Varios jóvenes, con teléfonos móviles. El Norte

¿Uso o abuso? Las pistas que alertan de las adicciones del móvil en los institutos de Valladolid

Un programa de la asociación Ajupareva ofrece 150 talleres a 2.000 estudiantes de la región para concienciar sobre los riesgos de la pantalla y el juego 'on line'

Víctor Vela

Valladolid

Martes, 18 de junio 2024, 19:41

«¿Y tú, dónde te sitúas?», les pregunta Silvia Cuevas, psicóloga y directora técnica de Ajupareva (la asociación de jugadores patológicos rehabilitados de Valladolid), a los chavales que asisten a sus charlas en los institutos. «¿Cómo defines tu relación con el móvil: uso, abuso o ... adicción?», les insiste. Y entonces, los estudiantes de tercero y cuarto de la ESO, los alumnos de Bachillerato, tienen que elegir dónde colocarse. ¿Uso, abuso o adicción? «La mayoría elige el abuso. Y esto es algo importante, porque muchos jóvenes son conscientes de que pasan delante de la pantalla del móvil más tiempo del que deberían», cuenta Cuevas. El problema, añade, es que no son capaces de percibir «la delgada línea» que conduce la adicción. Y muy pocos se sitúan ahí.

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Cerca de dos mil adolescentes de Castilla y León participan este año en un programa de prevención en las aulas desplegado por los profesionales de Ajupareva en colaboración con la Fundación Michelin, la Fundación Caixabank y Laboral Kutxa. El objetivo es «dotar a los jóvenes de las estrategias necesarias para prevenir la aparición de conductas adictivas debido al mal uso de las nuevas tecnologías». Y, sobre todo, abrirles los ojos de ese momento en el que deberían empezarse a preocupar.

¿Cuáles son los síntomas para comenzar a hablar de adicción? La primera pista es que el entorno se empiece a quejar. «Y no solo los padres, sino sobre todo los amigos», apunta Cuevas. Cuando un amigo te dice que estás mucho tiempo con el móvil, que casi no le haces caso, que estás más pendiente del píxel que la realidad, hay que empezar a estar alerta. «También cuando se dejan de hacer otras actividades para estar con el móvil». Por ejemplo, el chico o la chica que estaba en un equipo de fútbol, que salía a jugar al baloncesto y que ahora pasa de partidillos y entrenamientos. Otro indicador más: cuando la persona «empieza a estar más irascible, cambia de humor sin motivo aparente, se muestra más huraño… y cada vez se aísla más». Y cuando aparece la mentira como escudo y excusa.

Son, dicen los psicólogos de Ajupareva, síntomas que hay que observar: aislamiento, cambios de humor, apatía para las actividades que antes eran habituales. «Una persona cae en la adicción sin darse cuenta. No es un proceso que se produce de la noche a la mañana. Y en muchos casos, ni siquiera lo identifica si no es con ayuda de otras personas». Por eso, destacan, es tan importante el papel de la familia. Por eso, son relevantes estas jornadas de prevención en las aulas, en las que no solo se habla de los riesgos de la adicción al móvil, sino también de los graves problemas que desata el juego 'on line'. O un punto en el que ambos confluyen: los videojuegos. «Nos preocupa que muchos jóvenes vean habitual el gasto que hacen en las cajas botín», con las que se obtienen extras en las partidas a cambio de dinero. «Esto normaliza la apuesta y se hace en personas que aún no son mayores de edad».

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«Una de las conclusiones a las que hemos llegado a través de estas charlas es que los más jóvenes normalizan el juego como forma de ocio», cuenta Cristóbal Rodríguez, psicólogo de Ajupareva. Hay jóvenes que les cuentan que ver un partido de fútbol o un encuentro de tenis es «mucho más emocionante» cuando hay una apuesta de por medio. Perciben las apuestas como una forma de ganar dinero fácil. «Muchos empiezan a apostar por eso… o por mero entretenimiento. Es preocupante cuando alguien dice que han empezado a apostar porque se aburren, porque buscan nuevas sensaciones», indica Cuevas, quien pone sobre aviso respecto a otra situación: «No son conscientes de todos los problemas que conllevan la ludopatía y los juegos de azar». «Sí que pueden intuir las pérdidas económicas que supone, pero no de las repercusiones que tienen en el ámbito laboral, familiar, personal… o académico». En este último caso, explican en los institutos, pueden apreciarse consecuencias físicas (fatiga o cansancio por robarle horas al sueño, obesidad a largo plazo) y mentales (como falta de concentración, mermas en la atención y la memoria).

Durante este año 2024, Ajupareva ha comenzado a prestar atención a 75 nuevas personas. Casi todos, por juego. El año pasado, fueron 119 (105 hombres y 14 mujeres). De ellas, apenas cuatro fueron menores de edad. «La adicción se suele detectar tarde, por eso, cuando empiezan a llegar es a partir de los 20 años. En ese tramo entre los 20 y los 27 años es cuando más se ha apreciado el incremento de personas atendidas», cuenta Ángel Aranzana, presidente de Ajupareva. Aunque más que de personas, hablan de familia, ya que la intervención se lleva a cabo en el hogar, para restablecer unas relaciones fracturadas por la adicción.

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