El transportista Ildefonso Fijo y su mujer, Vanessa Diosdado, en el interior de su camión. / JOSÉ C. CASTILLO
Valladolid

Los camioneros afrontan una crisis «nunca vista» con trayectos mensuales 1.800 euros más caros

Los acuerdos alcanzados entre Gobierno y patronal no convencen a los autónomos vallisoletanos que han parado

Sofía Fernández

Valladolid

Domingo, 27 de marzo 2022, 00:16

El cuentakilómetros del camión que han estrenado hace apenas quince días Ildefonso Fijo y Vanessa Diosdado está casi intacto, en el interior de su cabina aún están los plásticos que protegen cualquier rincón. En una situación normal ese reducido habitáculo sería su casa y su ... oficina durante al menos «16 horas diarias entre viaje en carretera y esperas en las cargas». Ya hubiera completado rutas por España, pero su nuevo camión, junto a otros tres más, espera aparcado de forma indefinida en un garaje del polígono de Santovenia. «Éste solo ha rodado en las dos marchas lentas a las que hemos asistido en Valladolid y así continuará, no pensamos movernos», explica la pareja que lleva ligada a la carretera más de media vida.

Publicidad

Ahora afrontan entre muchos gastos, una letra mensual de 3.133 euros por la nueva adquisición «que ha llegado en el peor momento y tras un año de espera». Realmente no saben cómo asumirán el gasto. «Nadie contaba con esta crisis, muchos han perdido la señal porque no pueden afrontar el pago y otros están poniendo sus camiones a la venta. Mucha gente va a quedar por el camino», comenta Ildefonso, 'Fonsi' como todos le conocen. Es hijo de transportistas y lleva 23 de sus 44 años en carretera. Pero nunca había vivido una situación similar. «La precariedad viene de lejos, pero es imposible seguir trabajando porque literalmente te cuesta dinero. Antes llenar el depósito suponía unos 900 euros, luego subió a 1.100 y ahora ronda los 1.500»,señala.

El encarecimiento del combustible, que en lo que va de año ha incrementado su valor un 33,4% alcanzando cifras nunca vistas, no les permite continuar. «Los camioneros están echando lo justo para hacer los viajes, eso no se había visto en la vida. Por eso, ha participado activamente en los actos de protesta organizados en Valladolid, en concentraciones y piquetes informativos y acudió este viernes a Madrid. «He salido los días que he podido porque Vanessa ha estado de hospitales», explica junto a su mujer que se recupera de las lesiones tras un grave accidente de moto. Aún así, casi sin poder andar ha sacado fuerzas para subir los cuatro empinados peldaños de la cabina del camión para explicar su situación.

«La precariedad viene de lejos, pero es imposible seguir trabajando porque literalmente te cuesta dinero»

«Merece la pena el esfuerzo», asegura Vanessa con varias facturas en la mano para retratar la situación que, como miles de transportistas autónomos o dueños de pequeñas empresas, sufren desde hace varios meses. «Estamos ahogados, no es posible continuar así. Seguimos pagando el Iva del gasoil al 21%, por mucho que diga la ministra que lo han reducido, que me diga dónde».

Publicidad

El acuerdo alcanzado entre el Gobierno y el Comité Nacional de Transporte por Carretera no les convence. «Se han sentado a negociar con las personas equivocadas, son los que se quedan el dinero antes de que llegue a los transportistas de base, no queremos parches, sino una solución a los fallos del sistema», explican.

Reducir los tiempos de carga, la jubilación a los sesenta, acabar con los falsos autónomos y eliminar los pagos a 90 días son algunas de sus peticiones. «Es muy común que te paguen con tres meses de retraso, ¿quién aguanta eso?», se preguntan Fonsi y Vanessa. Hacen cuentas para retratar la situación del sector. «Un recorrido medio mensual, unos 10.000 kilómetros, supone en facturación 1.800 euros más de lo que costaba hace cuatro meses. Eso sin contar gastos de mantenimiento y averías», que en su caso –con una flota de tres trailers que transporta desde textil a cereal– se traduce en 2.000 euros mensuales. «Y a eso hay que sumar, seguridad social, seguros y dietas, aunque muchos comemos latillas para ahorrar», afirman.

Publicidad

Llegaron a tener siete camiones y cuatro chóferes «pero en cinco años tuvimos que vender cuatro y ya solo conduce Fonsi», argumenta Vanessa, quien denuncia además la inseguridad en el sector para las mujeres. Lo ha palpado de primera mano. No lo olvida. Le robaron en Valencia y lo intentaron en Barcelona. Esos episodios unidos a la precariedad creciente en el sector hizo que lo dejase tras casi veinte años sobre ruedas. «Cogimos un bar hace 3 años, no pudimos elegir peor momento con la pandemia, pero no va mal», señala desde el camión.

22 días en el camión

Ponen cara a los miles de afectados por la crisis actual. «Nadie trabaja para perder dinero y si inviertes es para sacar beneficio, por eso pedimos que el Gobierno se siente a hablar con los verdaderos convocantes de este parón, la Plataforma en Defensa del Transporte», afirma su marido Fonsi, quien asegura que están «tirando de ahorros conseguidos a base de esfuerzo. Cuando hacíamos cargas por Europa hacíamos 22 días en el camión y pasábamos dos en casa, así durante meses». Cabe la posibilidad de que tenga que dejar aparcada su pasión, «pero quiero hacerlo como llegué cuando cogí la empresa familiar, con dignidad», asegura a la vez que agradece el apoyo de la sociedad. «La gente nos aplaude cuando salimos a las marchas. Lloré dentro de la cabina, esta vez notamos que están con nosotros y somos muchos más de lo que quieren hacer ver. Grandes hay cuatro y no tienen cojones a sujetar el país», finaliza Fonsi desde Santovenia y asegura que continuarán parados.

Publicidad

A treinta kilómetros de allí, en la empresa familiar de transporte Valdeleo ubicada en Valdestillas, idéntica situación. Juan Carlos Fernández sigue parado. «Si esto se demora en el tiempo y seguimos trabajando a pérdidas –aun con las medidas de descuento en el precio del gasoil aprobadas de abril a junio– tendremos que plantearnos despedir a la gente y no queremos, pero la situación aprieta», explica en referencia a sus nueve trabajadores. Tiene ocho camiones cuyos depósitos cuesta llenar 600 euros más cada uno. «Si la crisis del 2008 fue mala, esta será peor. No queremos ayudas prolongadas, queremos trabajar», asegura quien está secundando la huelga por convicción y por temor a correr riesgos. «Aunque está siendo pacífica no puedes exponerte a que pase algo, nuestros chóferes tampoco quieren salir», argumenta. De momento, no harán portes de madera, ladrillo o paja, pero no sabe por cuánto tiempo «desde las fábricas ya nos están apretando», asegura.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad