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Ahmad Darwish y Dragan Isailovic. J. C. Castillo / A. Mingueza
Huyeron de otras guerras y empezaron de cero en Valladolid

Huyeron de otras guerras y empezaron de cero en Valladolid

El fotógrafo Ahmad Darwish y el exfutbolista Dragan Isailovic abandonaron sus países. Dragan rehizo su vida y Ahmad sueña con conseguirlo

Domingo, 27 de marzo 2022, 00:27

Ahmad y Dragan tenían una vida tranquila en Siria y Serbia, respectivamente, pero el estallido de la guerra en sus países de origen les obligó a huir. Son ejemplo y objetivo. Ejemplo de que es posible rehacer una vida lejos de su tierra y objetivo de lograr olvidar el pasado y comenzar de cero.

Dragan Isailovic sufrió la guerra de los Balcanes en Serbia cuando apenas tenía 14 años y con 23 el conflicto de Kosovo y Yugoslavia le pilló ya en Valladolid. Consiguió rehacer su vida en la ciudad gracias al fútbol, pero la situación que vive Ucrania ha traído a su memoria esos duros momentos en los que su vida se vio paralizada por el colapso de su país. Ahora, tras retirarse del fútbol profesional, tiene una empresa de fútbol indoor y critica la existencia de las guerras.

El caso de Ahmad Darwish es diferente. Apenas lleva un año en la ciudad y todavía lucha por conseguir hacerse hueco aquí y aprender castellano. La guerra en Siria le arrebató su libertad en 2014 y junto a su familia ha pasado por Estambul antes de instalarse en Valladolid. Una bomba hirió a su padre cuando salían de Damasco y una hermana suya continúa allí. Ahora, quiere mejorar en su profesión de fotógrafo y montar un estudio propio, pero lamenta que no se ayude igual a los sirios que a los ucranianos.

Para ambos, la guerra truncó sus planes de futuro y tuvieron que comenzar de cero en un país muy diferente al suyo, con costumbres propias y un idioma que aprender. El estallido de la guerra en Ucrania les ha hecho revivir el calvario que pasaron para salir de sus países de origen y Ahmad reclama más ayuda para Siria, que sufre las consecuencias de la guerra desde hace once interminables años.

Dragan Isailovic

«Vivir dos guerras me ha hecho ser un superviviente»

Vídeo. Dragan Isailovic logró rehacer su vida tras vivir dos guerras. Alberto Mingueza

El exfutbolista de origen serbio sabe bien lo que es vivir en guerra. Con 14 años vio truncada su adolescencia por la guerra de los Balcanes. Con 23, lo volvió a sufrir, aunque esta vez a miles de kilómetros de distancia. Él ya vivía en Valladolid cuando estalló el enfrentamiento de la OTAN y del Ejército de Liberación de Kosovo contra la República Federal de Yugoslavia. Toda su familia estaba en Serbia. La incertidumbre de aquellos momentos marcó su vida personal y deportiva para siempre. Ahora, la atrocidad bélica que se está viviendo en Ucrania ha removido todos aquellos recuerdos y sufrimiento. Ha querido contar a El Norte la impotencia y el miedo de vivir dos guerras.

Dragan, con 14 años, ya despuntaba en las categorías juveniles del deporte rey. «Vivía en Obrenovac, a unos 30 kilómetros de Belgrado. Yo no viví las bombas, pero notaba la guerra en mi día a día. Terminaba de entrenar y no podía regresar a casa porque los autobuses estaban llenos, tenía que hacer autostop o quedarme a dormir con amigos. En mi país, el servicio militar es obligatorio y mi padre tenía que ir 20 días al año a realizar entrenamientos militares. No le tocó combatir, pero hizo ayudas humanitarias. Me traía los casquillos vacíos de las balas y yo jugaba con ellos».

En 1999 estalló la guerra de Kosovo. «Vivir una guerra tan joven hace que nunca te acomodes. He aprendido a amoldarme a las vicisitudes de la vida. Cuando dejé el fútbol monté un restaurante, luego otro y más tarde monté un negocio de fútbol indoor, Ingoal. Tengo facilidad para adaptarme y aprender el idioma de todos los países en los que he jugado. Vivir dos guerras me ha hecho ser un superviviente», asegura Dragan.

El estallido de la guerra de Ucrania le ha traído recuerdos. Considera injusto lo que está pasando. «Todas las guerras son malas y es una pena ver a la gente salir de su país. Estamos en el siglo XXI y se debería negociar para que ambos bandos sientan que han ganado la guerra. Ahora ya es muy difícil parar todo esto y espero que no se involucre el resto del mundo. Es una pena ver a todos los refugiados que están saliendo de su país. Hay que ayudarles, porque más les gustaría a ellos estar en sus casas y que esto no hubiera pasado», concluye.

Ahmad Darwish

«Me arrebataron el futuro y ahora quiero empezar de cero»

Vídeo. Ahmad Darwish vive ahora en Valladolid. José Carlos Castillo

El estallido de la guerra en Siria truncó sus planes de futuro. Por entonces, en 2014, Ahmed estudiaba tercero de la ESO en una escuela de Damasco y era un niño como cualquier otro. Hacía planes con sus amigos, salía a pasear con su familia y disfrutaba del tiempo libre. Y de la libertad. Pero la guerra paralizó su vida y le arrebató todo. Se vio obligado a huir de la ciudad que le vio nacer para comenzar una nueva vida en Turquía. «Recuerdo que esos días fueron horribles y tenía mucho miedo por lo que nos podía pasar», explica. «Cuando salíamos huyendo de Damasco una bomba cayó en el coche de mi padre y le hirió de gravedad en la mano», lamenta. Ha tenido que someterse a varias operaciones y sigue convaleciente.

Su madre, costurera, y su padre, transportista, lograron sacarles a él y a su hermano pequeño de Siria para brindarles la oportunidad de tener un futuro. El viaje desde Damasco hasta Turquía lo hicieron en barco, pero su nueva vida en Estambul no era lo que habían soñado. «Allí no se hace nada más que trabajar y no hay tiempo libre», confiesa. Ahmad aprendió el oficio de costurero mientras trabajaba en una fábrica de ajedrez. «No tenía ocupación y decidí ayudar a mi madre», recuerda. Mientras, su hermano pequeño continuaba los estudios y su padre no podía proporcionar soporte económico a la familia por las dolencias.

En 2019 este joven sirio se interesó por la fotografía y decidió estudiar diseño gráfico, tras lo que pudo abrir su propio estudio en Estambul. Pero la renovación anual de la tarjeta de identificación les hizo plantearse abandonar el país y surgió la oportunidad de venir a España. Aceptaron sin dudarlo. «Huir de la guerra es lo peor que te puede pasar porque dejas atrás tu casa, tu vida, tus amigos…», lamenta Ahmad. Su nueva vida estaba a punto de comenzar y Valladolid era la ciudad elegida. Aquí lleva un año y quiere dedicarse a la fotografía y montar un estudio, pero reconoce no saber por dónde empezar. Ahora, ve la situación de Ucrania y no puede evitar recordar la destrucción que sufre su país desde hace once años. «Es normal que la gente ayude a los ucranianos, pero no entiendo por qué no ocurrió lo mismo con mi país cuando la situación es idéntica», lamenta.

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