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Voluntarios de Protección Civil llenan un furgón con víveres del Banco de Alimentos. GABRIEL VILLAMIL
Coronavirus en Valladolid: Las ONG de Valladolid avisan: «Esta no es una crisis para dos días. Lo peor está por llegar»

Las ONG de Valladolid avisan: «Esta no es una crisis para dos días. Lo peor está por llegar»

El paro y el retraso en el pago de los ERTE abocan a muchas familias a solicitar ayuda para comer. El Banco de Alimentos calcula que, al final del verano, pasará de 15.000 a 25.000 beneficiarios

Víctor Vela

Valladolid

Miércoles, 22 de abril 2020, 06:53

María, 30 años, dos hijas de ocho y apenas dos, un trabajo en la hostelería que ya no existe, un marido afectado por el ERTE de su empresa, una hipoteca de 350 euros al mes, unos recibos que no dejan de llegar. El agua, el gas, el wifi, la luz... Y esa inestable sensación del funambulista que camina por un cable cada vez más estrecho, inestable, con el abismo ahí abajo y tan poco donde agarrarse.

«Yo llevaba tres años en la hostelería. Con un contrato parcial, 32 horas semanales». Un día antes, viernes 13, de que el Gobierno decretara el Estado de Alarma, el jefe llamó a María (vecina de Pilarica, prefiere no dar su nombre real) y le dijo que la situación era complicada, que venían tiempos difíciles, que no podía hacer frente a tantas nóminas, que había compañeros que llevaban más en plantilla. En menos palabras, pero más dolorosas, que le tenía que despedir.

«Y luego mi marido, que trabaja como repartidor en la Coca Cola, está en un ERTE. Sin trabajar. Y espera a ver cuándo vuelve, porque si depende también de la hostelería... La situación, hoy por hoy, parece irreversible». Difícil recuperar el equilibrio cuando se está en la cuerda floja. María cobró el desempleo el 3 de abril (300 euros, lo que le correspondía por ese medio mes en el paro). Su marido aún no ha recibido el ingreso prometido por el ERTE. «Tenemos lo justito, lo justito. Yesperando que no se nos rompa nada, porque no lo podríamos arreglar. Ahora que empezábamos a levantar cabeza, que los dos habíamos encontrado algo...».

La crisis sanitaria por el coronavirus.

La pandemia económica.

María es una de las vallisoletanas que se han visto abocadas durante las últimas semanas a solicitar ayuda al Banco de Alimentos, a las entidades solidarias (en su caso a través de Red Madre) que tejen durante estos días una red de seguridad para las familias que empiezan a ver un abismo ahí debajo. El dinero no llega y se va con mucha facilidad. «Yo prefiero pagar los recibos al día, que no se me acumule. Pero eso te deja poco para todo lo demás», cuenta María, quien recibe como ayuda una cesta básica de comida con la que llenar despensa y frigorífico. Porque todo lo demás es, por ejemplo, comer.

Como su caso, cada vez el de más familias. «Esto no ha hecho más empezar. El mes que viene crecerá todavía más y para después del verano, cuando se vayan terminado los ahorros, prevemos un aluvión», augura Ángela Casado, trabajadora social del Banco de Alimentos, entidad que ha lanzado un llamamiento para obtener fondos económicos con los que llenar sus naves de víveres.

Cuando se decretó la alerta sanitaria, la ONG decidió abrir solo un día a la semana, abastecer entonces a sus entidades de reparto e intentar paliar el golpe hasta el 15 de mayo. La realidad les ha desbordado. Hay comunidades de reparto (asociaciones, parroquias) que ya necesitan transfusiones de alimentos para garantizar un mínimo entre los más necesitados. Hay productos que empiezan a escasear: alubias, conservas de pescado, cacao, muy pronto también leche. Y hay una situación de alarma económica que les ha llevado a replantear la estrategia. Ya no es suficiente un día a la semana. Hay que volver a abrir para atender las necesidades.

Este martes se vivió una mañana frenética en las naves del Banco de Alimentos. Más de veinte asociaciones se acercaron con sus furgonetas hasta las naves del polígono de Argales para cargarlas con los víveres que luego distribuyen entre las familias más vulnerables de la provincia. «Y las necesidades crecen, el tema laboral está muy mal, cada vez hay más personas en el paro», asegura Jorge Renedo, de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán («la más extensa de la ciudad, desde Cuatro de Marzo a La Farola»).

Hasta sus locales parroquiales se acercan 120 personas (un miércoles y un jueves de cada mes)para recibir alimentos. «Y sí, cada vez viene más gente. Ya lo empezamos a notar antes del confinamiento, cuando había empresas y bares que empezaban a cerrar. Muchos son trabajadores de la hostelería, cuidadores. Esos fueron los primeros afectados, pero también hay gente de la construcción», afirma Renedo. «Te gustaría abrir la mano, claro. Ayudar a todo el que viene y te lo pide. Pero también hay que garantizar que se entregan los alimentos a familias que de verdad lo necesitan», añade.

«Todos nuestros beneficiarios vienen derivados de los centros de acción social (Ceas), de los Servicios Sociales de la Junta. Hay profesionales que han analizado sus necesidades», aclara Casado. El problema es que, durante estos días, se hace complicado el estudio a distancia de cada caso, la entrega de la documentación precisa para optar a la ayuda. «Y sabemos que los servicios sociales también están desbordados por el incremento de las solicitudes, porque el pago de los ERTE no llega, porque hay muchas familias que viven al día y los ahorros se terminan», añade Casado.

