El único cura de Valladolid en prisión por pederastia saldrá de permiso en octubre

Mientras tanto, el Arzobispado de Valladolid está a la espera de recibir la resolución del proceso canónico al sacerdote que decidirá su futuro en la curia. Este fue separado de sus funciones al conocerse la denuncia y, como ha recordado el arzobispo este miércoles, Luis Argüello, fue la propia autoridad eclesiástica quien puso los hechos en conocimiento de la Fiscalía provincial.

Una vez que la condena penal es firme por el Tribunal Supremo, se está a la espera del dictamen del tribunal eclesiástico. Con toda probabilidad, apuntaron fuentes próximas al caso, Óliver F. L., que está a pocos meses de saldar sus cuentas con la Justicia, será suspendido y no podrá ejercer su ministerio. En último extremo, podría ser expulsado de la curia. El sacerdote fue sentenciado en 2021 por la Audiencia de Valladolid a tres años de cárcel por un delito de corrupción de menores en concurso con otro de abusos sexuales sobre una menor de 13 años a la que había enviado por Whatsapp varios vídeos de contenido sexual muy explícito, uno de ellos masturbándose.

El próximo mes de octubre, el canónigo cumplirá las tres cuartas partes de su condena, por lo que podría salir en libertad condicional antes de final de año. Tendrá que ser el tribunal sentenciador, la Audiencia de Valladolid, quien decida si concede al sacerdote pasar a la situación de libertad condicional, ya que ha cumplido la mayor parte de la pena de prisión impuesta, así como otras medidas que establecía la sentencia, como la de realizar una serie de cursos de educación sexual.

El tribunal eclesiástico valorará en su dictamen la reincidencia de Óliver F., que antes de ser capellán de Las Angustias había sido separado del servicio sacerdotal que desempeñaba en una parroquia de Zaratán por la denuncia presentada por el padre de una menor en 2010. A raíz de estos hechos fue destinado por la anterior autoridad diocesana a una comunidad de religiosas antes de acceder a su último cargo en el céntrico templo vallisoletano, donde conoció a la niña y a su madre, de origen rumano, que pedían limosna habitualmente a la entrada.

El religioso permaneció en arresto domiciliario desde que se denunciaron los hechos en enero de 2020 hasta el juicio y, desde que fue condenado por sentencia firme, ha pasado la mayor parte de su internamiento en el módulo de respeto de la prisión palentina. Tiene en su horizonte otro procedimiento judicial, aunque esta vez no en calidad de acusado sino como perjudicado, pues ejerce la acusación particular al considerarse víctima de un delito de extorsión y actúa contra la madre y la tía de la menor que le habían denunciado por corrupción de menores.

Óliver F. siempre ha mantenido, tanto ante el tribunal que le juzgó y el magistrado que instruye la pieza separada del caso, que fue «chantajeado» por la familia de la niña y que le exigieron una gran cantidad de dinero a cambio de guardar silencio sobre su pederastia y de no denunciarle a las autoridades. En concreto, declaró que las tres mujeres le exigieron 120.000 euros para comprarse una casa en Rumanía, su país de origen. Las tres desaparecieron el día en que tenían que ir a ratificar la denuncia de abusos sexuales al juzgado.

Las diligencias por presunto delito de extorsión fueron abiertas de oficio por la Fiscalía vallisoletana y la investigación se sigue en el Juzgado de Instrucción número 1 de la capital, aunque el procedimiento está estancado hasta que la policía pueda localizar a las mujeres denunciadas por el sacerdote, que están en busca y captura desde que desaparecieron el día en que tenían que ir a ratificar la denuncia de abusos sexuales al juzgado. Permanecen desde entonces en paradero desconocido.