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La UVA dice adiós a 55 profesores jubilados en plena reorganización de plantillaLos expedientes se amontonan y tendrán que resolverse este año, pero no será fácil. La Universidad de Valladolid afronta una gran renovación y un sinfín de concursos por culpa de la nueva Ley de Organización del Sistema Universitario, que obliga a sacar todas las ... plazas de profesor asociado, por ejemplo. A estos procesos se unen los habituales de profesores titulares, catedráticos, ayudantes y doctores. Centenares de puestos que obligan a conformar un sinnúmero de tribunales y a pasar por baremaciones, alegaciones y demás.
En medio de este maremágnum que ha tenido a buena parte de la plantilla de profesores entretenida en organizar los currículos en el mes de diciembre y primeros de enero, la UVA celebró esta semana el acto académico de concesión de distintivos honoríficos a su personal. Esto es, a quienes cumplen 25 años en la casa y, especialmente, a los jubilados. Que este año han sido más de cincuenta. 55 jubilados y 4 fallecidos. Entre los que han concluido su carrera se encuentran nombres como el ex vicerrector José Manuel López Rodríguez, del equipo del rector Marcos Sacristán, o el ex director de la Escuela de Ingenierías Industriales, Jesús Ángel Pisano. Y miembros del personal de administración y servicios como Juan Carlos Aragón, técnico de sistemas audiovisuales con 48 años de carrera en la casa. «En 1975 mi primer destino fue la Facultad de Medicina, con un contrato a extinguir de ordenanza», recordaba. Años convulsos en los que la Universidad se cerró por orden de Francisco Franco y en los que recordó cómo, al salir del edificio, era frecuente toparse con los 'grises' listos para entrar en acción.
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Esos mismos años fajaron a los estudiantes que luego serían profesores, como Enrique Ignacio Gavilán Domínguez, que habló en nombre del personal docente e investigador. «Los profesores, entonces, recelaban de la repercusión que la agitación de aquellos años tendría sobre nuestra formación», explicaba en el atril del Paraninfo de la Universidad de Valladolid. Y sin embargo aquello tuvo una repercusión inesperada. «No acababan de advertir el papel formativo que tuvieron aquellas agitaciones», decía Gavilán. ¿Papel formativo? Pues sí, según este veterano profesor de Historia Medieval aquello marcó a una generación, aunque puede que de un modo distinto al previsto. «¿Qué adquirimos en la lucha contra la universidad franquista? No tanto la solidaridad, como pudiera pensarse, paradójicamente nuestra generación iba a resultar al final muy individualista. Pero a aquella rebeldía se asocia otra actitud que nos define, la actitud crítica. Aquel mundo hostil al que nos enfrentábamos nos ayudó a desarrollar un talante característico», explicaba.
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El rector de la UVA, Antonio Largo, presidió el acto acompañado de sus predecesores, Evaristo Abril, Marcos Sacristán, Jesús Sanz Serna y Fernando Tejerina. En su discurso de agradecimiento citó una frase de Gabriel García Márquez: «No es cierto que la gente deja de perseguir sus sueños porque envejecen, envejecen porque dejan de perseguir sus sueños». Y reivindicó la labor del personal de la UVA, «todo», enfatizó, en la formación plena de los estudiantes. «El principal activo que tiene nuestra universidad es el conjunto de personas que, cada día, dan lo mejor de sí mismas para que esta compleja institución funcione adecuadamente. Que se esfuerzan por ofrecer la formación requerida tanto por los jóvenes para su futuro desarrollo profesional», señaló.
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La parte más emotiva del acto fue el recordatorio a los fallecidos en activo. «Nuestros compañeros tristemente desaparecidos contribuyeron con su trabajo diario a hacer una Universidad de Valladolid mejor, velando por mantener siempre vivos los mejores valores de nuestra Institución», manifestó Antonio Largo. Poco antes, el profesor Gavilán había recurrido a T. S. Elliot para poner el colofón a sus últimas palabras en la Universidad de Valladolid, dedicadas «a los que estuvieron y a los que estamos»: «El tiempo pasado y el tiempo futuro, lo que podría haber sido y lo que ha sido, apuntan a un fin único, que es siempre presente».
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