Campañas benéficas para ayudar al Banco de Alimentos

v. m. v.

valladolid. La petición de ayuda que la semana pasada lanzó el Banco de Alimentos se ha traducido ya (a través de aportaciones y donaciones de empresas y particulares) en la recaudación de 80.000 euros, que servirán para comprar aquellos productos que la entidad no puede conseguir ahora a través de otras vías (como operaciones kilo o macrorrecogidas de víveres), suspendidas por la alerta sanitaria del coronavirus. El Banco de Alimentos calcula que necesitará 350.000 euros para hacer frente a las facturas que supondrán la compra de productos para garantizar el suministro hasta el verano. Y a este llamamiento se han sumado ya varias iniciativas y campañas solidarias. Pablo y Jorge han ideado la gala VallaArtistazos, una acción que tendrá lugar el próximo domingo, desde las 12:00 horas, y que reunirá en Instagram (@valladolidcommunity) a músicos, artistas y monologistas de la ciudad con el objetivo de recaudar fondos para la ONG, a través de aportaciones económicas a los números de cuenta de la fundación. También a través de Instagram (@moveartist_valladolid), un centenar de artistas (fotógrafos, pintores, diseñadores, tatuadores, ilustradores)han donado obras para su subasta (hasta el 25 de abril) a través de Internet. El dinero obtenido se destinará íntegro para el Banco de Alimentos con las aportaciones que las personas que han ganado las pujas harán en las cuentas de la entidad, como explican Sara G. Duque y Bezawit Longo, impulsoras de la iniciativa. Una vez enviado un comprobante de la transferencia, el artista remitirá la obra al cliente. El fútbol también se ha sumado, con un torneo de Fifa20 que organiza Diego Altube, portero del Real Madrid Castilla, y una campaña emprendida por Juan Iglesias, jugador vallisoletano del Getafe, quien ha implicado a varios futbolistas para donar botas y camisetas que serán subastadas a beneficio del Banco de Alimentos.

¿Y ante esta situación? «Sabemos que hay entidades que hacen lo posible por ayudar. Que, aunque no tengan los informes, echan una mano, sobre todo a antiguos usuarios». Personas que durante la crisis del 2008, los picos del paro en 2013, tuvieron que acudir al Banco de Alimentos, que con la recuperación posterior pudieron vivir por sus propios medios y que ahora se han visto obligados, de nuevo, a solicitar ayuda.

Carmen López es una de las responsables de AEBE, asociación solidaria con sede en la calle Hornija (Delicias) y un ámbito de acción que llega a barrios de la otra punta de la ciudad, como La Rondilla. Este martes por la mañana se acercó hasta el Banco de Alimentos para recoger los víveres que luego, por la tarde, con la ayuda de Protección Civil, comenzó a repartir entre 108 beneficiarios. «Primero, las familias con niños y bebés en casa. Después, las personas que viven solas o en pareja», cuenta López, quien explica que en torno al 80% de quienes reciben la ayuda de AEBEhan llegado de otros países. La mayoría proceden de Venezuela, pero también los hay con raíces en Ucrania, Marruecos, Colombia...

«Los integrantes de la junta directiva tenemos doble nacionalidad. Sabemos de las dificultades económicas que viven muchas familias. La gente no tiene, porque sus trabajos han sido los primeros en fallar. La hostelería, la limpieza, el comercio...», apunta Carmen. Y el riesgo no solo alcanza a quienes ya tenían trabajo y lo han perdido, sino también a aquellas personas que llegaron a España con una petición de asilo, de protección internacional, y que se encuentran ahora en tierra de nadie, ya que la tramitación de sus permisos se ha empantanado y no pueden percibir la tarjeta roja que les faculta para trabajar.

«Esta no es una crisis para dos días. Hay que vivir la realidad y ser conscientes de que la situación es dura y lo será todavía más», asegura Jesús Mediavilla, presidente del Banco de Alimentos. La Fundación ya se prepara para afrontar unos meses duros .Los más duros de su historia. Calculan que el número de personas que requerirá su ayuda pasará de los 15.033 de antes del coronavirus a los cerca de 25.000 en otoño.

«Vamos a hacer pedidos abiertos a las empresas, para que los productos lleguen según los necesitamos, garantizando el suministro del mes el curso y el siguiente, pero sin acumular comida sin sentido, para garantizar las fechas de caducidad y consumo preferente», explican los responsables de la ONG.

«El aumento de las demandas ya está aquí. Cruz Roja ya nos ha pedido más alimentos. Y nos tememos que muchas de las personas que se están quedando ahora en el paro no recuperarán su trabajo. Son hogares que viven al día, que no tienen capacidad de ahorro, y tenemos que contar con esa situación para planificar nuestra atención», dice Mediavilla. La entidad ha recibido durante los últimos días donaciones por valor de 80.000 euros de particulares y empresas. También ha firmado un convenio con la Diputación y está en conversaciones con la Junta y las Cortes. Varias firmas agroalimentarias les han hecho llegar sus productos. «Estamos muy agradecidos por la solidaridad vallisoletana», cuenta Mediavilla. Una empresa se ha ofrecido además, de forma gratuita, para desinfectar las naves y las furgonetas de reparto de la entidad.

Para colaborar, se pueden hacer ingresos:

Números de cuenta

Caixabank: ES98 2100 3489 5122 1002 0796.

BBVA: ES43 0182 6551 9802 0855 5781.

Santander: ES96 0049 5452 1921 1634 8151.

Unicaja: ES06 2103 2396 6700 3318 7776.

Por otras vías

Bizum: Con el código 38074.

También pagos por paypal.

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