Valladolid
Una trabajadora del centro: «La situación ha estallado, el Zambrana es un polvorín»Valladolid
Una trabajadora del centro: «La situación ha estallado, el Zambrana es un polvorín»Una de las más de veinte personas que ocupa el puesto de educadora en el Zambrana y que se encuentra de baja laboral se ha animado a denunciar lo que sucede dentro de este centro menores de Valladolid. Esta educadora quiere mantener el anonimato por ... las particularidades de su trabajo, pero ofrece un testimonio en el que asegura que todos los diagnósticos de las bajas en su puesto, más de una veintena, «son de ansiedad reactiva por el estrés y la sobrecarga laboral. Terminamos con citas en salud mental, tratados por psicólogos y psiquiatras, medicados con ansiolíticos y antidepresivos. Somos gente que estaba sana, que no tomaba nada y ahora, por trabajo, hemos acabado así», explica.
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A ella esta situación le ha llevado a perder seis kilos y señala que otros dos educadores han tenido otras complicaciones. «Además de todo lo psicológico, se les ha somatizado con problemas de brotes de eccemas y urticaria por todo el cuerpo debido a la ansiedad y el estrés», relata. Esta mujer, delegada sindical de UGT, lleva 22 años trabajando en el Zambrana como educadora y asevera que el centro jamás ha tenido problemas tan serios como los que debe afrontar ahora. «Los educadores estamos maltratados por la administración y por la empresa. Es horrible ver cómo vamos cayendo. Gente sana, que ha bregado en mil situaciones duras, poco a poco va cayendo por la mala gestión del director, de la empresa y por los coordinadores del centro. Aquí hay gente adulta con mas de 15 años de antigüedad que es incapaz de contar su situación psicológica sin desmoronarse. Es muy frustrante y descorazonador», incide la trabajadora.
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La situación no solo se ha traducido en bajas, tal y como afirma, también ha llevado a empleados con un importante bagaje profesional a cambiar de profesión. «Trece personas han dejado el centro por otros trabajos diferentes y más de veinte se encuentran de baja», indica esta educadora, que ofrece un diagnóstico sobre las causas que han originado esta situación. «El cambio en la dirección del centro y en el sistema educativo ha acrecentado los incidentes y las agresiones debido a la pérdida de autoridad de los equipos educativos», sentencia esta empleada en el Zambrana, quien indica que «la inspección de trabajo es conocedora. Lo último que hemos hecho ha sido escribir al Procurador del Común y seguiremos intentando que alguna institución nos haga caso», señala con una mezcla de rabia e impotencia.
Por su parte, la Junta centra el diagnóstico de las causas de este problema en el «cambio de perfil de los menores y en el aumento de la ocupación en 2023». No obstante, esta delegada de UGT, afirma que la licitación actual permite un incremento de plantilla asociado al aumento de menores en el centro que no se ha llevado a efecto y niega que los internos sean diferentes a los de hace años.
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«Dicen que los chavales son ahora más peligrosos y no es verdad. Los chavales son los que son y con eso contamos. Lo que ha cambiado ha sido la gestión y dirección del centro», asegura.
El incremento de la conflictividad en el Zambraba durante 2023 eleva a cerca de una treintena la media de expedientes sancionadores tramitados al mes, pero ese no ha sido el único problema que han tenido que gestionar los trabajadores, según esta trabajadora de la empresa concesionaria.
«Uno de los problemas principales que hemos tenido ha sido el maltrato que hemos sufrido, no solo por parte de los internos en las agresiones, sino por parte de las instituciones y de la propia empresa, que se ha dedicado a sobrecargar a las personas de mayor antigüedad hasta que no hemos podido más», apunta para recalcar que todos estos problemas afectan también negativamente a los internos y al objetivo final de reinserción.
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«Los educadores necesitamos estabilidad para trabajar con los chavales y no la hemos tenido. Nos han cambiado continuamente de internos y de compañeros de trabajo y esto ha revertido en la intervención que tenemos con los chicos. Ellos se merecen también algo más», concluye esta mujer, que ha conocido tiempos mejores en su centro de trabajo. «Nadie entiende cómo el mejor centro de España, que era un referente y al que venían de otras comunidades a vernos trabajar, se ha echado a perder en tan poco tiempo», concluye.
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