Valladolid

El túnel de Las Delicias se despide de su quiosco

Es el lugar en el que se cumplen los deseos más golosos de los niños de Las Delicias. De los pequeños de ahora y de los de antes, porque su dueña asegura que este establecimiento en la boca del túnel «lleva abierto por lo menos desde hace cincuenta o sesenta años». Carmen Sánchez es la quiosquera del túnel de Las Delicias desde el 5 del 5 de 2005, una fecha llena de cincos en la que comenzó a desempeñar un trabajo que para ella es de diez. «He sido muy feliz en estos seis metros cuadrados», recalca en una despedida que se niega a que sea amarga. Y es que, aunque Carmen cierra el quiosco el 26 de diciembre, sólo tiene palabras de agradecimiento para un barrio que le ha permitido ganar el dinero suficiente para pagar la hipoteca, ganarse la jubilación y, además, sentirse querida.

Esta quiosquera echa la persiana para siempre antes de tiempo, ya que tiene 64 años y la edad de jubilación no le llega hasta diciembre de 2025, pero explica que ha decidido dejar de trabajar ahora empujada por razones externas. «Van a hacer una obra en el túnel de Labradores de coches, pero también van a pavimentar toda la zona en la que yo tengo el quiosco, así que me iba a tocar cerrar durante un tiempo. La obra del túnel peatonal nuevo ha durado muchísimo y no sé cuánto va a durar esta, por lo que al final he pensado que lo mejor que podía hacer era cerrar», explica Carmen, que ha visto en las obras un problema y, a la vez, una oportunidad. «Si yo me llego a jubilar dentro de dos años, me toca quitar el quiosco y tendría que correr yo con todos los gastos. He pensado que lo mejor era aprovechar que se va a hacer la obra para irme», desvela.

Cada uno de los clientes que se acercan a comprar el periódico o unas chucherías le regalan un mensaje de cariño o una sonrisa y Carmen afirma que siempre ha sido así. «No me quieren más ahora porque me vaya a ir», asevera esta quiosquera mientras una de sus clientas más veteranas, Herminia, afirma que lo que más va a echar de menos no es tener cerca de casa un lugar en el que comprar, sino tener a mano a Carmen para poder hablar con ella «de lo que surja cada día».

Cuando Carmen abrió el quiosco tenía 45 años y había pasado buena parte de su vida activa trabajando en el bingo del Real Valladolid, un empleo que le permitió comprobar que lo suyo es trabajar de cara al público, ya sea diciendo aquello de 'los dos patitos' cuando sale el 22 del bombo o vendiendo los cromos de Panini a los niños de Las Delicias, aquellos en los que allá por 2005 te podía tocar a un tal Ronaldo Nazario, que era el '9' del Real Madrid de la generación de los 'Zidanes y Pavones'.

¿Y dónde van a comprar ahora los niños de la zona los cromos en busca del madridista Bellingham o del azulgrana Lewandowski? Pues van a tener que encontrar nuevos sitios, pese a que Carmen asevera que su quiosco es rentable. «La ubicación es perfecta. Cuando yo llegué se vendían 23 'Prontos' y he llegado a vender más de cien. Es cierto que ahora las cosas no son como antes, pero esto aquí funciona», explica esta quiosquera para reconocer después los contras de este trabajo. «Hay que estar aquí todos los días y a una persona joven le costaría dedicarse a esto, porque perdería la juventud aquí metida», revela.

El goteo incesante de cierres en el sector sigue su curso. Mientras el trabajo de quiosquero se convierte en un 'rara avis' en el listado de profesiones del Ecyl, Carmen Sánchez aprovechará para plantearse la vida lejos de su establecimiento metálico, que pronto quedará reducido a chatarra. «Ahora voy a viajar, que me encanta. Quiero hacer muchas cosas, como ir a la universidad de mayores porque dejé de estudiar por asuntos de la vida y me gustaría retomarlo», concluye esta mujer, que con su marcha dejará un hueco de seis metros cuadrados junto al túnel de Las Delicias, un hueco que convertirá en pasado un establecimiento que ha endulzado la vida de generaciones.

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