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El agente José Carlos Lázaro, especialista en delitos tecnológicos de la Guardia Civil de Valladolid. José C. Castillo

Timos en Valladolid: de 50.000 euros estafados en criptomonedas a la estampita resucitada

Delitos ·

La Guardia Civil alerta en las redes sociales del incremento exponencial de las ciberestafas y la vuelta de los engaños clásicos al medio rural

Domingo, 25 de junio 2023, 12:17

«Correos. El paquete ha llegado al almacén y no puede ser entregado debido a la información incompleta de la dirección. Por favor, confirme su dirección en el enlace http://espost.guzzg.com Copie y enlace a su navegador y ábralo. Equipo de Correos» Este SMS y muchos parecidos, bombardeados en campañas masivas, y que llegan al teléfono móvil del usuario «casualmente» cuando está esperando algún envío, es el ejemplo de una de las ciberestafas más frecuentes. Y no dejan de ser muy rentables para los delincuentes. Cualquiera puede caer, aunque buena parte de sus víctimas son gente mayor, la menos familiarizada con el universo digital. «Siempre hay alguien que pica y ellos lo saben, cuentan con eso», indica José Carlos Lázaro, especialista en delitos tecnológicos de la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Valladolid. No tirar directamente a la papelera del móvil estos mensajes puede salir muy caro. «Si pinchas en el enlace ya no hay vuelta atrás», subraya, así que recomienda «pararse y reflexionar unos segundos antes de dar un clic a la ligera«.

El 90% de las denuncias por estafa que llegan a la Guardia Civil «y que son la punta del iceberg, porque muchos de estos casos no nos llegan por vergüenzade la víctima o porque las cuantías estafadas son relativamente pequeñas», apunta el especialista, ocurren por Internet, que ampara el anonimato y dificulta a los investigadores el rastreo de delincuentes sin rostro, que saltan de servidor en servidor y suelen salir impunes. Las variantes de estos nuevos timos son muchas y cada vez más imaginativas: la del hijo en apuros, el bizum equivocado o las maletas perdidas. Por debajo de todas ellas está el dominio, por parte de estas organizaciones criminales, de la «ingeniería social» para lograr el objetivo de confundir a su víctima y lucrarse a su costa. Y para conseguirlo no se cortan en pulsar las teclas del miedo y aprovecharse del instinto natural de proteger el ser querido. «Se pasó del secuestro virtual mediante llamadas telefónicas, a los enlaces y los mensajes de alerta SMS».

Incide Lázaro en que hay que poner el foco principalmente en alertar a las personas mayores «porque los ciberdelincuentes se aprovechan de su desconocimiento de las nuevas tecnologías. Hay que desconfiar, de entrada, si en los mensajes piden un rescate o si llega un whatsapp en el que el hijo dice que se le ha estropeado el móvil y pide que le transfieran dinero a otro número de teléfono que no es el suyo».

¿Cuál es la principal recomendación que hace para no caer en la trampa de estos ciberdelincuentes? «Deben predominar la desconfianza y el sentido común. Si se recibe un mensaje de este tipo, no ceder a la curiosidad y hacer clic inmediatamente en el enlace, sino consultar con un tercero o realizar una búsqueda previa». Lo más seguro: tirarlo sin abrir directamente a la papelera.

Ojo este verano con las pegatinas de los códigos QR en terrazas y chiringuitos: los delincuentes pueden sustituirlas y, cuando se escanean, te limpian la cuenta

Las estafas, en esencia, son los mismos perros con distintos collares: parten del engaño y, en muchos casos, los timadores aprovechan la avaricia del otro o la búsqueda de gangas para lucrarse de forma ilícita. Lo que ha cambiado es el vehículo para tramarlas, que resulta bastante menos arriesgado para los delincuentes. Aunque, últimamente, se está detectando por la Guardia Civil la reedición de los grandes clásicos de la picaresca española, como la estampita o el tocomocho. Tanto es así, que la Guardia Civil alerta a la población en su cuenta de Twitter sobre la resurrección de estos clásicos revisados que inmortalizaron en el cine Lina Morgan y Toni Leblanc.

El timo del tocomocho

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Un estafador aborda a la víctima diciéndole que tiene un billete de lotería premiado pero que no puede cobrarlo personalmente.

El estafador se ofrece a venderle el billete por menos dinero del que corresponde al premio para que la víctima se quede con la diferencia cuando lo cobre.

Aparece un segundo estafador, el gancho, simulando que comprueba la autenticidad del premio llevando consigo un listado de billetes premiados.

Tras comprar el billete, la víctima va a cobrar a la ventanilla de la administración y comprueba que el boleto es falso.

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El timo de la estampita

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El estafador se acerca a la víctima fingiendo tener problemas mentales y portando un sobre con billetes al que no da importancia.

