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Se despidió de él en la red social Twitter la diputada del PP por Vizcaya Bea Fanjul con pocos aunque sentidos caracteres:«Luis Verastegui, un profesor maravilloso de Jesuitas. Descansa en paz». Y a su texto le acompañaron otros más tarde que se referían al jesuita como «gran lector y futbolero»; que le agradecían las enseñanzas sobre «la Generación del 98, la del 27, la hipérbole o la metáfora», o que daban por seguro que disfrutó de «un buen retiro» en la residencia de los jesuitas en Villagarcía de Campos, que es «un buen lugar». Y, en efecto, debió serlo para Luis Verastegui Castro, sacerdote de los jesuitas que falleció el sábado pasado, 18 de abril, en el Hospital Clínico de Valladolid víctima del coronavirus. Había llegado a ese complejo hospitalario desde el centro de salud de la localidad Villafrechós, adonde le habían trasladado el viernes sus compañeros de retiro en la residencia San Luis de esta localidad vallisoletana, después de que empezase a sentirse mal, aquejado de los síntomas de la covid-19. Su muerte fue rápida, duró tan solo un día el jesuita, que nació en Bilbao hace 78 años, 46 de los cuales fue sacerdote y 59 estuvo en la Compañía, donde ingresó el 7 de septiembre de 1961.
Luis Verastegui fue ordenado en Loyola el 8 de julio de 1973 e hizo los últimos votos en San Sebastián el 15 de agosto de 1980. De 1961 a 1963 hizo el noviciado en Villagarcía de Campos, lugar que ha significado su principio y su final como jesuita. Entre 1963 y 1964 realizó el juniorado en Salamanca, etapa con la que los jesuitas inician la larga formación intelectual. Estudió Filosofía más tarde en Loyola, y Magisterio en Tudela. Entre 1970 y 74 estudió Teología en Bilbao y en Buenos Aires, y también en Ugasko entre 1971 y 1974. Posteriormente fue profesor en Tudela, Vitoria, San Sebastián, Pamplona y Bilbao, donde fue además bibliotecario y coordinador del club Loyola Indautxu. Entre los años 2014 y 2015 trabajó en la biblioteca de Loyola y, finalmente, desde 2015 residía en Villagarcía de Campos, donde trabajaba en la biblioteca y la enfermería.
«Donde Luis Verastegui tuvo su actividad apostólica fue en Bilbao, era un jesuita servicial y alegre, muy alto (medía 1,90 metros) y espigado. Fue un gran profesor de literatura, gran lector y humanista. Cuando vino aquí, a Villagarcía de Campos, ya estaba alejado de la docencia, no hacía vida activa», señala Salvador Galán, superior de la residencia San Luis en la localidad vallisoletana de Villagarcía de Campos y que pertenece a la Compañía de Jesús.
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«Luis era una persona muy querida, entregada al mundo de la educación y a la dirección espiritual de personas. Esta enfermedad afecta a todos, no nos libramos nadie. Tenía sus enfermedades, no estaba como un joven, pero Luis no había dado síntomas del coronavirus, empezó el viernes pasado y fue en picado, le llevamos al centro de salud de Villafrechós y de ahí hasta el Hospital Clínico de Valladolid, tuvo una muerte fulminante, pues falleció en la tarde del sábado», hace hincapié Salvador Galán, que incide en cómo los residentes jesuitas en Villagarcía de Campos tienen como misión «orar por la iglesia, la Compañía y el mundo». Allí, en la residencia, «vamos poco a poco reduciéndonos conforme nos van abandonando las fuerzas», agrega.
Tras la pérdida de Luis, en la residencia de Villagarcía «estamos 40 personas mayores pendientes de las pruebas, que nos las hicieron el domingo, así que no podemos decir ni blanco ni negro todavía», subraya Galán, que agradece a médicos, enfermeras, celadores... «el gran servicio que nos están haciendo y no sabemos valorar, son los mártires de hoy».
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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