Varios usuarios de un bus urbano, este miércoles por la mañana en Valladolid. RODRIGO JIMÉNEZ
Valladolid

Los usuarios del transporte público, reticentes a quitarse la mascarilla: «Hay mucha gripe»

Algunos vecinos de la ciudad consideran que tomar esta decisión ahora «no es la mejor idea al estar en pleno invierno»

Ángela Gago

Valladolid

Miércoles, 8 de febrero 2023, 15:03

Llegó el día. Después de casi tres años de pandemia, la mascarilla ha dejado de ser obligatoria en el transporte público. Así se refleja en el Boletín Oficial del Estado (BOE), después de ser aprobada este martes en el Consejo de Ministros. Su uso ... solo es obligatorio en los hospitales, en los centros sanitarios, en las farmacias, en las clínicas dentales y en las residencias de mayores, tanto para trabajadores como para las visitas.

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Así, Valladolid, como todo el territorio nacional, ha amanecido sin esta restricción y en las paradas de autobuses de la ciudad ha habido usuarios con opiniones muy dispares sobre el uso o no de la mascarilla debido a la covid.

En esta fría mañana, mientras esperaban a que llegara su autobús en la plaza de España, algunos vallisoletanos tenían bajado su cubrebocas, señal de que al subirse al transporte público se la iban a poner. Un claro ejemplo es Tere Fernández. «Me la voy a seguir poniendo, aunque ahora cada uno es libre de hacer lo que quiera. En mi caso, me siento más protegida». Eso sí, cree que «por la calle es distinto al ser un espacio abierto».

En la misma línea, José Carlos Beiro, también con el tapabocas cubriendo la zona de su barbilla, apela a la «responsalibilidad de cada persona». Por este motivo, afirma que «me la voy a poner, sin duda, porque hay que cuidarse para prevenir y que cada uno tome las medidas oportunas al respecto, creo que es de sentido común».

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«Me la voy a seguir poniendo porque me siento más protegida»

Mucho más tajante se ha mostrado María Belén Delicias. «Por supuesto que en el autobús no me la voy a quitar porque vamos demasiada gente en muy poco espacio». Además, considera que es una medida «precipitada al estar en pleno invierno. Lo lógico sería que las hubiesen dejado, como mínimo, hasta el verano». De hecho, antes incluso de que llegara su autobús, esta vecina ya se encontraba con su mascarilla FFP2 puesta. «También lo hago por dar ejemplo a mi nieto, que tiene siete años», sentencia.

Para María José Cano su estado de salud es lo que ha influido en su decisión. «Llevo varios días con catarro y prefiero no quitármela por si acaso». Pero añade que «si no estuviera así, hoy ya no me la habría puesto». Explica que «por precaución y solidaridad con los demás, si se está resfriado se debería seguir llevando».

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Otros han variado su postura cuando ya se encontraban dentro del autobús. «Al entrar, la llevaba puesta pero se me han empezado a empañar las gafas y, como he visto que algunas personas ya no la llevaban, me la he quitado», argumenta una usuaria nada más bajarse del autobús con una sonrisa en su cara.

Conductores de autobuses y taxistas

Los profesionales del transporte, tanto conductores de autobuses como taxistas, se han mostrado contentos por esta medida y consideran que «ya era ahora». El hecho de que durante toda su jornada laboral hayan estado obligados a llevar puesta la mascarilla por un periodo de tres años ha influido a la hora de posicionarse.

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Durante el trayecto de la línea 9 de Auvasa, desde la plaza de España hasta El Corte Inglés del paseo de Zorrilla, su conductor, Cándido Vergel, asegura que «de todos los compañeros con los que me he cruzado esta mañana, ninguno la llevaba puesta». Sobre el posible miedo al contagio por la cantidad de gente que usa el autobús, «las mamparas protectoras van a continuar por si acaso, así estaremos más seguros». Se muestra optimista porque «lo peor ya lo hemos pasado y la gente tenía que utilizar este medio de transporte cuando no había vacuna».

«De todos los compañeros con los que me he cruzado esta mañana, ninguno llevaba la mascarilla puesta»

Cándido vergel

Conductor de AUVASA

Otro colectivo que también ha tenido que estar estos últimos tres años utilizando la mascarilla para poder trabajar es el de los taxistas. Víctor Manuel Gutiérrez, con su taxi en la parada de la plaza de España, va a tener en cuenta a sus clientes. «Si se suben al taxi con la mascarilla puesta y me piden que me la ponga, no tengo ningún problema». Destaca que en las últimas semanas «la gente me ha preguntado dudas porque no sabían si todavía había llevar las mascarillas puesta o no y llevaba en el taxi un paquete por si ellos no tenían».

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