Después llega el gancho, otro estafador, y le propone engañar el primero comprándole las estampitas para luego repartirse el botín.

La víctima se presta al engaño y paga con su dinero para conseguir el sobre.

Cuando la víctima abre el sobre descubre que los billetes son recortes de papel. En ese momento los estafadores ya han desaparecido.

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El timo del santero

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Captan a personas con problemas, ya sean físicos o mentales, que creen en lo sobrenatural.

Les manipulan haciéndoles creer que son el remedio para dichos problemas y consiguen datos personales, como el nombre y DNI o información financiera.

Después, les piden dinero y joyas para poder sufragar los gastos del tratamiento espiritual alegando viajes y compra de objetos de santería imprescindibles para la curación.

Cuando han sacado el suficiente beneficio de una o varias personas, desaparecen quedándose con el botín.

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El perfil de las víctimas

Los estafadores buscan a personas mayores que se encuentran solas en parques o zonas de paseo y que se eligen de antemano al considerarlas «presas fáciles».

Identificar a los estafadores tras los timos es complicado ya que las víctimas son personas que se sienten confusas y en estado de shock o tienen sus capacidades cognitivas mermadas por la edad y ni siquiera recuerdan bien como eran físicamente las personas que les robaron.

Recomendaciones

Especialmente a las personas de edad avanzada, que desconfíen de quienes se acerquen a ellos en la vía pública manifestando haber sido agraciados con un premio de lotería o exhibiendo una gran cantidad de dinero, y que den aviso inmediato a la policía.

En el siglo XXI, los investigadores catalogan entre los timos de corte clásico el conocido como abrazo cariñoso, a pesar de que los primeros casos se detectaron por los pueblos de Valladolid hace poco más de una década. Es el más numeroso, genera mucha desazón e inseguridad entre los vecinos y suele estar ejecutado por bandas itinerantes cuyos integrantes son oriundos de Europa del Este, que dan el golpe y se van, desapareciendo en las grandes ciudades. «En realidad ejecutan una técnica de hurto al descuido», explica el agente Lázaro. Se acercan con amabilidad con la excusa de estar buscando una farmacia o una dirección y cuando se la facilitan, le abrazan como una aparente muestra de enorme agradecimiento, sin darse cuenta de que mientras tanto le han despojado de todas las joyas que llevaba encima. Si no les sale bien lo de la farmacia, se las arreglan para entrar en casa pidiendo un vaso de agua. Mientras uno distrae a la víctima, otros se introducen por las habitaciones de la vivienda y arramplan rápidamente con el dinero y los pequeños objetos de valor que estén a la vista.

También hay 'especialidades' de temporada, como ocurre con los falsos anuncios de alquiler o compra de apartamentos de vacaciones. Ojo este verano con los códigos QR estampados en las mesas de terrazas y chiringuitos playeros, un sistema que proliferó a raíz de la pandemia de coronavirus. Mejor pedir la carta impresa porque, explica el agente, «cualquier delincuente puede sustituirlos por su propia pegatina que, cuando se escanea con el móvil, abre un enlace que puede instalar un virus a partir del cual te limpian la cuenta bancaria, te roban credenciales y tarjetas».

Destaca la Guardia Civil que en el último año se están detectando en Valladolid dos 'picos' en la categoría de las ciberestafas: las relacionadas con las finanzas virtuales, las inversiones en criptomonedas en el caso de particulares, y las falsas facturas a proveedores y correos electrónicos, si se trata de las empresas. Hace apenas 15 días que un vecino de una localidad del alfoz denunciaba en el puesto de Benemérita que había sido víctima de una falsa inversión mezclada con un engaño amoroso, todo a través de la Red. El denunciante nunca conoció en persona a la representante de la empresa de inversiones en criptomonedas que se ganó su confianza y le sedujo para que invirtiera su dinero. Animado por el supuesto beneficio que estaba obteniendo con su inversión inicial, pidió préstamos para ampliar su margen de beneficios pero lo único real es que le limpiaron sus ahorros: 150.000 euros. Lo peor es que también se lo recomendó a su entorno.

«Son auténticos manipuladores psicológicos. Montan falsos programas que simulan la inversión, le dicen a la víctima que ha invertido cien y ha ganado doscientos, este pide préstamos para ganar más, le convencen de que tiene que pagar una serie de impuestos para garantizarse el beneficio... Acceden directamente a su equipo instalando un software desde el que realizan las transferencias de dinero, que no vuelve a ver», detalla el especialista en cibercrimen de la Policía Judicial. «Al final es un entramado enorme en el que lo único real es la deuda de la persona a la que han esquilmado sus ahorros». ¿La moraleja de esta historia? «Pues aplicarse el antiguo refrán castellano: recordar que nadie da duros a cuatro pesetas», concluye.

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