«Hemos sido proactivos; si no aparecen más casos es porque o no hay tantos o hay una cifra oculta», ha subrayado el arzobispo
La oficina de Valladolid también ha investigado la denuncia de una madre por el supuesto abuso sexual del que habría sido víctima su hijo durante las clases de catequesis, una denuncia que fue retirada al constatarse que el menor mintió a sus padres. Respecto de los pocos casos que se han registrado en Valladolid en estos tres años, el arzobispo ha valorado que «hemos sido proactivos y si no aparecen más casos es porque, o no hay tantos o hay una cifra oculta».
De este balance, puntualizó el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, se excluye, porque ocurrió con anterioridad a la creación de la oficina (impulsada en plena pandemia por el anterior arzobispo, Ricardo Blázquez, ha recordado), el caso del capellán de Las Angustias, juzgado y condenado por sentencia firme por corrupción de una menor. El todavía sacerdote está cumpliendo condena en Dueñas y su expediente canónico está a expensas de ser resuelto por el Vaticano. Respecto de estos últimos casos, el prelado vallisoletano ha resaltado que tienen en común el mal uso de las tecnologías. Durante la rueda de prensa en el Arzobispado, planearon en todo momento los dos últimos casos de agresiones sexuales que han saltado a los medios de comunicación, el abuso de menores de seis años a una compañera de colegio y el uso de la inteligencia artificial por parte de menores para manipular las fotos de varias alumnas y que pareciera que posaban desnudas 'pegando' sus caras a cuerpos que no son los suyos. «Somos muy hipócritas, porque se denuncia la pornografía cuando se les pilla, pero los niños llegan a eso porque se les pone en la mano un teléfono móvil».
Detectar el «maltrato invisible» a la infancia
La consecuencia de estos tres años de trabajo de la oficina, ha anunciado Argüello, es la puesta en marcha de 'Somos luz en misión', un proyecto de formación que va más allá de la atención a las víctimas y que está dirigido a formar y dotar herramientas a integrantes de todas las organizaciones de la Diócesis, desde sacerdotes hasta laicos, para prevenir, detectar y erradicar la violencia que se ejerza contra la infancia, la juventud y, en general, proteger a los más vulnerables. «Hay que enmarcarlo en que todo lo relativo a la afectividad y la sexualidad se encuentra en un momento de convulsión y hay una urgente necesidad de una verdadera formación afectivo-sexual, hay un problema de educación ética y moral», ha explicado el prelado.
«Tenemos que evitar tener que pedir perdón en los años venideros contribuyendo a prevenir estas conductas».El abogado y secretario de la Asociación Castellano y Leonesa para la Defensa de la Infancia y la Juventud (REA), Antonio Rodríguez Marcos, ha subrayado que el proyecto persigue «fomentar la cultura de buenos tratos a las personas vulnerables, para lo que se va a formar a agentes pastorales, seminaristas y otros integrantes de las organizaciones diocesanas y esa formación les tiene que ayudar a tener ese cuidado especial para prevenir y detectar la violencia sobre la infancia que se ejerza en cualquier ámbito». Para ello se facilitarán recursos como protocolos de actuación concretos que permitan evitar la mala praxis «y el maltrato a la infancia, que es muy invisible».
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.