Borrar
Una colisión múltiple causa retenciones en la A-11 en La Cistérniga
El 'sintecho' Gabriel Rodríguez, Carmen Arias y el educador de Cáritas Paco Burón. L. N.
Una puerta en la calle para crear conciencia del 'sinhogarismo'

Valladolid

Una puerta en la calle para crear conciencia del 'sinhogarismo'

Voluntarios y usuarios de Cáritas celebran el día de las personas sin techo con una escultura en la calle y una comida de hermandad

Laura Negro

Valladolid

Sábado, 28 de octubre 2023, 18:47

Con motivo de la celebración del Día Mundial de las Personas Sin Hogar este domingo 29 de octubre, Cáritas Diocesana de Valladolid ha realizado una campaña de concienciación y denuncia. Y lo ha hecho, como no podía ser de otra manera, en la calle. Sus voluntarios pretenden mover conciencias y dar presencia social a las personas que no tienen un techo bajo el que vivir, a la vez que denunciar la desprotección social y la falta de acceso a derechos básicos.

Para ello, ayer viernes, instalaron una escultura perteneciente a la exposición itinerante 'Museo sin hogar. Esperanza sin cobertura', que está viajando por toda Castilla y León y que actualmente está en Palencia. La escultura representa una puerta, tras la cual se esconde una manta, un bocadillo y útiles de aseo, además de mensajes escritos por varias personas que viven en la calle, en los que relatan sus experiencias. «Hemos representado una puerta, que igual que nos abre posibilidades, nos comunica y une realidades, también nos encierra. El simple gesto de abrir una puerta, para algunas personas es algo que va más allá de un movimiento. Es una posibilidad de cambio en sus vidas y de recuperar las ilusiones que un día tuvieron. La puerta representa la realidad de que se puede salir de la calle», explica Paco Burón educador en la casa de acogida El Cauce de Cáritas.

Cáritas Diocesana de Valladolid atiende cada día a un centenar de personas sin hogar, el 90% de ellas, hombres. Los atiende en La Milagrosa, donde está la Unidad de Higiene, en el Centro de Día de la calle José María Lacort y también en los distintos recursos residenciales de la entidad. «Cada día vienen a nosotros unas cien personas, que acuden a los servicios básicos de desayuno, higiene y lavandería. Pero cada vez son más los que acuden también a nuestro servicio de acompañamiento personal y de procesos. Nosotros creemos en sus capacidades y por eso les animamos a que traten de salir de su situación. Les ayudamos en algo tan básico como es conseguir una rutina de higiene o acceder a servicios de salud mental y también en otros aspectos más ambiciosos como la formación y la incorporación al mercado laboral», explica Alberto Díez, responsable del Programa Personas sin Hogar de Cáritas. «En la casa de acogida tenemos 11 plazas y dos viviendas tuteladas con 5 plazas más. El perfil cada vez es de gente más joven, con algunos problemas de salud mental y estamos viendo un aumento de mujeres en la calle, que antes era casi simbólico y empieza a ser más numeroso», prosigue.

Gabriel Rodríguez sabe bien lo que es vivir en la calle. Las escaleras de la iglesia de los Capuchinos son su hogar. Ahí vive. Es de origen asturiano, tiene 44 años y lleva desde los 16 en la calle. «Mi historia empezó con los malos tratos por parte de mis padres. Me fui de casa antes de que me echaran ellos. Estuve en la calle hasta que me fui a vivir con un cura, pero acabé de nuevo en la calle. He tenido varios baches. En los últimos tiempos, estaba viviendo en alquiler con mi pareja, pero perdí el trabajo a raíz de la pandemia y me vi de nuevo solo y sin un techo bajo el que vivir», explica. «Al principio te da igual todo. Entre la gente sin techo es habitual tirar la toalla. Afortunadamente yo me topé con gente que me ha enseñado que la vida es una universidad en la que hay dos opciones: apalancarte o evolucionar, y yo decidí evolucionar. Lo que hago es sobrevivir y luchar a mi manera, porque no estoy de acuerdo con el sistema y cuando eres diferente, al final se te margina», prosigue. Este vallisoletano de adopción se considera un '4x4' en el mundo laboral. Asegura que ha hecho de todo. Ha trabajado en el campo, como camarero y hasta como peluquero. «Lo más duro de la calle es cuando sientes que la gente te discrimina sólo con la mirada. Lo mejor es cuando alguien te trae un café o un bocadillo, porque es algo que no esperas y esas personas te tocan mucho más la fibra. Te hacen sentir más humano. Aquellos que se paran para hablar cinco minutos conmigo, son personas especiales. Muchos se piensan que estamos desahuciados y que no tenemos ganas de trabajar, pero ante todo, somos personas. Eso que no se le olvide a nadie y que en esta situación en la que yo estoy ahora, se puede ver cualquiera», subraya.

Son muchos los transeúntes que se paran curiosos al ver una puerta en medio de la calle y se interesan por esta iniciativa solidaria. «¿Cómo se puede colaborar?» pregunta Carmen Arias, una vallisoletana deseosa de hacer algo por aquellos sin hogar. Gabriel se lo explica. «Hay que crear conciencia», dice. «La sociedad debe saber lo que hay».

El domingo, voluntarios, trabajadores y usuarios de Cáritas celebrarán una comida en la que participarán unas 100 personas para celebrar el día de las personas sin hogar.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla Una puerta en la calle para crear conciencia del 'sinhogarismo'