Luis Miguel Martínez Silván es uno de los vallisoletanos que solicitaron formalmente ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEMP) que se reconociera su creación y le atribuyeran todos los derechos por su invento para luchar contra el coronavirus. Estaba en el ... trabajo, se le empañaban las gafas y comenzó a «dar vueltas y pensar» qué podía hacer para evitar que los cristales se le 'inundaran' de vaho y le dificultaran la visión. «Como a todo el mundo que tiene gafas, sobre todo con estas temperaturas gélidas, empiezan a empañarse y es horroroso. No podía ser que estuviéramos condicionados por eso porque la mascarilla, por desgracia, ha llegado para quedarse un tiempo, así que fruto del aburrimiento por el confinamiento, me puse a idear cosas que pudieran evitar que el aire subiera para arriba de las lentes», comenta.
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Es un aparato reutilizable, y su vida útil está condicionada por «el trato y cuidado que se le dé». Hasta el momento, este vallisoletano lo produce en su casa, aunque no esconde su deseo de que, un día, pueda crearse a nivel industrial. «Me gustaría que pudiera llevarse a cabo, pero ni tengo tiempo ni he encontrado a nadie interesado en ello», incide, al tiempo que recalca que, llegado el caso, «saldría muy barato, por céntimos». «A mí los materiales pueden costarme unos euros, pero sobre todo ese coste es por el tiempo, que lleva mucho, pero también creo que sería muy útil para la gente», añade.
El de Luis Miguel Martínez es tan solo un ejemplo, pero lo cierto –y así lo avalan las cifras– es que el encierro obligatorio destapó la imaginación de los castellanos y leoneses, especialmente en lo referido a protegerse de un hipotético contagio. Un curioso túnel de higienización patentado en Segovia o una práctica mascarilla sin cordones registrada por un palentino.. Son numerosas las invenciones en este sentido. En Burgos, sin ir más lejos, se registró una pulsera para el control y monitorización de la temperatura corporal. En Salamanca, una muñequera desinfectante con mecanismo de sujeción e inyección. En León, un dispositivo de control de aforo en los locales o, en Ávila, una máscara reutilizable con filtro desechable.
La idea le surgió mientras trabajaba. José Miguel Tirado Mediavilla, vecino de Baños de Cerrato, perteneciente al municipio palentino de Venta de Baños, «no aguantaba» la marca que le dejaban los cordones de sujeción de las mascarillas.
Dice el segoviano Fernando Fuentenebro que siempre soñó con que «algún día inventaría algo que salvara vidas». Lo que «nunca» se imaginó es que llegaría una pandemia para poder tachar ese objetivo de su lista de 'deseos'.
Alberto Fiz es un conocido empresario salmantino y responsable de prevención de riesgos laborales en la patronal CEOE-Cepyme que tiene, entre sus inquietudes, desarrollar ideas innovadoras para convertirlas en patentes.
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