo, continuaron apostando: «Da igual que ganes o que pierdas: el dinero quema en el bolsillo», consensúan. «Juegas para seguir jugando».
En 2018 Ajupareva, que este año cumple 30 años de actividad y compromiso con el colectivo, acreditaba 2.623 pacientes, sobre los que actúa a nivel psiquiátrico, psicológico, social y nutricional. En su método de trabajo se pueden discernir cuatro fases: acogida; con un primer contacto con el afectado y la familia gracias a la mediación de una persona rehabilitada; un estudio biopsicosocial a base de tests psicológicos; la rehabilitación propiamente dicha mediante tratamientos personalizados y reuniones en conjunto; y las terapias de grupo para fomentar apoyos mutuos y valor de colectivo.
Al margen de los mapas, el juego online gana peso en la adicción y, como cualquier otra app móvil, se puede jugar en el autobús, en una terraza o desde la misma casa. Bien lo sabe 'Rocío', que empezó a apostar con una ruleta 'online' a partir de un banner que le apareció en Internet y actualmente lleva más de un año y medio en rehabilitación: «Muchas de estas aplicaciones permiten empezar con un modo práctica, te enganchas y ya empiezas a apostar con dinero real», recuerda. «Ahí te entra la ansiedad: pierdes lo que ganas y luego lo que juegas, pero sigues apostando; de repente ganas y la felicidad es instántanea, aunque dura poco, y cuando vuelves a perder terminas el día huraña y de mal humor».
A esta mujer residente en Pajarillos, que empezó a jugar aburrida por el desempleo, no le pareció, al igual que tantas otras personas, que tuviese un problema hasta que fue descubierta: «Sabía que era un timo, y notaba todo lo que me estaba absorbiendo: creo que lo hubiera dejado aunque no me hubiesen pillado», afirma quien recuerda ya sentirse «asqueada pero a falta de una palabra para definir» aquello que estaba viviendo.
Lejos del estereotipo de la persona ludópata demasiado embebida, inconsciente o irresponsable que no puede reconocer el alcance de sus propios actos, 'Rocío' siempre aprovechó la privacidad del móvil porque, a nivel inconsciente, ya era capaz de anticipar que lo que estaba haciendo podía ser objeto de dura crítica: «El rasero es distinto con los hombres; se juzga peor a la persona ludópata si es una mujer: si se asume que nosotras estamos hechas para cuidar, se piensa que una mujer que juega es mala para todo», afirma.«Yo mentía para jugar, y aquello no podía ser vida».
Afirma que el paso por la asociación le ha ayudado: hoy por hoy 'Rocío' se mantiene sin recaídas, asiste a las sesiones y cumple con los objetivos del decálogo a rajatabla. El camino que le queda, con todo, es largo: «Iré por el paso 4 de 10», estima, quien sabe que tendrá que convivir con una realidad en la que cada vez respira mejor las películas y series con escenas de juego, pero a la que aún se le atraganta la invasiva publicidad: «Me pone muy mala: en ella salen actores, deportistas o presentadores que antes me caían bien, y ahora ya no los puedo ni ver», señala.
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