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El encuentro fue por casualidad y tuvo lugar el 24 de marzo, cuando Eduardo Aranda, padre del joven Alejandro, desaparecido en Valladolid desde un día ... antes, se subió al taxi de Javier Salinas. Le dijo que le llevara hasta la comisaría, pero durante el trayecto le indicó, hasta en dos ocasiones, que fuera lo más lento posible. Sin que Salinas lo supiera, Eduardo quería aprovechar el recorrido para ir fijándose en todas las personas que se encontraban en la calle. Fue entonces cuando le dijo que iba hasta dependencias de la Policía Nacional para denunciar la desaparición de su hijo. «Me dejó impactado y sensibilizado», ha agregado este miércoles el taxista vallisoletano con más de quince años de experiencia.
Tras bajarse en la comisaría, padre y taxista se intercambiaron los teléfonos, si bien Salinas, por la tarde de ese 24 de marzo, le preguntó si había avanzado en la búsqueda. La respuesta fue negativa. «Te cuentan que son de Zaragoza, que Alejandro había venido trabajado por trabajo... Te pones en su situación y dices 'estas personas no conocen la ciudad, no tienen nada y se han venido con lo puesto'», ha rememorado el taxista.
Continuaron hablando y al día siguiente Eduardo volvió a necesitar otro taxi. «Desde entonces me volqué con ellos», ha proseguido sobre una colaboración que mantiene en estos diez días de búsquedas, cuyo taxímetro ha estado siempre apagado.
Les ha trasladado hasta las batidas iniciadas en Laguna o cada vez que una llamada de la ciudadanía alertaba de un posible avistamiento en la capital o el alfoz del joven zaragozano. «Compatibilizo el trabajo con esa ayuda. Es mucho más sencillo para ellos si van con alguien que conoce la ciudad», ha reiterado.
Desde el primer momento, Javier Salinas ha empatizado con la familia de Alejandro. Ha sido uno más en la pegada de carteles o en cada viaje que han necesitado Eduardo o Isabel (hermana de Alejandro). «Hemos entablado amistad. Son gente maravillosa», ha subrayado sobre unos hechos que hace sin cobrar nada. «Estoy haciendo algo que me gustaría que hicieran conmigo si estuviera en su situación. Es verdad que hay gastos como la gasolina, pero ya hemos acordado que cuando pase todo esto y encontremos a Alejandro nos comeremos un buen lechazo», ha continuado.
Porque Javier Salinas lo tiene claro y apunta que seguirá con esta labor altruista hasta que se dé con el paradero de Alejandro. «Hasta que haga falta. Esperemos que sea poco tiempo porque lo encontremos cuanto antes», ha concluido.
La labor del taxista es una más dentro de la ola de solidaridad que se ha encontrado la familia de Alejandro en Valladolid. Son precisamente el padre y la hermana los que agradecen todas las acciones de ayuda que están recibiendo. A Javier Salinas se suma el hotel Olid, que les ha impreso «innumerables carteles», o allá por cada rincón por el que pasan en Valladolid y les proporcionan ayuda. Ya sea en establecimientos hosteleros o en copisterías de la capital. «El bar Timanfaya de Laguna dio de comer a mucha gente el día de las batidas. Estamos muy agradecidos. Al igual que con el alcalde de Valladolid, el subdelegado del Gobierno y el alcalde y concejales de Laguna. Se nos olvidará alguien, a los que pedimos perdón», han manifestado en la mañana de este miércoles, junto a la estación, Eduardo e Isabel Aranda.
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