Señales informativas en la entrada de la Facultad de Medicina. RAMÓN GÓMEZ

La Universidad de Valladolid iniciará el curso con alumnos que sigan clases por turnos desde casa

La reducción de aforo en las aulas obliga a adoptar medidas en varios grados para garantizar la distancia de metro y medio entre estudiantes

Víctor Vela

Valladolid

Viernes, 4 de septiembre 2020, 20:15

No habrá problema en las titulaciones con menos alumnos matriculados. Geografía. Filosofía. Logopedia, por ejemplo. Son tan pocos estudiantes en clase que podrán guardar, incluso, más allá del metro y medio de distancia que se ha fijado como medida de seguridad. Tendrán clases ... presenciales para todos y todos los días (si es que la evolución de la pandemia no obliga a lo contrario). Las dificultades comienzan en aquellos grados con más demanda, los que tienen un número elevado de estudiantes por curso. Ahí (y en función de la capacidad de las aulas de cada facultad) se tendrá activar la modalidad semipresencial diseñada por la Universidad de Valladolid. La han bautizado como «docencia bimodal» y, ante la imposibilidad de que todos los estudiantes del grupo estén en una misma sala, obligará a que, por turnos, tengan que seguir las clases a distancia, en 'streaming', a través de webcam. Una semana en clase. Otra desde casa.

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Es una de las principales novedades del curso académico del coronavirus, de la temporada universitaria 2020-2021 que este viernes presentó el rector de la UVA, Antonio Largo Cabrerizo. «Va a ser el curso más extraño y exigente en décadas, pero lo afrontamos con decisión y confianza. Nos hemos preparado concienzudamente para garantizar las medidas de seguridad y para ofrecer la mejor atención académica», aseguró el rector.

Los estudiantes, al formalizar la matrícula, han suscrito una «cláusula de aceptación» en la que ya se anuncia esta posibilidad de formación bimodal, que estará vigente desde el primer día en varios grupos (aunque la Universidad no precisó a cuántos estudiantes afectará). Aquellos alumnos que tengan que seguir la educación semipresencial recibirán en los próximos días un correo de sus facultades en el que se les informará del horario y también de los turnos en los que estarán asignados.

«Creemos en la docencia presencial para ofrecer la mejor formación posible. Pero esa presencialidad debe ser compatible con las medidas de seguridad», explicó Largo Cabrerizo, quien recordó que «se ha dado flexibilidad a los centros para que, dependiendo de la capacidad de las aulas, se programe la docencia presencial o bien 'bimodal'. Así, una parte de la clase la seguirá de forma telemática (con la posibilidad de participar y preguntar al docente) y la otra, en el aula».

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Para ello, la Universidad ha destinado más de 600.000 euros en el refuerzo de sus plataformas digitales y en la adquisición de material (cámaras web, micrófonos, altavoces) que distribuirá entre las 400 aulas de la institución académica. «Hemos tenido que hacer una inversión muy importante en nuestras instalaciones», aseguró el rector, al tiempo que reclamó al Gobierno que active las transferencias prometidas para la educación superior.

«Todo este esfuerzo lo estamos haciendo con nuestros propios recursos. Es inaplazable que el anuncio que se ha hecho desde el Ministerio (se habla de 400 millones) se empiece a hacer efectivo. Necesitamos que se inyecte esa ayuda porque nuestros presupuestos ya no dan más de sí», advirtió el rector. De hecho, apuntó que no disponer de más fondos ha impedido incrementar la cifra de profesores disponibles, para diseñar desdobles de turnos y no tener que acudir a esta enseñanza semipresencial. «El Ministerio nos dijo que no desdobláramos grupos. Trabajamos con la plantilla que tenemos. No se la puede sobrecargar con más trabajo». Y eso ha obligado a una «planificación mayor del curso».

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El rector de la Universidad de Valladolid, Antonio Largo Cabrerizo, durante la presentación del nuevo curso. GABRIEL VILLAMIL

La Universidad ha trabajado durante los últimos meses (ya en plena pandemia) en la elaboración de un mapa digitalizado de sus 400 aulas, para aprovechar al máximo su espacio. Un programa informático ha permitido fijar el tope de alumnos que entran en cada espacio respetando el metro y medio de distancia y, además, encajar a cada grupo en las aulas más propicias de cada centro, en función del número de matrículas. Además, se han habilitado nuevos espacios en el edificio Rector Tejerina y en el Alfonso VIII para albergar los grupos más numerosos que no tienen cabida en sus facultades. «Por ejemplo, habrá clases de Óptica y Optometría que vayan al Rector Tejerina. Quizá algún grupo más tenga que usar el aulario entre Económicas e Industriales. En Ciencias, las aulas son muy reducidas y hay grupos que no podrían entrar en ellas», asegura el rector.

En la facultad de Medicina no tendrán problemas los estudiantes de Logopedia, Nutrición o Biomédica, con apenas 40 personas por clase. Sí que habrá más dificultades en Enfermería y especialmente Medicina, con grupos de 90 alumnos. «Esta es una facultad antigua y las clases son bastante amplias, pero si reducen mucho más el aforo, empezará a haber problemas», dicen.

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En Filosofía y Letras calculan que el 40% serán totalmente presenciales. El resto, sobre todo en las titulaciones más numerosas (Periodismo, Filología Inglesa, Historia) tendrán que recurrir a esa enseñanza bimodal. Por turnos. El decano de la facultad, Javier Castán, recuerda que «ya está todo diseñado» para que el protocolo se active desde el primer día de clase. Los alumnos veteranos (los que empezarán segundo o los cursos superiores) recibirán en su correo y a través del campus virtual información sobre si les afectan estas clases semipresenciales y cuándo tendrán que ir a la facultad de forma física o seguir la lección a través de forma telemática.

