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Cuatro años después de que el coronavirus irrumpiera en la vida cotidiana, los efectos de la pandemia todavía colean en algunos ámbitos. Ha ocurrido en la tasa de rendimiento de las universidades, que desde el curso del confinamiento había aumentado a causa de las nuevas ... obligaciones que sorprendieron a la comunidad universitaria y que modificaron el final del curso 2019-2020 y reformularon el de 2020-2021. En estos cursos, el rendimiento de los estudiantes de las universidades creció exponencialmente y los alumnos aprobaron una media del 85% de los créditos matriculados. Tras el aumento auspiciado por la espontánea y obligada digitalización de las universidades, la situación se ha normalizado de nuevo y las tasas se han reducido hasta niveles más habituales, con una media del 80% entre la Universidad de Valladolid -79,53%- y la Europea Miguel de Cervantes -81,39%-, según los últimos datos del Ministerio de Universidades correspondientes al curso 2021-2022.
Se consigue así recuperar los niveles previos a la pandemia, cuando la tasa de rendimiento se situó en el 79% y en el 81% respectivamente. Las consecuencias de la covid fueron notables en las universidades de Valladolid y los alumnos matriculados en la UVA en el curso 2019-2020 aprobaron el 86% de los créditos, mientras que en la UEMC los estudiantes superaron el 85%. La situación se revertió más rápido en la institución pública, que en el periodo 2020-2021 redujo la tasa hasta el 81%, mientras que en la privada se mantuvo todavía en el 85% durante otro año más, hasta que finalmente disminuyó en el siguiente hasta la última tasa actualizada.
80% Rendimiento
Es el número de créditos aprobados por los alumnos de las universidades en Valladolid en el curso 2021-2022.
El descenso del rendimiento respecto a los últimos años no es en sí una mala noticia para la instituciones, ya que significa un regreso a la normalidad prepandémica. «Aquí se tomaron una serie de medidas para paliar el impacto de la pandemia sobre el desarrollo académico del estudiantado. La idea era homogeneizar las condiciones de seguimiento de la docencia en modalidad virtual y reducir la brecha digital. En el contexto de la pandemia, una resolución rectoral permitió modificar o anular la matrícula del segundo cuatrimestre del 2019-2020. Con este grado de libertad, es razonable que porcentualmente los estudiantes tuviesen mayor rendimiento académico dado que tuvieron una opción excepcional que no se permite habitualmente», explica Teresa Parra, vicerrectora de Ordenación Académica de la Universidad de Valladolid.
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A pesar del descenso, las universidades de Valladolid permanecen todavía por encima de la media nacional, que en el curso 2021-2022 marcó un 77% de tasa de rendimiento, tras reducir los niveles desde el 84% que se alcanzó en el curso del confinamiento. La situación en España también se ha normalizado después del incremento que se vivió durante la pandemia, lo que establece una tendencia nacional de la que también participan las instituciones vallisoletanas. «Ha aumentado un poco el absentismo en las aulas en algunas titulaciones. Obviamente es un gran problema, porque la docencia presencial facilita en gran medida el proceso de aprendizaje, desarrolla el razonamiento lógico y el pensamiento crítico, permite el trabajo colaborativo, entre otros beneficios. De nuevo, ha vuelto a disminuir el acceso a las tutorías, que son una gran herramienta para eliminar errores conceptuales», apunta Parra.
Las diferencias van más allá de las propias universidades y también alcanzan a las ramas de conocimiento. En el caso de la UVA, son los Grados relacionados con Trabajo Social los que más tasa de rendimiento tuvieron en el curso 2021-2022, con el 94% de los créditos aprobados. Siguen los relacionados con el Deporte -93%- y Magisterio, Ciencias Sociales y del Comportamiento (donde no se incluyen Grados de Humanidades, Comunicación o Economía) y Enfermería, con el 90% de tasa de rendimiento. Por el contrario, las carreras con menos porcentaje de rendimiento son las ingenierías y Arquitectura, con el 64% y el 67% respectivamente.
En el caso de la UEMC, los grados Ciencias Sociales son los que tienen mayor índice de rendimiento, con el 91% de los créditos aprobados, mientras que en el caso contrario se repiten las ingenierías como las más difíciles, con el 66%. En esta institución también hay que añadir la rama de Informática, donde en el curso 2021-2022 se aprobaron el 68% de los créditos.
La duración media de los estudios de Grado en cuatro años también recupera los niveles previos a la pandemia, cuando en el caso de la UVA los estudiantes de estas carreras precisaban de casi un lustro para aprobarlas. Ahora, la duración media es de 4,76 años en ambas instituciones universitarias. En el caso de las carreras de cinco años, la duración media de estos estudios alcanza los seis años en la UVA. Característica que cumplen grados como las ingenierias, que coincide con las que menos tasas de rendimiento tienen en ambas universidades.
