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En su móvil, quizá con el que lea esta noticia, podrían aparecer en torno a una treintena de aplicaciones instaladas, según el informe de Ditrendia de 2019. Quizá sean más. Los más mayores utilizan menos, y los más jóvenes, más. Sin embargo, hay una cuestión ... curiosa. De esas treinta, los usuarios apenas recuerdan tener una docena de ellas instaladas. «En 2018 en España se descargaron un total de 1.200 millones de 'apps'», asegura el mismo informe. Hay variaciones, además. Statista aseguraba que, en 2017, los españoles recordaban tener instaladas hasta 40, en el caso del 9% de los usuarios más 'instaladores de «apps»', y unas 15 cuando menos. Y Alianzared habla de que utilizamos 9 aplicaciones al día y unas 30 al cabo del mes.
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Muchas de las que saturan la pantalla del móvil en carpetas y subcarpetas nunca se utilizan.
Solo en Valladolid, un usuario podría tener instaladas cinco relacionadas con servicios municipales: Telpark (para la ORA), Vallabici (alquiler de bicicletas), Aquavall (suministro de agua), Auvasa (autobuses) y Recarga de Iberdrola (para los puntos de carga de coches eléctricos). Eso, si no ha dejado de tener instaladas Blueparking y Bicimetro, que fueron pioneras en la ciudad pero que se quedaron obsoletas.
«Hay que hacer la vida más fácil, no puedes tener 30 aplicaciones instaladas en el móvil», reconoce Charo Chávez, concejala de Innovación, que ha tomado el testigo de un proyecto que arrancó en 2015, cuando el Ministerio de Energía, Turismo e Industria lanzó la segunda convocatoria de Ciudades Inteligentes. Se presentaron 111 ideas y se seleccionaron 14, entre ellas la de Valladolid, dotada con casi cuatro millones de euros de los que el 70% lo aporta el Ministerio.
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Los primeros réditos de ese gran plan se empezarán a ver en el mes de octubre y culminarán a finales de 2021, cuando los vecinos y los turistas tendrán al alcance de una sola aplicación móvil todos los servicios que puede ofrecer la ciudad. No solo los propios del Ayuntamiento, sino aquellos asociados como el de la ORA, que ahora se puede abonar con la aplicación de Telpark, o Aquavall, Auvasa, Vallabici... Más todos los que se puedan incorporar en un futuro. «Ya hemos elaborado una cláusula que hemos llamado 'smart' para añadirla en todos los contratos del Ayuntamiento», señala Charo Chávez. «Quiere decir que cualquier contrato que conlleve una solución tecnológica debe ser compatible con esta 'plataforma ciudad' que estamos construyendo», aclara.
Esto es, si en un futuro a medio plazo se establece un servicio de coche compartido, o de alquiler de patinetes eléctricos, como ya existen en otras ciudades, mediante convenio con el Ayuntamiento, se obligará a que las aplicaciones que utilicen puedan integrarse en la plataforma que se está construyendo.
En la práctica, esta plataforma se concretará en una aplicación móvil y una tarjeta física. «Una tecnología como esta no puede excluir a ningún ciudadano. Muchas personas a lo mejor no tienen un móvil, o niños con bonobús, así que haremos compatibles los dos servicios, puedes tener una tarjeta virtual en el móvil o física», explica la edil.
Lo primero que verán los usuarios, sin embargo, estará lejos de ofrecer todas las posibilidades de esta tecnología. «Hay diferentes etapas porque así lo marca el proyecto, que tiene una duración de hasta 30 meses. El primer momento de la tarjeta será en octubre, pero no va a tener todos los servicios en ese primer momento. El Ministerio marcó el calendario de forma inamovible y eso nos permite marcar otras decisiones de carácter organizativo», señala Chávez, aunque a cambio explica que el Ayuntamiento de Valladolid se ha garantizado que en un futuro podrá actualizar la aplicación si lo desea. «Casi todo se está ejecutando en código abierto para después no tener esa dependencia de una sola empresa –es T-Systems la firma que ganó el concurso del Ministerio– y que en un futuro podamos tener el control para desarrollar tecnologías con un engarce coherente con esa gran plataforma», señala la concejala.
Así, en octubre se incluirán, si se cumple el calendario previsto, los autobuses y los servicios de los centros de mayores. La idea es que se puedan abonar con esta aplicación o con la tarjeta las diferentes actividades de estos centros, que cuentan con unas 10.000 personas inscritas en ellas. «Es importante probar porque las personas mayores son las que tienen más tiempo para experimentar y un 'feedback' muy crítico con la Administración», indica Chávez.
El proyecto incluye la posibilidad de que la tarjeta o aplicación funcione también como monedero y sistema de pago. Cuando se aprobó el plan por parte del Ministerio, la Agencia de Innovación explicó que «el saldo [de la tarjeta] podrá ser recargado, además de en los quioscos de prensa, como se hace actualmente, en los parquímetros de la ORA, a través de Internet y en otras dependencias municipales». Esto es relevante porque en octubre se quiere incorporar, también, la parte asociada a los otros usuarios de la aplicación, los turistas. «Todos los servicios turísticos van a estar incorporados aquí, en principio con un alcance limitado porque no será operativo con todo el alcance previsto hasta final de proyecto», advierte la concejala de Innovación. Está previsto que se emitan, en un primer momento, unas 250.000 tarjetas.
Cuando se aprobó el proyecto, el esquema de la Agencia de Innovación comprendía servicios entonces existentes que se incluirían tanto en la vertiente ciudadana como en la turística de la tarjeta.Esto es, autobuses urbanos y Vallabici. A esos se añade la ORA, ya implantada. Y en el caso de los visitantes, acceso a museos, bus turístico, wifi público donde esté disponible...
Otro ejemplo de lo que se puede llegar a hacer es el de las bibliotecas públicas. «Nuestras bibliotecas municipales tienen ahora la misma tarjeta que la de la Junta. Como lo hemos sabido con tiempo hemos hecho compatible la nuestra con la de la Junta, con las dos podrá entrar», señala Chávez. Y es que esa es la ambición principal de este proyecto. Conseguir que una sola aplicación o una única tarjeta sirvan como puerta de entrada a todos los servicios que preste la ciudad. Eso obliga, por tanto, a construir una plataforma suficientemente dimensionada y con posibilidades de expansión para no quedarse obsoleta en poco tiempo. «Ahora tenemos dos años en los que debemos ir incorporando servicios, es una arquitectura que tiene que estar muy bien diseñada para que pueda caber todo y que no se quede corta», advierte Chávez.
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