Mismo ritmo de matriculación

La crisis del coronavirus no ha provocado una caída en la matrícula de nuevos estudiantes, con 4.288 universitarios de nuevo ingreso, «casi la misma cifra que el año pasado entre los dos periodos de matriculación». «Esa confianza se tiene que transmitir a la movilidad internacional», aseguró el rector, quien reconoció que aquí sí se han producido renuncias para estudiar en otros países. Hasta el momento, hay 586 estudiantes de la UVA dispuestos a irse al extranjero y 486 que llegarán de otros países (muchos han preferido retrasarlo al segundo semestre).  

«En nuestro caso, la división de cada clase en dos grupos se ha hecho de forma alfabética y trabajarán por semanas alternas. La mitad seguirá la clase presencial. La otra mitad por 'streaming'», explica Castán. Y a la semana siguiente, cambiarán los roles. El decano recuerda que esta «docencia alterna» no es una enseñanza a distancia como la UNED. Aquí, aunque sea desde casa, los alumnos deberán seguir un horario, conectarse en directo a la clase que se transmita desde la facultad y podrán participar e intervenir como los que están en el aula. Los universitarios de primer año serán citados por turnos para que el primer día de clase acudan al pabellón Conde Ansúrez, donde recibirán la información sobre cómo se desarrollará el nuevo curso.

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Todas las facultades manejan esta y otras opciones para hacer frente a la falta de espacio. Por ejemplo, que las clases teóricas sean por completo 'on-line' y que la presencialidad se reserve para seminarios, clases prácticas...

En Comercio, para favorecer la presencialidad, han cambiado estructuras de horarios (clases de hora y media) y han reducido el tamaño de todos los grupos de prácticas (24 personas como máximo), para garantizar la distancia de metro y medio incluso en los laboratorios de informática o idiomas. «En las aulas más grandes, las de teoría, se ha cambiado el mobiliario para aumentar el aforo. De una capacidad de 180 alumnos se habría pasado a poco más de 40 si no se hubieran retirado esos muebles.Al hacerlo, se pueden alcanzar los 70, «número suficiente para acoger a la mayor parte de nuestros grupos de clases teóricas», explica el decano José Antonio Salvador Insúa. «Si algún alumno no cupiese, tendrían la posibilidad de seguir en directo al profesor en el aula de al lado a través de una pantalla, y al acabar, preguntarle dudas en tutoría. De esta forma el alumno siempre podrá estar en el centro», añade.

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Cafetería y novatadas

«Hay que trasladar a los más jóvenes el mensaje de que no pueden tolerarse comportamiento irresponsables, como botellones o novatadas», destacó el rector, Antonio Largo Cabrerizo. «Todos los años tomamos medidas para erradicarlos, pero este curso será más importante aún la implicación de los alumnos para que no se organicen este tipo de actos, ya que puede llevarnos a situaciones no indeseadas de brotes», añadió el rector, quien avanzó que se pondrá en contacto con el Ayuntamiento para «reforzar la colaboración» con la Policía Local de cara a los primeros días del curso universitario, que comienza el 28 de septiembre.

Así, el llamamiento a la responsabilidad se hace no solo para la pura actividad académica, sino también para toda la vida que gira en torno a la Universidad. La consejera de Sanidad, Verónica Casado, y el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, aseguraron que estarán especialmente vigilantes a la influencia que pueda tener el inicio de la Universidad, ya que la educación superior acarrea una importante movilidad de población entre provincias.

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Del mismo modo, la institución académica adaptará el uso de sus instalaciones a la normativa en vigor en cada momento. Esto afectará, por ejemplo, a las cafeterías de las facultades y centros, que se someterán a las normas que afecten a la actividad hostelera. Ahora son más férreas en Valladolid que en Segovia, con limitaciones de aforo y de uso de las barras. «No tiene ningún sentido que se refuerce la seguridad en las aulas y luego nos relajemos en otros espacios de la Universidad», aseguró el rector, quien desveló que este año se ha suspendido el canon que pagan las cafeterías para hacerles más llevadera la caída de ingresos que pueden sufrir durante el curso. Estas medidas generales también afectarán a los aforos de bibliotecas o aularios.

Otras medidas en la Universidad

Mascarilla. Será obligatoria.

En las aulas. La UVA ha elaborado un Mapa de Espacios Docentes Seguros, «pionero en España», que ha analizado 400 aulas para aprovechar al máximo el espacio y la distribución de asientos, teniendo en cuenta esa obligación de mantener el metro y medio de distancia. Además, deberán ventilarse al menos durante diez minutos entre clase y clase.

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Control de aforo. Se controlarán los accesos a espacios comunes (bibliotecas, seminarios, aseos, cafeterías...).

Inversión tecnológica. La Universidad invertirá 600.000 euros para adquirir material (cámaras, altavoces, micrófonos) que permitan transmitir en directo sus clases. Además, mejorará sus plataformas digitales e incrementará la formación del profesorado en nuevas tecnologías para afrontar el nuevo curso.

Espacio covid. Cada centro dispondrá de una habitación, de uso individual y con ventilación adecuada, donde llevar a los estudiantes o trabajadores con síntomas. Se contactará con su centro de salud para evaluar los síntomas.

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Colaboración con salud pública. La institución académica facilitará a las autoridades sanitarias los datos de aquellas personas que hayan estado cerca de quienes hayan dado positivo en coronavirus (compañeros más cercanos de clase, amigos con los que ha estado más de quince minutos a menos de metro y medio) para facilitar la trazabilidad de los posibles casos y establecer posibles cuarentena. La obligación primordial es no acudir a clase si se tienen síntomas.

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