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Llegada la recuperación de la actividad tras la covid, un asunto ha cobrado protagonismo desde el punto de vista laboral: el desajuste existente entre los puestos de trabajo que buscan las empresas y la demanda de empleos que realizan los parados, así como la escasez ... de perfiles con las competencias adecuadas para cubrir las vacantes del mercado de trabajo local. En Castilla y León, donde hay 111.000 desempleados al cierre de mayo, existen a la vez 12.015 empleos vacantes, el 8,6% del total nacional, según datos del INE del cierre de 2022.
El Observatorio de las Ocupaciones del SEPE ha identificado los puestos de trabajo con dificultades de cobertura en Valladolid y cita hasta 40 ocupaciones; el 64% de ellas con una dificultad media y el 26% con dificultad alta. Entre las últimas están los chapistas y caldereros, conductores de camiones y trabajadores de la industria cárnica. También los fisioterapeutas, ingenieros y médicos de familia.
Uno de cada tres contratos firmados el año pasado (32,45%) fueron para trabajar en ocupaciones elementales, entre las que destacan peón de industria, de limpieza, agrícola, del transporte. Uno de cada cuatro (26,12%) tenían que ver con actividades de restauración o venta: camareros, vendedores o cocineros y uno de cada ocho (12%) como operadores de instalaciones.
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Laura Negro
Con el conocimiento de la tipología de la contratación, el Servicio Público Estatal de Empleo enumera las actividades económicas con mejores perspectivas de empleo en la provincia, entre las que se encuentran los servicios de información, programación, consultoría y otras actividades relacionadas con la informática; las actividades de construcción especializada; el almacenamiento y las actividades anexas al transporte; y la Administración Pública.
Destacan también las relacionadas con la educación y trabajo social (monitores de actividades recreativas, animadores comunitarios, profesionales del trabajo y la educación social), con el profesorado en general y en particular con el de educación infantil y el universitario; repartidores y vigilantes de seguridad, entre otras.
En el poscovid se ha reforzado la idea de que existe un fuerte desajuste entre la demanda y la oferta de empleo y, para calibrar sus razones, el SEPE ha sondeado a diferentes organizaciones. «Citaron dificultades por falta de competencias técnicas, o por falta de candidatos o por las condiciones laborales» como principales causas, a las que se añade la falta de competencias transversales.
Las ocupaciones que presentan mayor dificultad en su cobertura en Valladolid son las de chapista y calderero debido a que los candidatos carecen de formación en la actividad y les falta experiencia; conductores de camiones porque carecen de carnet profesional, CAP o tacógrafo digital; de ingenieros en electricidad a causa de su poca formación en motores y vehículos eléctricos; de ingenieros mecánicos por falta de preparación en motores térmicos baja emisión y de instaladores y reparadores de líneas eléctricas porque, simplemente, no hay candidatos formados en esta ocupación.
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Faltan matarifes y trabajadores de la industria cárnica debido a que no se conoce el manejo de herramientas de trabajo y ni las técnicas de limpieza del producto; técnicos en electricidad porque los candidatos no llegar a tener terminada la FP y las grandes fábricas contratan electricistas para operaciones básicas, lo que provoca escasez de demandantes; y albañiles porque hay pocos candidatos con experiencia y formación como oficial de primera, así como en prevención de riesgos.
Aunque el paro lleva meses de descensos encadenados, desde las empresas no dejan de advertir de que «siguen existiendo vacantes que no es posible cubrir». En este sentido, CEOE de Castilla y León considera que «resulta imprescindible promover un marco regulatorio flexible, seguro y previsible que priorice el mantenimiento y la creación de empleo, mejorando la empleabilidad de los desempleados para facilitar su activación e inserción» en un mercado laboral que dé «cobertura rápida a las necesidades que demanda el tejido productivo». Mientras, UGT y CC OO sostienen que las subidas decretadas por el Gobierno para el salario mínimo han puesto de manifiesto que las empresas abonan sueldos que desincentivan. En los convenios de Valladolid había hasta 94 categorías profesionales que con la última actualización del SMI se quedaban por debajo. Si no todas, la mayoría son las ocupaciones que el SEPE identifica como de difícil cobertura.
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