El cambio de tendencia durante la pandemia afecta también a las tasas de transición de Grado a Máster, donde solo el 18% de los estudiantes que realizaron sus estudios universitarios en Valladolid continuaron su formación con un posgrado. Además, solo el 9% de los alumnos que aprobaron la carrera en la UVA decidieron seguir sus estudios con un máster en la misma universidad, el 8% en el caso de la UEMC. Un descenso frente al 11% que siguieron en la institución pública después del curso 2019-2020, donde la propia incertidumbre de la situación pandémica, sumada a las restricciones, dificultó que los universitarios pudieran salir fuera de su ciudad a estudiar a otras comunidades autónomas y universidades. Cabe recordar que todavía durante el siguiente curso se mantuvieron limitaciones a la movilidad que imposibilitaban moverse libremente entre algunas comunidades. «Las circunstancias del curso del confinamiento fueron excepcionales. La propia situación obligó a adaptar la metodología a un contexto online, donde se puede explicar el incremento de las tasas de rendimiento. La bajada de la tasa ahora no es alarmante, al igual que no lo fue la subida. El objetivo ahora está en aumentarla, manteniendo el nivel de exigencia y académico para los alumnos», explica Silvia Sedano, vicerrectora de Organización y Profesorado de la UEMC.
El rendimiento académico no es la única tasa que reflejan los datos del Ministerio, que también recoge las personas que abandonan la carrera en el primer año. Las tasas de abandono correspondientes al curso 2019-2020 (último año disponible de la serie) reflejan que uno de cada diez estudiantes de la UVA no terminaron los estudios que comenzaron a cursar, la mayoría fueron hombres, que tienen un 15% de tasa de abandono en el primer curso, mientras que en las mujeres representa el 9%. Las carreras con más abandonos en la institución son las de Economía, donde uno de cada cuatro alumnos cancelaron su matrícula en el primer año. Siguen con un 20% en cada caso los grados de lenguas (donde se incluyen filologías), las ingenierías y los relacionados con agricultura y ganadería.
Las ramas con la tasa de abandono más baja de la UVA corresponden a las diferentes carreras de Magisterio, con el 6% de abandono, y las de salud y servicios sociales, que tienen un 5%. De manera más concreta, la carrera con menos abandonos en el primer año es Medicina, donde solo el 2% de los estudiantes deja los estudios. Todo ello en un panorama donde la tasa de abandono educativo temprano en la comunidad se ha reducido, como se refleja en los últimos datos del Ministerio de Educación. Castilla y León se sitúa en el 9,9%, debajo del 13,6% nacional, del 15,4% que registró el dato en 2022 pero aún un poco por encima del máximo exigido por la Unión Europea para 2030, que es del 9%.
Durante el primer año de carrera, el 6% de los alumnos de la UVA cambió de idea y decidió comenzar a estudiar otro Grado. La mayoría de los universitarios que hicieron esto corresponden con alumnos de Turismo, mientras que los menos arrepentidos son los que comenzaron la carrera de Educación Infantil. Apenas el 2% cambió de opinión después del primer año, en línea con la tasa de abandono del grado, otro de los más bajos de la institución académica. «Lo importante ahora es mantener actualizados los planes de estudio de títulos oficiales para dar respuestas a las demandas de una sociedad cambiante y cada vez más digitalizada. Mejorar de forma continua la metodología, los resultados de aprendizaje, la adquisición de competencias, es parte del sistema interno de garantía de calidad. Además de ampliar con nuevos planes de estudio de interés, como la implantación del grado en Ciencias Gastronómicas y de Comunicación Digital. También se está trabajando en verificar el grado en biotecnología», apunta la vicerrectora de Ordenación Académica de la UVA.
Otro de los puntos que recogen los datos del Ministerio es la tasa de graduación, tomando como referencia el año de ingreso en la institución, que también ha aumentado con el paso de los años. El 56,6% de los alumnos que ingresaron en el curso 2017-2018 se graduaron en la institución, mientras que de los que lo hicieron en el 2015-2016 se graduaron el 53,3%. «El perfil de ingreso de estudiantes universitarios es en mayor porcentaje vocacional. Están comprometidos con su formación y aprovechan al máximo las oportunidades de formación. Es una tendencia que se va a mantener en futuras promociones con la implantación de nuevos grados. Hemos visto que los últimos implantados han tenido buena acogida y tienen una elevada tasa de éxito, como el de Ingeniería Biomédica, el de Criminología o el de Relaciones Internacionales», añade Parra.
Las universidades de Castilla y León también recuperaron los niveles previos a la pandemia, con una tasa de rendimiento que alcanzó el 80,9% en la comunidad, después de llegar hasta el 86,5% durante el curso del confinamiento (2019-2020). Los datos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades muestran que las instituciones públicas de la región redujeron en mayor medida su tasa de rendimiento frente a las privadas. En el primer ámbito se situó en el 79,3% en el curso 2021-2022, mientras que en el segundo permanece todavía en el 86,2%.s
Los alumnos de Castilla y León se sitúan además entre los que menos transicionan de Grado a Máster. Es decir, que terminan la carrera y luego continúan con sus estudios universitarios. La comunidad ocupa las últimas posiciones en la tasa de transición, donde el 21,2% de los estudiantes que finalizan la carrera prosiguen después con uno de estos estudios de posgrado. La región se sitúa también por debajo de la media nacional, donde se alcanza el 23,7% de los estudiantes que realizan un Máster después de aprobar un Grado universitario. Peor es el dato de los alumnos de las universidades castellano y leonesas que se quedan en la región para hacer un posgrado. Castilla y León se sitúa a la cola de España y solo el 8,5% de los estudiantes que estudiaron la carrera en la comunidad deciden seguir sus estudios universitarios en la misma. La media nacional aquí alcanza el 11,6%.
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