Ucranianos que envían coagulantes para los combatientes heridos desde Valladolid

Vasyl y Anna son pareja y tienen dos hijos, pero su familia continúa en Ucrania y no tiene pensado abandonar el país. Yana se casó con un español y reside en Valladolid desde hace cuatro años junto a él y su hijo de tres. En la fotografía que acompaña a estas líneas aparece una cuarta persona, «imprescindible» para el buen funcionamiento del plan. Se trata de Irene de la Cruz, es vallisoletana y no dudó en dejar todo lo que estaba haciendo y unirse al equipo. Juntos, decidieron parar sus vidas y reunieron las fuerzas necesarias para poder compaginar su vida personal con la organización de todo el material que los vallisoletanos iban donando. Pero el almacén que tienen en la nave 24A de la Avenida de Soria se les ha quedado pequeño y aseguran necesitar «urgentemente» un espacio más amplio para poder seguir recogiendo enseres.

Destacan, además, haber tenido «la enorme suerte» de contar con la ayuda de empresas de Castilla y León que se han volcado con ellos. «Agradecemos la colaboración de Auvasa, Covipro, la Cámara de Comercio, el Río Hortega, Inmeva, Din A Public y muchos otros que no han dudado en apoyarnos, así como los camiones cedidos por TVS, Julio Arnáiz, Gesmedia Consulting e Ibersnacks», enumera Vasyl con la pretensión de no olvidarse a ninguno. Tienen, además, un número de cuenta para que quien lo desee pueda hacer donaciones que se enviarán directamente a las zonas afectadas:ES72 0049 5452 19 2316401965. Tras varios intentos han conseguido constituirse como Asociación en Castilla y León Para Ucrania y agradecen esta oportunidad.

«No lo hacemos por nosotros, sino por todos los que se han tenido que quedar bajo la amenaza constante de las bombas. Es una situación horrible...», lamenta Yana sin poder evitar las lágrimas. Recuerda cuando el 24 de febrero llamó a su madre por la mañana y esta le contestó diciendo «estamos en guerra» y colgó el teléfono. «Mi corazón se paró y no supe más de ellos hasta tres días después, cuando ya estaban escondidos en el trastero para que no les alcanzasen las bombas», cuenta.

Pero ahora, explican que su labor es seguir enviando materiales a Ucrania y confían en que la guerra termine pronto. «Es muy duro ver cómo se mueren niños cuando ni siquieran han empezado a vivir», lamenta Vasyl. Intentan mantenerse fuertes y esperan el final del conflicto para regresar a su país y reconstruirlo. «Tenemos que levantar Ucrania de nuevo, volverlo a construir de cero porque las bombas están destrozando todo. Y ahí estaremos porque vivimos en Valladolid pero somos ucranianos como ellos y así lo sentimos», coinciden los tres.