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El atípico episodio de altas temperaturas vivido a mediados de mayo tendrá una nueva réplica, casi igual de inusual, a partir de este viernes y que se prolongará, al menos, hasta mediados de la semana que viene. Esta ola de calor, que llega a ... más de diez vista del comienzo oficial del verano astronómico (el 21 de junio), anclará el mercurio en torno a los 35 grados durante los próximos cinco días, con mínimas que rondarán, incluso, los veinte durante un fin de semana en el que, como contrapartida, se espera que puedan formarse puntualmente tormentas secas, fruto del calor, con abundante aparato eléctrico.
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El verano, a tenor de lo que marcarán los termómetros, parece haber comenzado y las previsiones a medio plazo apuntan a que las temperaturas solo descenderán ligeramente a partir del miércoles que viene para situarse en torno a los treinta grados e, incluso, superarlos sin llegar a alcanzar, eso sí, los inusuales picos de más de 35 (hasta 38 se esperan durante el fin de semana).
Las tormentas, de producirse, llegarán por la tarde, sobre todo, del fin de semana y serán presumiblemente secas. «Podemos tener tormentas de calor, propias del verano, con mucho aparato eléctrico y fuertes rachas de viento de manera puntual, pero no se espera que vengan acompañadas de grandes acumulaciones de lluvia», apunta el delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Manuel Antonio Mora, quien aclara que estas tormentas, por ahora, «solo se esperan en el norte de la comunidad, aunque no podemos descartar que lleguen también a Valladolid el sábado o el domingo». De ser así se activarán los pertinentes avisos. Son tormentas, añade el meteorólogo, que «se detectan con poco margen de tiempo, pero seguiremos su posible evolución para intentar avisar cuanto antes».
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Lo que sí ocurrirá durante los próximos días será una más que llamativa subida de las temperaturas, tanto máximas como mínimas, que serán en los casos más que notablemente superiores a lo habitual para comienzos del mes de junio. Ya los primeros días del mes dejaron picos ligeramente superiores a lo normal (27,4 grados de máxima y 12,2 de mínima en lo habitual para el conjunto de junio). Y ahora estos registros se dispararán. El mercurio superará ya este jueves los treinta grados y a partir de mañana, y en adelante, se situarán por encima de los 35 con mínimas superiores a los 15 y que puntualmente podrían rozar las noches tropicales (si llegan a los veinte).
El responsable de esta situación, al contrario de lo que ocurrió entre los días 18 y 21 de mayo, cuando se alcanzó un pico histórico de 34,5 grados (el mayor registrado en un mes de mayo), es una «masa de aire autóctono -no procedente de África, como sucedió en el anterior episodio de calor- con una situación de dorsal que provoca movimientos descendentes de aire que se calienta al coincidir con días muy largos con una mayor radiación solar y que sí coincidirá durante el fin de semana, cuando se esperan los picos más altos, con una irrupción de aire africano que no vendrá acompañado de calima», explica el meteorólogo, quien anticipa que «lo extraordinario de este episodio será su duración al tratarse de una ola de calor muy adelantada en el tiempo» y que, además, «no remitirá de manera abrupta, sino que se producirá un descenso paulatino de las temperaturas, que se mantendrá en torno a los treinta grados en los días sucesivos».
No es esperan, en principio, picos históricos en cuanto a las temperaturas máximas. El récord absoluto para un mes de junio, con 39,8 grados, se alcanzó el 28 de junio de 2019. El junio más cálido, por ahora -este récord sí podría caer-, se registró en 2017, con una temperatura media de 23,5 grados y una media de las máximas de 31,5.
Esta ola de calor no vendrá acompañada, si es que las hay, de precipitaciones salvo por descargas puntuales fruto de posibles tormentas. Y todo ello en un año que arrastra ya un déficit de lluvias que ronda el 40%, con 134,3 litros por metros cuadrados recogidos hasta ahora (los 10 últimos cayeron el pasado sábado durante una tormenta puntual), cuando lo habitual para el conjunto de los seis meses son 222,3.
La ausencia de lluvias se ha traducido en un acusado descenso de los ríos urbanos, como son el Pisuerga y el Esgueva. Los dos han marcado este mes sus caudales mínimos del año con un volumen de 8,3 metros cúbicos por segundo en el caso del primero y de tan solo 0,07 en su afluente. El Pisuerga arrastra este jueves 14 metros cúbicos por segundo y el Esgueva, sin apenas agua corriendo por su cauce, 0,20.
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