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Asegura que le «abruma un poco» pasar por delante de la placa-homenaje con su nombre colocada en la puerta de las oficinas donde trabaja. ... Se la pusieron el otro día. Entre aplausos y elogios. «Entro a las ocho menos cuarto y verme ahí reflejado me estresa ya a esa hora», dice.
Borja Lara no ficha. Nunca lo ha hecho, según confiesa este hincha del Athletic de Bilbao, con permiso de su Pucela, al que le cautivó el mismo rojiblanco de la camiseta que se calzaba en el San José. Su afición por el equipo vizcaíno, recuerda, se ratificó tras la foto que su padre le hizo de niño con Iribar.
Él trabaja casi todo el rato. Lo mismo haciendo números, números y papeleo a manta, que gestionando con los suyos la logística de vallas y megafonía a pie de pista para una competición. «Es que esos detalles son los más importantes para que todo funcione», afirma convencido. Lleva así los cerca de 37 años que acumula al frente de la gestión del Deporte de la ciudad como gerente de la Fundación Municipal. No presume él. Lo corroboran sus jefes.
«Conmigo se enfadaron una vez porque dije que con Borja no hacía falta concejal, yo no tomaba ninguna decisión sin consultarle», desvela León de la Riva, quien confirma que en su momento le ofreció el puesto de edil.
«No, yo en política, nada; ya les tengo cerca a ellos y con eso te vale; significa encuadrarse en una ideología y eso no me ha llamado nunca la atención, soy un poco verso libre», responde ahora el aludido. «Serio, súper trabajador, ejecutivo, solucionador, práctico, discreto... dedicado en cuerpo y alma; de esas personas que se hacen imprescindibles, que no entienden de horarios ni de festivos», le describe Óscar Puente.
Con cuatro alcaldes ha trabajado –empezó con Bolaños y culmina con Carnero– y los cuatro lo han tenido en sus oraciones. «Cuando entré el 2 de enero de 1989 ya me dijo mi antecesor, Fernando Alonso, que esto era duro, yo no me lo creía, pero era así», rememora el centrocampista del Real Valladolid (1976-1982) y exprofesor de Economía y Hacienda en la Facultad de Derecho, que en unas semanas pasará a la condición de jubilado.
Recalca Borja Lara (Valladolid, 1959, casado, tres hijos y abuelo) que él ha tenido siempre un objetivo en la gestión: el equilibrio en el crecimiento. Y recuerda: «yo cogí esta fundación con una piscina cubierta y tenemos siete, había cuatro pabellones y tenemos 23... Un presupuesto entonces en pesetas que serían un millón y medio de euros y ahora gestionamos casi 17, ha cambiado enormemente esta casa», subraya. «Con recursos escasos, hay que ayudar a todos; si no crecemos juntos, no crecemos deportivamente. Creo que, de alguna manera, lo hemos logrado», considera este fumador de paquete diario de Ducados, quien susurra, sin mucho convencimiento, que «igual» ahora que bajará el nivel de estrés lo deja.
La línea de este futbolista, al que una gravísima lesión en los ligamentos cruzados de su rodilla derecha, tres operaciones mediante, le apartó de un césped donde llegó a apuntar hasta al Real Madrid, ha sido clara. Leal a los que mandaban, ha defendido ante ellos una máxima: repartir juego, lo mismo que hacía en el campo. «Las instalaciones deportivas son muy caras. Y yo he sido más partidario siempre de ir localizando en diferentes barrios pabellones un poco funcionales, estándar para competiciones regionales e incluso nacionales, pero esto le da una riqueza mayor deportivamente hablando al conjunto de la ciudad», expone este aficionado al ciclismo. «Donde esté una buena etapa del Tour o del Giro...».
Que al estadio José Zorrilla le hace falta una vuelta importante, «por supuesto». Y también a su equipo. «Me gustaría que el Real Valladolid se quedara en Valladolid, que el capital fuera suscrito por vallisoletanos, porque es una garantía de identidad de la ciudad. El Athletic es una institución en Bilbao y eso debería inspirar el Real Valladolid aquí», defiende.
Pero admite que está «difícil». «A esta ciudad le pasa también con el deporte, no tiene orgullo de la potencia deportiva que es, pues tampoco tiene orgullo con el Real Valladolid. Y también el equipo vive un poco a espaldas del resto del fútbol local. En fin, hay una serie de factores que habría que corregir», lamenta.
Los que han trabajado a su lado saben que Lara va por derecho. Siempre discreto, pero claro en su posición. Y que su implicación y conocimientos son «indiscutibles». Incide en ello Alberto Bustos. «Destaca por su empatía y capacidad para ponerse en el lugar de los demás, para comprender mejor sus necesidades en un mundo tan amplio y diverso como el deporte», recalca el exconcejal de Toma la Palabra. Y añade otra virtud: «baja al barro, se remanga sin que jamás se le hayan caído los anillos; ¡cuántas instalaciones de barrio hemos recorrido!, ¡cuántas veces hemos ayudado a cargar una furgoneta o a poner vallas para un evento!; él con su cigarro, eso no tiene remedio, y ambos con dolor en las rodillas, pero gozando de ese ambiente sano», recuerda.
La exaltleta y actual concejala del área Mayte Martínez abunda en su compromiso. «Para mí es un privilegio haberle conocido, creo que es un trabajador infatigable y un profesional como la copa de un pino», resume. La edil pone el énfasis en el empeño de Lara porque no solo los equipos de elite tuvieran apoyo. «Siempre ha buscado que todos los deportes tuvieran su representación, darles visibilidad; algo que admiro de él es su serenidad y templanza ante las adversidades», añade.
Se va Borja Lara por la puerta grande –«yo hubiera preferido la lateral»– a tenor de las consultas hechas por El Norte y también con algo de vértigo ante la jubilación. «Las horas que he metido son muchas, pero nunca me ha preocupado, porque el trabajo me ha gustado mucho; ahora tendré que salir pronto de casa y buscarme una ocupación; lo echaré de menos necesariamente, porque te levantas y dices: '¿y ahora qué expediente tengo que tramitar? o ¿qué competición tengo que ir a ver?, ¿habrán pensado en las vallas?'...»
Le espera una familia con unos nietos a los que ha visto más bien poco. «Ahora que pase el siguiente, yo le ayudaré en todo lo que me pida, porque esta casa la tengo un poco como mía y prestaré toda la colaboración que sea necesaria», recalca este funcionario comprometido con lo público que se va «muy agradecido» a los que han confiado en él, a sus compañeros y al mundo del deporte de su ciudad.
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