El mercurio marca 42 grados, este jueves en la capital. Rodrigo Jiménez
Ola de calor

Valladolid alcanza su temperatura máxima histórica desde el siglo XIX con 40,6 grados

La Aemet mantiene el aviso naranja y prolonga este episodio de calor extremo y noches tropicales hasta el lunes

J. Sanz

Valladolid

Jueves, 14 de julio 2022

Las jornadas en la que la capital ha visto pasar el mercurio de los 40 grados se cuentan con los dedos de la mano desde que existen registros fiables, a mediados del siglo XIX. Ya ocurrió el miércoles, y podría volver a repetirse casi a ... diario hasta el lunes que viene. Ese día, a las cuatro y veinte de la tarde, se alcanzaron los 40,1 grados. Un día después, este jueves, esa temperatura más que inusual ha ascendido cinco décimas más, hasta alcanzar un pico histórico de 40,6 (el dato provisional era de 40,3 a las 16:40 horas, pero el definitivo que se ha conocido hoy lo eleva otras tres décimas). Se trata de un pico que ha superado el récord de 40,2, registrado el 19 de julio de 1995, desde que el observatorio de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) se encuentra en su actual emplazamiento en Parquesol.

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Esos 40,6 grados suponen la temperatura más alta alcanzada en la capital los últimos 135 años. Desde 1887, nada menos, cuando los registros meteorológicos (con el observatorio situado en el centro y sin los actuales sistemas de medición) anotaron el pico más alto anotado jamás en la ciudad, con 43 grados. Ocurrió el 9 de agosto de aquel más que lejano 1887. Aquellos 'calores', según recogía El Norte en su edición del día siguiente, no dejan de ser «el tiempo propio de la estación, pero aprietan excesivamente los calores que solo son buenos para tostar la mies y adelantar la trilla». Apenas unos años antes, el 31 de julio de 1878, se alcanzaron los 42 grados, según los datos facilitados por la Aemet.

De manera que la presente ola de calor, que arrancó el pasado sábado (día 9), va camino de convertirse en la más asfixiante de la historia. La Aemet, en este sentido, mantiene activado el aviso naranja por altas temperaturas para los próximos días, con picos invariables de cuarenta grados o más y mínimas que pueden superar con claridad los veinte, y amplía la duración de este episodio hasta el lunes (ese día se espera un ligerísimo descenso de las máximas). Después se atisba una bajada moderada de las temperaturas, solo eso, con el mercurio descendiendo de manera paulatina a partir del martes hacia los 35 grados con mínimas que caerán también (no mucho) por debajo de los 20.

Las máximas históricas

  • 43 grados 9 de agosto de 1887.

  • 42 grados 31 de julio de 1878.

  • 40,6 grados 14 de julio de 2022.

  • 40,2 grados 19 de julio de 1995.

  • 40,1 grados 13 de julio de 2022

Estos primeros días de la segunda ola de calor del año (la primera, aún en primavera, fue la más madrugadora de la historia) dejan por ahora un ascenso diario de las temperaturas, con unos picos alcanzados de 40,1 y 40,6 grados el miércoles y el jueves y, también en la mañana de este último día, con una mínima más que inusual de 21,9 grados (a las 7:50 horas). La capital suma ya cuatro noches tropicales consecutivas (con el mercurio por encima de los 20) y todo apunta a que aún sufrirá dos o tres más, hasta el lunes. El pico más alto registrado jamás en cuanto a las mínimas fue de 23,4 grados en agosto de 2003.

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Este episodio de altas temperaturas llega después de un primer semestre del año que fue un grado más cálido de lo habitual y notablemente más seco (el quinto con menos precipitaciones del presente siglo). Valladolid, en este sentido, arrastra un déficit de lluvias del 34,7%, con 145,1 litros por metro cuadrado recogidos entre enero y junio, cuando lo habitual son 222,3. Las previsiones son poco halagüeñas y no se prevén precipitaciones a corto plazo. En julio, por ahora, solo se han recogido 1,8 litros (el día 5).

La ausencia de precipitaciones mantiene los ríos bajo mínimos, con un Esgueva casi seco, en el que solo corre una laminilla de agua a su paso por la ciudad, y un Pisuerga en mínimos preocupantes, con un caudal en torno a los diez metros cúbicos por segundo, cuando la media anual ronda los sesenta. El Duero, a su vez, tan solo arrastra un caudal de apenas tres metros cúbicos.

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