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Caos, protestas de los trabajadores, visitas de la Policía e intentos de regular la actividad a medida que subía el tono de las protestas han protagonizado la jornada laboral en las docenas de teleoperadoras ('call centers') que funcionan en la periferia de Valladolid. Docenas de trabajadores han llegado a realizar grupos de whatsaap para transmitirse noticias y advertir del incumplimiento de las medidas de higiene y seguridad establecidas por las normas de estado de alarma ante el coronavirus.
En las fotos que circulaban desde primera hora, las aglomeraciones de trabajadores mostraban lo evidente. «No se están respetando las distancias de seguridad, a veces ni siquiera hay un metro. No hay geles ni jabones explica» Elisabeth, trabajadora de Grupo V3. «Estamos hacinados en el comedor, los guantes los traemos de casa. Hemos llamado repetidamente a la Policía y a Inspección de Trabajo», completa María, empleada en Konecta.
Sus representantes sindicales, como Ulises Pérez (CGT) denuncian «nerviosismo y drama en los pasillos. Hay gente que se ha negado a trabajar. Los únicos que tienen permiso retribuido son las embarazadas y enfermos. A los demás se les 'invita' a pedirse vacaciones o excedencias sin sueldo». En grabaciones distribuidas por los operarios se oye a supervisores instándoles, casi a gritos, a que se cojan vacaciones.
También el sindicato CSIF anunció que «emprenderemos acciones legales» contra la empresa Konecta «si no toma medidas adecuadas». Su delegado, Enrique Hernández, asegura que la empresa «incumple su compromiso previo de tomar todas las precauciones». Además cuestiona que la labor de los 'callcenter' «deba considerarse servicio esencial». Un amplio grupo de empleados consultados recuerdan que trabajan en turnos de «cientos de personas que se relevan y comparten sillas, cascos y material. Si cae uno, caemos todos».
Consejos y recomendaciones
Fuentes de los trabajadores han confirmado visitas policiales al menos a tres centros de trabajo. Un par de estos negocios han optado por cerrar sus instalaciones. En los polígonos de la ciudad y poblaciones limítrofes hay docenas de locales en los que trabajan varios miles de personas. Según datos mercantiles, hay al menos 200 empresas registradas en la provincia vinculadas a las teleoperadoras.
La dirección de Konecta, donde trabajan unas 1.500 personas se negó inicialmente a ofrecer su punto de vista. Posteriormente, un portavoz de la sociedad aseguró que las protestas «solo pretendían desestabilizar» y que «estamos tomando las medidas a nuestro alcance para responder con diligencia a un reto que es global». Esta misma fuente insistió en que «han sido la propias administraciones las que nos reclaman servicios y lo estamos haciendo en tiempo récord».
Konecta opera uno de los mayores centros de teletrabajo. Su cliente exclusivo es Vodafone y atiende las necesidades de ayuntamientos, bomberos, policías y equipos de protección civil. Por último, desde Konecta insisten en que «actualizamos protocolos pero trabajamos para defender el servicio y el empleo al máximo».
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