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Roberto García y Ana Valverde, residentes en Inglaterra.
Vallisoletanos ante el 'brexit'

Vallisoletanos ante el 'brexit'

Roberto y Ana, afincados en Inglaterra desde hace 16 años, admiten que «algo ha cambiado» desde que el país inició el camino hacia la salida de la Unión Europea

Antonio G. Encinas

Valladolid

Domingo, 26 de enero 2020, 08:20

Un tercio de sus vidas ha discurrido en Inglaterra. El tercio que, precisamente, aglutina el grueso de su trayectoria profesional y de pareja. Allí nacieron sus hijos, Leo y Gabriela, tan británicos que entre sí juegan en inglés, aunque solo la niña tiene derecho a la nacionalidad porque llevaban «más de cinco años» allí cuando nació. Dieciséis años después de que Roberto García pisara las islas británicas para trabajar, él y su esposa, Ana Valverde, vallisoletanos, han vivido el proceso con más tristeza que temor por el futuro.

«Mucha decepción y tristeza, un poco de miedo por no saber lo que iba a pasar, incertidumbre porque el proceso ha sido largo y confuso, con muchos cambios de opinión y bandazos, cambios de Gobierno...», cuenta él, aunque ambos hablan al móvil con el manos libres. Nunca se siguió tanto la actualidad política del Reino Unido en los domicilios familiares de Parquesol y Delicias. Ni con tanta incredulidad. Porque la imagen que llega a España difícilmente explica lo que se ha vivido pasado el Canal de la Mancha. «No había un partido de los grandes que apostara por el 'Remain', porque los conservadores estaban divididos, pero una vez que salió el referéndum decidieron que había que respetar el resultado y ya está. Cuando fracasó Theresa May tomaron esta deriva más radical, más decidida. Y los laboristas han tenido una posición ambigua. Los que se han volcado con el 'Remain' han sido los demócratas liberales, que no tenían ninguna opción de conseguir nada en realidad», señalan.

Ahora, aunque todavía hay mucho que aclarar respecto a la futura relación entre los ingleses y la Unión Europea, empiezan a notarse algunos cambios. «Hay muchos europeos que viven y trabajan aquí y notan que algo ha cambiado, aunque no sea un cambio en realidad». Aunque «siempre ha habido gente que se ha ido», porque no todo el mundo se adapta a vivir allí o porque, simplemente, hay quien busca un trabajo temporal para después volver a casa, empiezan a conocer casos cercanos muy significativos. «Una familia de conocidos, en la que él es alemán, se van a España porque no les apetece estar aquí», dice Ana. Otros amigos han tenido sus hijos en España pese a residir mucho tiempo allí, por lo que los peques no lograron automáticamente la nacionalidad británica.

La economía de Castilla y León empieza a reflejar la situación

El intecambio comercial con el Reino Unido había experimentado en la última década un repunte importante a favor de las empresas de Castilla yLeón. Hasta tal punto que las exportaciones habían duplicado las cifras que se registraban diez años antes.

Sin embargo, en el último año se ha experimentado una caída de un 7,4%. Dato que coincide con otro, también negativo. Después de nueve años consecutivos con aumentos en el número de empresas exportadoras a las islas, en 2019 se redujeron en diez compañías.

Síntomas de que la desconfianza y el recelo que se han afincado en los castellanos y leoneses que residen en Inglaterra se han trasladado ya a la macroeconomía y, por ende, a la microeconomía.

Porque además los sectores que se pueden ver más afectados son los más potentes del territorio regional en cuanto a exportaciones, automoción y agroalimentario.

Pero no solo las exportaciones e importaciones viven pendientes de la situación con el Brexit. El sector turístico tendrá que afrontar las consecuencias de la situación con un país que el año 2018 aportó 230.216 turistas a Castilla y León.

Un turismo, además, que busca el aprendizaje del idioma y que tiene un nivel adquisitivo medio alto, por lo que perderlo, o que se reduzca, puede tener una incidencia relevante a corto plazo.

Ahora, aunque residen en España, tienen la posibilidad de solicitar la ciudadanía. Eso sí, el precio es elevado: cuesta unas mil libras obtener esos papeles. «Son todos españoles, pero se han sacado la nacionalidad británica por si no les van bien las cosas poder volver aquí. Les ha costado como seis mil libras y están esperando los últimos trámites, aunque los niños la han recibido inmediatamente», cuenta Ana. No todos los niños tienen la misma suerte. «Dependiendo de las circunstancias de los padres, algunos tienen la nacionalidad automáticamente, sin trámite ni coste ni nada, pero otros tienen que pagar aunque hayan nacido en Reino Unido».

El síntoma de que algunas cosas han cambiado, más allá de que quizá algunas manifestaciones o comentarios antieuropeístas permanecían antes en un segundo plano más discreto, está en el lío formado con el 'settled status'. Es la fórmula que se ha buscado para que aquellos que han vivido en Inglaterra más de cinco años obtengan un permiso indefinido para seguir en Inglaterra más allá de junio de 2021. «Hasta entonces tienes de plazo para solicitarlo y no te lo pueden pedir ahora para alquilar un piso ni trabajar porque, mientras dure el periodo de transición, somos ciudadanos europeos y tenemos derecho a vivir aquí.Sin embargo, en la práctica ya lo están pidiendo para alquilar, para un trabajo...Y no deberían, pero como nadie lo sabe...».

6.058 castellanos y leoneses residen en el Reino Unido, según el INE

Los trámites, además, han topado con la premura. Así, durante un tiempo solo había versión de la aplicación para solicitarlo para Android, no para iOS. Y no todos los teléfonos reconocían el chip del pasaporte. «Ha habido retrasos porque tienes que escanear el pasaporte y se hace con una app o en alguna tienda en la que te cobraban. Y eso ha retrasado un poco el proceso».

«Si tienes los impuestos pagados en cinco años y el número de la seguridad social, te lo dan inmediatamente. Ana, como antes no trabajaba, en la primera respuesta se encontró con que no se lo daban, aunque le podían otorgar otro tipo de 'settled status' y no pasaba nada, pero ha tenido que demostrar que había estado cinco años aquí», explica Roberto.

El antieuropeísmo latente en muchos ciudadanos británicos, especialmente entre los conservadores, ha aflorado después de la votación del Brexit. Ahora, admiten Roberto y Ana, «hay cosas que antes no te cuestionabas». Como «cuando te preguntan de dónde eres y dudas por qué te lo preguntan, cuando antes podía ser por tu acento, porque a lo mejor veraneaban en España», comenta ella.

Y por otro lado, «queda algo de desconfianza» en los muchos europeos que residen allí. Tantos como los 3,64 millones que se contabilizaban en el año 2018. Unos 140.000 son españoles, según el Instituto Nacional de Estadística. Y de ellos, 6.058 son de Castilla y León, con León (1.413), Valladolid (1.220) y Burgos (1.039) como principales exportadores de ciudadanos. «Ahora la situación está clara, pero te queda algo de recelo, porque todavía tienen mucho que negociar. El Gobierno dice que sí, que no hay problema, pero seguiremos igual que hemos estado estos tres años, con nervios».

Sentirse en casa y al mismo tiempo sentirse ajeno. Una paradoja dolorosa que deja el poso cierto de que, por muy bien que se resuelva la negociación, algo habrá cambiado. Sin que nadie sepa aún si será para mejor o para peor.

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